."Lejanía".

1 comentarios viernes, 30 de marzo de 2012
Cuando te amo no tengo razón. Cuando no tengo razón, no pienso. Cuando no pienso, soy vulnerable a su amor. Cuando soy vulnerable me detesto, pero me dejo llevar. Cuando me dejo llevar sos la hermosa culpable, feliz. Cuando te veo feliz, lo soy. Cuando lo soy no me reconozco, mejorado por tu amor. Cuando dejo de pensar, empiezo a conocerte. Cuando empiezo a conocerte, me ayudás a conocerme. Cuando llegue el dia, no se hará nunca de noche. Cuando de noche te sueño envidio a mis sueños. Ellos te ven cuando yo no te veo.
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."Me acaricia".

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Ojalá lo hubieran visto. Era un gran cerro tapizado de pequeñas flores blancas, mezcladas con las matas verdes del suelo, en perfecto desorden cultivado por el destino. Parecía haber una huella para no pisar nada de esa especie de cuadro pintado del que uno era protagonista. Fui mirando a mi alrededor y las flores eran como un colchón formando una sola superficie, de un lado y del otro de mi. En la cima del cerro el sol me encandiló y miré hacia un costado. Y había, entre todas, una Flor. Especial. Luminosa. Rebelde. Sensible. Dolida. Deseable. Generosa. Hermosamente terca. Inocente. Presente. Y la vi para que me viera. En aquel cerro tapizado de pequeñas flores blancas ella vio a alguien en un camino, a alguien que la quiere por sobre todas. Me eligió, no la elegí. Y soy desde ahí, también ella en ese cerro. Ojalá lo hubieran visto.
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."Mi espera".

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Una botella al mar con un mensaje que dice “Dame tiempo”. Una mujer que ve alejarse en las olas su pedido y reza para que llegue. Y yo, en el otro lado del mundo miro el mar extrañándote, caminando en la orilla y oyendo al viento. Se hace de noche, me voy a ir. Y en el mar veo un mensaje. Lloro, escribo y lo devuelvo al agua. Puse “Yo quiero ser tu tiempo”.
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."Sueño realidad".

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Hay peligro en mis sueños, en mis ganas de crear todo lo que has creado. En mis defectos, empujados a ser cada vez más visibles ante vos. En el tiempo, hay peligro. Todo el que pasó y convirtió en comodidad lo que hice y hago. En la esperanza, cobijada en las alturas que dan la seguridad y la paciencia. En mirarte, sólo deseando lo pienses. En mi cierta espera tensa, vanidosa, egoista, dolida, que no te merecías pero es fruto de la soledad mal querida. Todo eso es peligro en mis sueños: y tiemblo si me decís que ya no lo seremos, porque hoy al final sos real. Y te beso.
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."Allá estás, nena".

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El horizonte es una línea infinita cuando me pongo a mirar y pensarte en ella. Lugar donde el cielo y cierto mar incierto dicen que se juntan. Pero quisiera alguna vez dejar de mirarlo para sólo tenerte cerca y te lo voy a confesar, total no nos escucha nadie: una vez intenté llegar al final de la línea del horizonte. No lo hice nadando, ni con un barco, ni con un avión. Hará tres semanas intenté llegar empujado por mi alma hacia la tuya. Y grande fue la sorpresa: en el agua estabas reflejada, imitando a la luna en su belleza. Me fui con mi alma sin hacer ruido. Cerca de la línea infinita que sé, ahora es tuya en mi horizonte.
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"Musa inspiradora" -Cuento corto-

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Junté todos los textos que eran dedicados. Los uní a mi destino, que fue la idea cuando pasaron de la mente a la tinta. Ahí hay sueños, posibilidades, realidades frustrantes, deseos, mucho amor. Muchas preguntas, que caen de maduras y sin respuestas. Dejé los textos arriba de una mesa, ordenados por fecha. Quería sorprenderla y entonces los puse envueltos en una seda transparente, que casi no tuve que atar, de tan suave. Dejé abierta mi ventana en pleno otoño y la puerta cerrada para que el viento no lo haga después. Apagué la luz y me acosté mirando hacia la mesa. Pasaron tres horas y me dormí, pensándola como todos los días. Lo sé de buena fuente: en medio de la noche las cortinas se movieron y no era el viento. Ella entró y me miró, como un herido de amor cansado, entregado. Fue a la mesa y con dos dedos desató la seda, que dejó ver todos mis textos dedicados. Ella los tomó y los apretó fuerte en su pecho, como quien recibe un regalo del alma y para el alma. Se acercó para verme, respiró conmigo y me dio un beso de sueño. En sueños. Y me despertó. Vi alguien que se iba, vi mi mesa vacía. Sentí pero no la vi. Mi musa inspiradora se fue diciéndome que vuelve. Que desde mi corazón siempre vuelve a buscar más textos dedicados.
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."Color alma".

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Una voz que oigo entre muchas, un darme vuelta buscando su rostro. Un deseo de encontrarla para saber quién es. Una profundidad color alma, que me rebota la respuesta y me obliga a irme. Pienso en mi, en el egoísmo que como un favor a veces pongo en lo alto. Pienso en vos, ilusionada en no dar ilusiones de luces. Ya no respondemos a lo que parece, sino a lo que lo merece. Tengo tu mano sobre mi mano. Y tengo miedo a la respuesta. Entrás y salís de mi corazón, y el viento me desparrama las hojas de amor escritas, arriba de la mesa. Por favor, cuidame.
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."A veces cuesta".

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Hace meses que no distingo la paciencia de la espera que me han pedido. Si son lo mismo, si una contiene a la otra, si las dos optan por quererme y en el abrazo no dejarme salir. A veces las pierdo y quiero vivir sin ellas, pero están impuestas, otra voz les ordenó vigilarme. Para que no cometa el error de querer hacer realidad lo que me pasa, apuntando a la nada sin armas ni objetivo. No se persigue un sueño cuando hay una sensación que oprime, cuando no se depende de mis errores, sino de alguien que los ve para evaluar, delante de mis cosas buenas. La espera tiene rostro, la paciencia es la que no se ve. Paciencia y espera. Cuando me canse, si sucede, me iré con dolor sabiendo cuál es la diferencia.
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"Acto reflejo" -Cuento corto-

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No puedo dejar de hablar solo, estando solo. En voz alta elijo una situación y la planteo, la repaso, digo mis dudas con fluidez, descarnadamente a veces. Soy muy claro conmigo, no me doy tiempos y suelo castigarme. Más de una vez sin embargo logré en voz alta apaciguar una pena hecha problema, o un problema hecho dolor, porque me sirve para darme cuenta dónde estoy y qué hago. Y eso me pasó ayer. Hablé en voz alta, con las paredes que rebotaban mis palabras y mis pesares. Y vuelve el sonido a mi, esperando la respuesta que pido. Ayer ocurrió: pregunté qué tan importante soy para alguien y me respondi en silencio. Fui a la computadora, la prendi y aun no sé la respuesta, aunque supongo está en el final de este texto. Las respuestas están colgadas en los silencios, no en las palabras, y las busco ahí. Tendemos a poner nuestros temas tan en el medio del camino, que nos tapan el horizonte. A veces siento que freno antes de ver al obstáculo, como un cómplice. En silencio. Por eso en silencio busco respuestas. Y al final sí: piensa en mi. Me di cuenta ayer. Cuando no pude dejar de hablar solo, estando solo.
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."En tus manos, de vez en cuando".

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Tengo un montón de afecto guardado en aquella caja que vos ves allá. Nunca la abrí, porque me manejo con la cortesía de los que hacen algo y siento que no necesito más que la formalidad. Pero te dejé llegar hasta acá, y esa es la caja. Son mis razones, son mis miedos, son aquellas cosas que derribaste con astucia, para ponerte a la par y cambiarme. Estoy sintiendo que sos un poco yo. La piel se pone tensa, las emociones no parecen mias porque ya no tengo control ni puedo pensar. ¿Qué hago sin pensar?. Busco la respuesta en mis ganas de abrazarte y sentirme abrazado. Allá está la caja. Es tuya. Me acerco con vos y lentamente, como hago todo yo, te pongo la mano en el hombro. Para acariciarte, para no caerme. Para que seas vos, de una vez, la que tengas al amor que ahora ya no guardo.
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."No sé, no sé".

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A veces quiero ser testigo de lo que nunca ha ocurrido con vos. A veces pruebo enojarme con ira, para demostrarte que te amo detrás de mi enojo, y lo notes. A veces creo un mundo en donde es intocable el verbo querer, conjugado en nuestros corazones. A veces, sólo a veces, pienso en que no estás, o que escondida jugás a que te encuentre en el medio de nosotros. A veces te veo aunque estés lejos, preparada para seguir tu vida sin que te la interrumpa con mis sueños. A veces descreo del futuro, porque mi presente es un montón de deseos que no puedo transmitirte. A veces pienso que no será posible. A veces sostengo mi Fe respirando con los ojos cerrados, soñando que es al mismo tiempo que vos. A veces creo que sos toda mi vida. Y a veces creo que ya es tuya.
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"El dia de descanso" -Cuento corto-

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El sol tiene cuatro puertas, custodiadas por Ángeles. Ellos no se queman. Porque el sol irradia hacia afuera su calor y no hacia adentro, entonces se vuelve un lugar habitable. Pero allí no hay nadie, los cuatro Ángeles se divierten porque la tarea de custodiar un lugar solitario los aburre. A veces se arremangan y juegan al fútbol o al básquet, un dos contra dos. Una noche, la séptima del mes de abril, un ruido en la reja de la segunda puerta sobresalta al Ángel custodio. Se levanta sin vestirse porque siempre lo está, y va hacia ahí. Ve a un hombre con las dos manos intentando abrir el candado de la reja. El Ángel le dice ¿qué está haciendo?. “Quiero entrar, soy un Ángel”. Ambos se miraron desconfiados de arriba hacia abajo pero lo eran. Se saludaron y el nuevo visitante le pidió entrar. La orden de Dios es que nadie entre, le dijo. “Pero soy un Ángel como vos, dejame pasar, ¿qué puede ocurrirme?”. Le insistió tanto que hasta le dio pena. Fue a buscar la llave, oxidada porque jamás se había usado, y los otros Ángeles se levantaron para poder ver esa puerta abrirse por primera vez. Pasó primero el Angel nuevo y detrás los otros cuatro. Caminaron por una especie de bosque sin mucho verde, gris. Escuchaban sus propios pasos cada vez más fuertes. Ven a lo lejos una fuente de luz. Era el centro del sol. Los cinco abren los ojos bien grandes, nunca nadie había llegado allí. La luz salía de una especie de vertiente, el Ángel nuevo se adelantó y con una mano abierta hizo que la luz fuera como un rayo hacia él. De pronto todo se oscureció y los cuatro Ángeles se asustaron. Corrieron en todas direcciones, gritaban, no se podían ubicar. Dios miró todo desde arriba, sentado. Alguien entró y se llevó en su mano toda la verdad del mundo, que ya no sería de nadie como hasta ahora. Lo lamentó esa séptima noche, aunque descansó. Miró el horizonte, no estaba en él solucionarlo. Dios también reza. Y rezó por él mismo.
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"Galleta mágica" -Cuento corto-

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Cuando era chico las galletitas se vendían sueltas. El almacén del barrio, atendido por una pareja de españoles escapados de la segunda guerra, tenía sobre la izquierda una especie de panel. Todas las cajas de metal pintado, con un ojo de buey y una tapa redonda. Irma, la empleada, se ponía unos guantes de esos que vienen con la tintura para el pelo. Metía la mano en la pequeña caja de metal y después iba pesando. Yo veía ese desfile de galletas como quien va a un museo y no puede tocar nada, porque además me quedaban muy arriba. Una caja sin marca tenía adentro alfajores de dulce de leche caseros. Mi madre dejaba para el final pedir de esos. Creo que disfrutaba de mi cara de desesperación. La mujer, Antonia, atendía con la vieja máquina registradora de botones despintados y una manija a la derecha, que giraba para poder abrir el sector del dinero. Su tono español y la caricia que siempre me daba eran su sello. Creo que me acabo de dar cuenta que en realidad me parecían las galletitas más ricas porque venían en esas cajas tan lindas. Hoy voy al supermercado. Las galletitas parecen jabones, apilados y diferenciados por color antes que por marca. Compré un paquete y yo no sé si es que estoy más grande, o el paquete está más chico. Quizás ambas cosas. Pagué en la caja y la chica lo pasó por la lectora. No me acaricia, más bien me ignora, incluso para recibir el dinero, no mira mi cara. Tengo alrededor filas de personas que murmuran, no ese silencio de almacén interrumpido por un cliente. La cajera no debe tener más de 20 años. Nunca habrá visto una caja de galletitas sueltas, ni las habrá deseado mirando hacia arriba porque le quedaban altas. Extraño esas latas. Extraño sentir que algo es rico porque tiene un toque extra, mágico. Extraño pensarlo. Me extraño cada vez que vuelvo al almacén y ya ni él ni yo somos los mismos.
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."Conceder".

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Desencuentro de dos almas encontradas. Uno tiene el alma del otro y estamos incómodos. Tenemos por amor lo que el otro es, y uno es el otro. Nos decidimos a ser nosotros sin vacilar, como quien construye una pared en la que luego quedará dentro. Somos irreductibles, no cedemos. No conviene, dejaríamos de ser quienes nos amamos. Dejaría yo de amarte aunque tengas mi alma, cuando no la veo reflejada en ciertos pliegues de tu blusa blanca. Y eso quise hacer, y eso quise ser. Pero somos despiadados, irreductibles. Precisos, medidos y desmedidos. Quise verte para verme. Quiero volver, para verte. Quiero dejar de llorar sin verte. Quiero que vuelvas.
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"No avanzo" -Cuento corto-

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Los relojes cuando son a pila y se gastan, siguen haciendo tic tac aunque sus agujas no se muevan. Eso hace que si uno lo mira cada tanto, pareciera que sigue marcando la hora exacta. Pero no. A Juan esto le jugó una mala pasada. El martes se le quedó el reloj de la cocina sin pilas a las tres y cuarto de la mañana. Salió a trabajar y cuando volvió por la tarde, miró el reloj: marcaba las tres y cuarto de la tarde. Se apuró para ir a las clases de italiano y todos le dijeron que había llegado temprano, no entendía por qué. Miró su reloj de pulsera y marcaba las tres y cuarto de la tarde. ¿Cómo podía ser, si salió a esa hora?. Le tocó en el aula 315. Al terminar y ya en la calle, fue a tomar el colectivo y le preguntó a uno de la fila qué hora era: “Las tres y cuarto”, le dijo el hombre. Juan se tomó la cabeza y fue hacia la esquina. Paró un taxi, era un viaje largo hasta la casa. Le costó 31, 50 pesos. En la puerta tanteó si en el bolsillo del saco tenía la pila que había comprado. Fue y se la cambió al reloj de la cocina, que empezó a marcar la hora exacta. Miró el de su muñeca y también. Asunto solucionado. Cenó y se fue a dormir pero el reloj no. A las tres y cuarto de nuevo se detuvo, que fue cuando Juan se levantó para ir al baño. Pasó por el comedor y vio la hora. O no vio la hora de asustarse, ya eran demasiadas casualidades. Un grito, el suyo, lo despertó. Era una pesadilla, pobre Juan. Se asustó, y era hora de levantarse de la siesta. Que se apure: son las tres y cuarto.
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."Qué pasaría".

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Hagamos un juego: no nos digamos que nos vamos a soltar de nuestros deseos, a ver quién suelta a quien, pero sólo como un juego. Lo harás vos porque sos la poderosa, la que late en mi alma teniendo mi corazón de testigo, que mira asombrado su latido como en un espejo. No sé qué pasaría si me soltaras. No lo intentes, separaste mis latidos de lo que en la mano tuya ahora es un corazón entregado, nunca tientes a la fortuna sin retorno, a la esperanza de sólo tener tu mano y tu cuidado. Envidio a mi corazón, que todo el dia está con vos admirándote, y me pone celoso. Envidio a mi alma, dispersa, mirándote a los ojos. Hagamos de esto un juego. Donde me dejo, enamorado y feliz, ganar.
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."Nothing".

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Nadie puede escribir mientras tiembla. Nadie puede llorar y reir. Nadie creyó morir y vivir en unos labios. Nadie prometió lealtad a cambio de una sonrisa. Nadie amó para luego aprender a querer, y no al revés. Nadie recetó tu amor en mi cuerpo, herido de intentarlo. Nadie, que yo sepa, te ha tratado sin herirte, y por eso te entiendo. Nadie me obligó a tenerte en mi horizonte. Nadie me dijo que camine hacia vos. Nadie me dijo que sos mi sol. Nadie, menos vos.
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."Nuestro Reino".

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¿Qué Reino puedo prometerte en el que seas feliz?. Uno sin leyes, sin tiempos que nos gobiernen, sin necesidad de apurar o esperar a las cosas, con el maravilloso efecto del presente eterno, una ilusión, la mia. Que sea lo que sos cuando te veo. Me gustaría un país sin nuestras fronteras, atado al impulso del viento y de tu pelo cuando se mueve. En el que seas feliz sin darte cuenta, ocupada en amar como si fuera el mejor de los trabajos. Por ese Reino de flores y molinos, yo moriría. De amor, si no sos mi guía.
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."Seré mejor".

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Ayer eras, hoy sos, mañana no lo sé. Yo era, hoy soy, y mañana, de todas formas, seré. Es imposible atar corazones a sentimientos diferentes, a que me lo hagas notar todo el tiempo cuando yo ya me di cuenta. Y dejo de luchar, luchando contra eso. Una pulseada con un solo participante: el tiempo. Que gana por abandono, yo no voy a confrontar. Acertado estuvo el destino en marcar diferencias antes que semejanzas, de donde me aferré hasta que me soltaste. Ayer era mejor, hoy soy lo que puedo, mañana no lo sé. Sin vos.
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"Nunca ofende" -Cuento corto-

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La Mentira iba caminando por la calle. Detrás de ella un montón de gente admirándola, deseándola, creyendo que si les daba un minuto de su tiempo ella los salvaría de vivir. La cuestión siempre es evitar pasos y cortar camino. Ella tenía en claro su poder, que dejaba en cada palabra de aliento a quienes se le acercaban, porque la gracia de la mentira es que sea perdurable. Muchos hombres no lo saben, muchas mujeres lo desconocen. Cada vez que salía a la calle sabía de su magnetismo, rodeada de gente que por ella haría lo que le pidieran. Una vez hizo prometer a un hombre su paz infinita, a cambio de mantener una mentira. Y ese hombre obediente nunca tuvo paz. De todas maneras hasta la Mentira a veces se cansa, por eso me enteré lo que le pasó hace unos días. A la mañana salió de su casa y muchos se acercaron como siempre, ella los acarició y alentó. Al llegar a la esquina de la plaza un hombre le dijo, de lejos, que era hermosa. Ella se dio vuelta y lo miró. “¿En serio lo decis?”. Sí claro, sos muy bonita, dijo él. La Mentira lo miró y empezó a temblar. El hombre quiso ayudarla pero ella se fue corriendo, y al llegar a la esquina se esfumó. Para la mentira, nada peor que la Verdad. Y así dejó de hacer mal.
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."Frágil".

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Son mis razones las que están dispersas en este suelo. Tratemos de no pisarlas. Mis excusas, mis valederos intentos, mis deseos de cambio, mi paz buscada en otros seres que la traigan. Lo que parecen pedacitos en realidad son parte de un todo, de años de espera, de años de frustraciones y cierta calma. Porque nunca hice un tercer paso antes que el primero, porque lo racional siempre lo pondré delante de las razones que nadie explica, y que laten. Allá están mis confesiones. Las que te hice, las que sabés sin preguntar y las que aun no sé de vos. Soy esto que ves y esto que está en el suelo. Mis razones dispersas que espero no pises para olvidar.
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."Dos, más el tiempo". (Basado en "Té para tres", de Soda Stereo)

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Los dos somos solamente presente. Nunca sabré si es un límite fijo, porque no soy quien era desde que te conocí. Y te escribo cuando estas palabras ya no son presente, las dejo salir como feliz pasado en donde te siento tan hermosa y causal de motivo en todos mis deseos. Quedamos en permitir el paso del tiempo, para ponernos a un costado y vernos quizás felices. Proyecto, y proyectar es futuro, y no es lo que prometí. Sería feliz con un mejor presente, sería feliz si hiciera de una vez lo que corresponde y no lo que me conviene. Te respeto tanto como lo que amo un soñado final. El tiempo nos encuentra en un costado, viéndolo. Y deseando mientras pasa, que sea futuro.
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"El árbol" (Cuento corto número 103)

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Rodrigo volvía del trabajo en colectivo. Al lado de la puerta la gente empuja aunque no haga falta, para no perder la costumbre. En eso ve una casa y sin pensarlo se apura a tocar timbre. Baja con su mochila y el colectivo lleno se va. Queda mirando hacia enfrente, la plaza enrejada en color verde. Ahí jugaba de chico. ¿Por qué se le ocurrió bajarse?. Caminó como quien quisiera ubicarse con la posición del sol, mirando al cielo y luego a los edificios blancos y grises. Se bajó a la calle y comenzó a caminar por ahí, no venía ningún auto. Del lado de la plaza unos tres árboles resistían el paso del tiempo y Rodrigo los recordaba. Del otro lado en cambio eran más. Y sentía que seguían siendo los mismos, pegados al cordón y con la misma altura y tamaño, con las copas de hojas en mezcla entre verde y amarillo otoño. Siguió caminando y por alguna magia no había tránsito, asi que escuchaba el ruido de sus pies pisando hojas. Los iba a los árboles tocando de a uno, como quien acaricia algo que es suyo, como pulóveres en los placares. Iba llegando a la esquina y se detuvo. Se acomodó bien la mochila y sacó su celular. Buscó en la corteza y en un lugar que recordaba. Y apenas legible ahí estaba: “R y M”. Pegó un salto como quien encuentra el oro del Perú. Sacó siete fotos y luego elegiría una sola. Por la noche la mandó por Facebook a Mariana. Le escribió: Mariana, ¿te acordás de esto?. Y ella, con la seguridad propia del olvido, le escribió “No”. Rodrigo se sintió triste, mientras todos sus amigos le ponían “Me gusta” a su foto. El viejo árbol sigue siendo testigo de otoño de algo que sólo una parte recuerda. Y parece consolarlo a Rodrigo al moverse con el viento, cuando pasa con el colectivo todas las tardes.
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."Olas de amor".

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Sé que reacciono como un chico cuando deseo con vos un futuro a lo grande. A veces me esfuerzo en demostrarte cosas que no sentís porque no las transmito, empujado por mi desaliento y temor a equivocarme una y otra vez. Suelo pedirte lo que no genero, en este ida y vuelta entre la razón imposible y dos corazones que lo quisieran posible. Apenas conozco mis miedos, que me gobiernan, y deseo ser parte de los tuyos. Pero cuando hay amor no se puede separar nada, no se puede pensar, hay una especie de Mar calmo en superficie y marea revuelta debajo, que me acerca y me aleja de todos tus días. Hace rato que ya no puedo pedirte nada. Me mirás pelear contra las olas, a veces te siento soplando con piedad para que sean Mar de calma. Y llegar con mi deseo a ese futuro grande. Como un chico.
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."Protección".

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Con vos ya no tengo miedo cuando juntos quedamos frente a frente a ellos. Yo ya los conozco a todos pero es la primera vez que al lado de mi alguien también los ve. Me rodean, a veces creo que para que no los olvide, otras veces pienso en que gustan de verme sufrir. Avanzo y me siguen, paro y se frenan. Es un ejército sordo con órdenes ciegas. Viste nena: tiemblo. Me siento abrumado, no voy a poder escapar nunca de ellos porque son creación mia. Me consolás con tu mirada y levantás uno de tus brazos. Creí que para abrazarme, porque soy egoísta con vos. Pero fue para separarlos con un gesto, que los hizo frenarse a todos mientras los dos seguimos caminando. Te miré feliz, ahora sabiéndolo: con vos ya no tengo miedos.
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"Lento" -Cuento corto-

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Bueno, hoy tiene que ser el dia. No soy lento. Estuve calculando que el ascensor desde el tercer piso hasta planta baja tarda nueve segundos exactos. Es el tiempo que tengo para poder hablarle. Yo me voy a las 8 y ella casi un minuto después. Las veces que yo me atrasé coincidimos en el viaje breve. Siempre se mira al espejo y me da la espalda, con lo cual los nueve segundos no me sirven de mucho. Cuando llegamos a planta baja le abro la puerta y luego también quiero acelerar para abrirle la de calle, pero ella siempre lo hace primero. No soy lento. Me saluda sin mirarme. Pero hoy miércoles será diferente. Me quedé con la puerta de mi departamento cerrada, esperando escuchar que saliera. Pongo cara de encuentro casual, la saludo mientras cierro. Ella llama al ascensor y yo me pongo a su lado. Tarda, asi que le pregunto su nombre. Me dice Renata. Le digo que el mio es Jorge aunque no parece interesarle mucho. No soy lento. Llegó el ascensor. Se me borró todo lo que tenía pensado. Cuando se vio como siempre en el espejo le dije nervioso “Lindo dia hoy, ¿no?”. Me miró y ella misma abrió la puerta para irse. Me falló el listado de preguntas en un ascensor. Mañana, otra original: de qué signo es. Tendrá los 9 segundos hasta planta baja para responderme. No soy lento.
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."Me encantaria".

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Tenés en tus manos las mias, estoy a punto de rogarte piedad. No debe haber algo más domesticable que un corazón sensible, y mis latidos y poder se dejan acariciar. De pronto una especie de rayo que surge entre nuestras manos, calor tibio de quien ya nada siente cuando siento todo por quien miro. Y la lluvia, y la oscuridad, y mis miedos, y mis dedos extendidos buscando los tuyos. Y mi soledad entregada a su suerte, mi buena suerte. Y el deseo. Y mis promesas hechas en silencio sobre tu pelo. Y el maldito destino escrito, en una hoja amarilla que veo volar con el viento. Y el dolor y mis secretos, que ahora compartimos. Me soltás, y la luz se va con tus manos hacia la fuente de energía poderosa que la atrae y que me atrae. Es imposible sentirme mejor cuando no soy otra cosa que vos. Estoy a punto de rogarte piedad, amor.
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."El Reino del Olvido".

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No hay certezas en el Olvido. Esto es realmente tierra de nadie. Donde aquellos intrépidos escucharon la respuesta que no querían, en medio de promesas de amor y deseos. Me hice amigo de varios de ellos. No sé si son todos buena gente, quizás alguno se lo merecía. En el Olvido no se hacen preguntas porque uno ya hizo la suya y con la respuesta basta y sobra la condena al silencio. Nadie parece triste, sin embargo. Hay un vacío que lo impide. Como quien caminó todo lo que pudo antes de caer para quedarse conforme. Decir lo que uno siente es quedarse tranquilo. Hay acá rostros de egoísmo, de gente que no entendió que ser honesto es superior a la respuesta misma por serlo. Me preocupo por mi. Siento alivio y también soledad, que tercamente me viene acompañando. O vigilando. El Olvido es una cárcel, todos queremos salir de acá. Y poder cambiar la respuesta que, por destino, acá nos trajo.
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"El dibujo" -Cuento corto-

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Ezequiel tiene muchas cosas: una hoja en blanco, la bolsa con lápices de colores a medio usar y la mesa rectangular de la cocina de su casa. El ratito luego de hacer la tarea, sus tiempos. Ese segundo de paz en donde no se escucha otra cosa que el lápiz contra la hoja. Las ganas de hacer aparecer en lo blanco eso ya pintado en su mente. Su madre sin preguntarle qué está haciendo y alcanzándole chocolatada. Sus hermanos jugando lejos deseando que no lo interrumpan. La luz que entra por la ventana se va con la tarde y prende la lámpara de la cocina. El ruido en el estómago acelera sus trazos antes que le den de comer. La falta absoluta de tiempo porque no le importa mirar el reloj. El dibujo que se va pareciendo a lo que imaginó, los lápices desordenados en la mesa y el sacapuntas con virutas de varios colores. La madre que le dice que las junte y tire. El final del dibujo sobre el borde de la hoja. Para mirar mejor la levanta, se siente conforme con su obra. La madre, que justo se da vuelta y le dice que es precioso. Durante 20 minutos la cercana y única preocupación de Ezequiel fue sólo la de hacer un dibujo. Ya de grandes, no tenemos tiempo ni dibujos. Hay otras preocupaciones. Me encantaría alguna vez volver a mi hoja en blanco. Y ver qué dibujé. Aspirar a estar conforme y si hace falta terminar lo que empecé.
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."Ensayando tu olvido".

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Ensayo y error. Probé con llorar, pero sólo una vez y a la noche. Quiero olvidarte haciendo otras actividades que ocupan mi tiempo pero no mi cabeza, anclada en tus ojos mios. Probé con mentirte y mentirme. Soñar la realidad, porque no pude realizar mi sueño, que ya no sé si guardo o escondo. Dejar latir la indiferencia, que es más dura que el olvido permanente. Estoy todo el dia fingiendo frente al espejo. A él lo he engañado, le muestro una sonrisa dental con la boca cerrada, que guarda palabras que ya no te diré. Mis renglones están heridos, me contengo para que no avancen y digan lo cierto de eso tan árido llamado desamor. Sabrán tus tiempos cuáles son los mios. En vos están mis sentidos, algo tristes en tu puño que ahora es mano abierta, esperando que se vayan. Que vuelvan conmigo. Soy ensayo y error cuando pruebo con llorar una sola vez y la noche, junto a mis sentidos. Pero no me sale.
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."Menos mal que apareciste".

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Tengo por dureza todos mis preconceptos. Los que me protegen y a la vez no me dejan vivir. Los sueños que no llegaron a crecer y que se juntan en miedos resumidos. A todo. A todos. La desconfianza en los planes de uno, la idea insensata de felicidad individual. La elección nada democrática que tomé para conmigo. Una hueca visión de futuro, amarrado a los placeres de la seguridad de las pocas cosas que hago. Todo eso era yo y es lo que viste vos. Hasta que lo destruiste del único modo: con amor. Soy ahora lo que nunca fui. Y soy, ahora, con vos.
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"Es para allá" -Cuento corto-

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Veo un sendero allá a lo lejos. Caminan varias personas, una detrás de la otra. No es mi sendero, yo camino por el mio, que en diagonal cruzará aquel de allá. Avanzo más que nada para ver cómo caminan los otros, me voy acercando. Son personas de todas las edades, algunas con la vista al frente y otras al piso. Yo voy solo por mi sendero y me miran con asombro. Me voy acercando a ellos, los caminos se van juntando. El que iba adelante, una persona alta y joven, se detiene cuando voy a pasar yo. La fila entera frena y sigo caminando. Serán más de cien los que frenaron a la vez, quizás más. Paso casi con vergüenza, el hombre joven me mira y me hace un gesto de saludo que yo retribuyo. Me quiere hablar pero seguí y dejé de mirarlo. Hice unos pasos y me di vuelta para ver que nadie se había movido y todos estaban con sus ojos en mi. El sol me estaba dando calor. “¡No sigas caminando para allá!” gritó alguien de la fila que no pude distinguir. Yo miré de nuevo hacia adelante y sentí el calor. Respiré y por primera vez elegí qué hacer por mi. El hombre joven y alto me deseó suerte. Yo me saqué mis zapatos y mis medias. Mi campera y mi mochila. Mis miedos, que dejé en un diario de apuntes. Y seguí caminando decidido hacia el calor. Por mi sendero.
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."Cuando quieras".

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Me dijiste que buscara tu amor, empecé por una estación de tren. Te reís, sos mi Angel de tiempo completo y a la vez no te tengo. Ahora estoy en la calle. Florida. ¿Acá hay amor?. Te busco en las esquinas, te sigo escuchando reir desde mi corazón habitado por tu alegría. Me das una pista: no busques donde hay gente. Me voy a una plaza. Me siento y miro los árboles, la brisa del verano mezclada con otoño. Escucho una voz de mujer pero sólo me pregunta la hora. Camino con las manos en los bolsillos, cierro mi campera. Me voy a mi casa y me acuesto con los ojos abiertos. Veo agua correr, en realidad la oigo, no sé de donde viene. Un viento arremolinado con algunas montañas, una sensación de árida soledad. Te vuelvo a escuchar, más cerca. Te reís y me nombrás. Estoy acá, me encontraste, me dijiste llorando. Y puse las dos manos sobre mi corazón habitado por vos.
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."El habitante".

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Me ayudarían tus besos. Me ayudarían tus palabras, tu paz que das y que a veces no tenés para con vos. Me ayudaría pensarte superior, me ayudaría tener la fórmula del sueño feliz. De la nostalgia de vivir algo que nunca ocurrió. Me ayudaría mucho todo ese espacio que tu corazón tiene para dar. Me ayudaría ocuparlo no para ser el dueño sino para ser sólo un habitante. Me ayudaría tener tu mano debajo de la mia, y que no me dé cuenta porque siempre estamos así. Definitivamente me ayudaría que me mires. Tengo miedo a no mirar sin tus ojos. Los días y las noches, los tiempos nuestros, el amor dicho en palabras que luego se deshacen. Me ayudaría a no pensarte en mis horas la ilusión incierta de todos los días. Te pido lo último: quiero que me ayudes a no olvidarte. Donde me dejes, quedaré. Me ves. Soy habitante de tu corazón.
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."Mi tarea".

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Estoy separando el haberte amado del quererte demasiado. Sé que puedo hacerlo, sería imposible dejar de hablarte. Y prometí tratarte como al resto de los mortales, aunque seas un Angel. Desde tu belleza no ves el barro, ese que pisa el que pierde, el que habita quien se queda lleno de sueños. Y en el piso hay sueños de muchos. El mio lo perdí de vista, siempre con la intención de rescatarlo. Pero te prometí no hacerlo. Debería no haber placer en una pérdida, el placer es el gozo de lo realizado. Lo que siento es acostumbramiento, eso que es la suma de tristeza más tiempo, que pasa, que duele, que esquivo para volver a encontrarlo. Pero ya está, me acostumbré a esto. Confiá en mi. Dejaré de amarte, sólo para quererte demasiado.
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"Lo que me sirve" -Cuento corto-

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El viento golpeaba esas campanitas que sostenidas por un hilo colgaban de la puerta de entrada de mi vecino de enfrente. ¿A quién se le ocurre poner eso, que suena todo el tiempo?. Me despertó, me desveló. Fui a la cocina a oscuras, en esa especie de juego que uno hace con su vista, creyendo que sabe donde está cada cosa sin verla. Se oía el viento fuerte, arremolinado. Me asomé por la ventana y la calle parecía esos desiertos de película yanqui, con los fardos de pasto rodando en medio de la tierra. Se levantó tanto viento que era como una pared amarillenta. Me dio frio. En realidad estaba descalzo. Abrí la heladera desafiando a la patada eléctrica. Tomé un poco de una gaseosa casi sin nada de gas y cerré empujando la puerta con la pierna. Apoyando los dos codos en la mesada tomaba la gaseosa. Y ahí me acordé. Salí corriendo a la puerta, abrí. La maqueta para mi materia de Arquitectura, un modelo de barrio cerrado, la había puesto a secar en el techo del auto. No había nada. En el piso un poco de papel y engrudo de la base. El viento, maldito viento. Tenía unas seis horas para inventar algo. Con los mismos materiales logré algo parecido pero que faltando 40 minutos no lograba que nada quedara pegado en la base. El barrio de la maqueta tenía un cantero central redondo, a donde confluían las calles internas, me faltaba algo mas o menos alto y con alguna forma redonda. Pensé en lo que me desveló. Me crucé y le toqué la puerta al vecino. “¿Quiere una de las campanitas?. Sí, llévelas tranquilo pero me las devuelve”. Yo agradecí. “A mi me gustan porque cuando hay viento avisan, vio”. Aprobé la materia. Y ahora cuando dejo secar algo para luego presentar, no tengo drama. Me compré unas campanitas que cuelgan de la puerta, que son buenísimas.
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."Se está yendo".

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No dejo de llorar por perderte cuando en realidad nunca te conocí del todo. Sos esa figura que ahora se va alejando y que voy perdiendo de vista. Te vi llegar pero seguiste de largo cuando pedí que te detuvieras. Quería que vieras de cuanto es capaz aquel que promete y se compromete a algo, diciendo lo que termina haciendo. Estoy dejando de amarte. No me diste tiempo, no soy tu tiempo, yo necesito de él y vos no. Elegís mirarte en el espejo más lejano a mi, pararte frente a otros y reflejarte en otros. Lo acepto como el mejor de los caballeros, como el dolido que me toca en suerte para mi mala suerte. No dejo de llorar y eso hace que te termine de perder, mi lamento no es que me dejes. Elevé tu autoestima y tu ego, justo lo que yo ahora con dolor no tengo. Porque sin vos ya no los quiero.
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."Eras mi tiempo".

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Te lo dije como a las tres de la tarde de ya no me acuerdo qué dia. Y desde ese momento mi reloj del alma no se mueve, se quedó enamorado de ese minuto y segundo en que dejé de ser persona para poder ser nosotros. Pero el amor a veces no anda a pilas sino a cuerda, y no alcancé a darle una vuelta entera a ese reloj que significaba mi ilusión con ruido a vida. Creo que te llevaste mi tiempo, creo que dejé que lo hicieras, creo que me equivoqué. Mientras, me quedo con mi reloj de agujas clavadas en las tres de la tarde. Cuando quise que fuera nuestra hora. Nuestro ahora. Ya no lo sos.
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."Tu cartel".

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Un dia alguien me dijo que le prestara atención a la gente en la calle. Que me podría dar cuenta de cómo cada uno arrastra lo que le pesa. Sus miedos, sus temas no resueltos. Ayer esperaba en el semáforo y del lado de enfrente un chico ponía en el piso un gran bolso. Cuando todos avanzamos, él fue pateando el bolso con mucha dificultad, no lo podía tomar con los brazos. Me quedé mirándolo y el bolso tenía un cartel que decía RESPONSABILIDADES. Luego, a las tres cuadras, vi a una mujer que se ponía sobre su espalda una mochila verde, y ella se iba para atrás del peso que llevaba. En uno de los bolsillos de la mochila decía SOBERBIA. Cuando terminaba de caminar por Florida, me detuve en un local de ropa. En el reflejo del vidrio me vi encorvado. Y arriba de mi cabeza un cartel que decía AMOR. Pero era un cartel de la vidriera, nomás. ¿No?. No.
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"Diagnóstico" -Cuento corto-

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El médico me miró a los ojos y luego a la radiografía y el electrocardiograma. Fueron tres segundos eternos, en donde se me cruzaron cien cosas. Los médicos cuando miran fijo no tienen en general lindas noticias. Prendió ese aparato en la pared para ver la radiografía y la enganchó. Se puso la mano en la pera y se quedó mirándola. Yo quería no estar ahí, ¿qué me iba a decir?. Me dolía el pecho desde hacía casi tres meses, nunca tuve problemas de salud, creía que me daría algún comprimido. Se sentó y empezó a hablar mientras guardaba en el sobre la radiografía: “¿Usted hace mucho que no se realiza un estudio?”. Sí, hace bastante. “Tiene que cuidarse, ¿sabe?. ¿Usted hace ejercicios, alguna dieta?”. Debería, le dije. Puso sus manos sobre la mesa y se acomodó para hablarme: “Casos como el suyo es el tercero que me toca y a los dos anteriores les dije lo mismo”. ¿Casos como el mio?. “Sí. Lo primero para decir es que no tengo un remedio para lo que veo en la placa. Lo segundo es que usted debería tomar recaudos, porque su corazón aparece en la imagen con indicios para tener en cuenta, hay que cuidarse. Y lo tercero: olvídela a ella. Porque sino, le va a seguir doliendo el corazón. Se lo digo con respeto”. Me puse de pie y le di la mano. Cuando salí, tiré la radiografía en un cesto de la esquina. Sabiendo la cura, ya no tendría más dolores. Por ahora sin ella, el corazón se queja. Veremos qué pasa con este dolor.
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."Era obvio".

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El sentimiento carece de explicaciones concretas. Una vez quise explicarme por qué te quería tanto. Y fracasé, tengo que decirte. Porque me pierdo en innumerables recodos, en caminos que no llegan a ningún lado, que chocan y se juntan sin darme razones. Soy terco, tiene que haber alguna clave racional para el amor. Me empeñé, me esforcé como en casi nada de mi vida. Hace dos meses que cuando te veo recuerdo todo lo que me costó encontrar la razón de mi amor por vos. Y la encontré, vida: porque sí.
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"Arena" -Cuento corto-

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Todos los días Andrés cuando se levantaba iba hasta el cuartito, buscaba el escobillón y la pala de plástico y barría su habitación frenéticamente. Debajo de la cama, en aquel rincón cerca de la lámpara, bajo la ventana, detrás del televisor. Juntaba mucha arena y terminaba poniendo todo en una bolsa que cuando salía, dejaba colgada en su canasto de residuos. Lo hacía tan mecánicamente que ya era como desayunar: infaltable. Una vez, un día, recuerda que no lo hizo. Miró por la ventana abierta de su cuarto y vio al sol tan rojo que se asustó. De noche el sol se hizo luna. Miró el piso y estaba limpio, sin arena. Comprendió que era un eclipse. Pero salvo esa vez, Andrés no se recuerda no limpiando de arena su cuarto. Se viste mientras por la ventana el viento en forma de brisa comienza a llenar de arena fina otra vez todo. Cierra y termina de arreglarse. Se pone el saco, se mira al espejo, se acomoda la camisa, se ve de perfil. Llega a la puerta y se da vuelta para comprobar que la llave de gas está cerrada en la cocina. Siempre lo está. Apaga la luz, sale. Tiene que bajar la vista ante tanta claridad, con dificultad cierra la puerta. De frente a la vereda se pone sus anteojos negros para no insolarse. Y sale a trabajar, como todos los días, desde el desierto en el que vive. Su desierto.
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."No me lo explico y listo".

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Conductismo. Gestalt. Inconsciente. Barrera de la represión. Asociación libre. Positivismo. Consciencia. Freud. Psicoanálisis. Hipnotismo. Watson. Estímulo. Caja negra. Método catárquico. Idea latente. Superyo. Yo. Ello. Pavlov. Acto fallido. Levi-Strauss. Banquete Totémico. Complejo de Edipo. Teoría Hipodérmica. Pares antiéticos. Regresión. Placer simbólico. Formación sustitutiva. Corriente empírica. Lapsus. Racionalismo. Sueños. No hay caso, nena: desde acá, nadie me explica por qué te amo.
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."Culpable".

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Señor: vengo a demandarla a ella. No me trata bien, suele generarme rabia y es intransigente. Cuando le quiero hablar elige mirar para otro lado porque le conviene: me dijo que ella nunca puede parar. No le voy a negar que la quería, siempre soñé ser quien de ella hiciera dos personas en una pero sabe qué pasa…descubrí que me engaña. Me engaña no con uno, sino con varios. No, no tengo sus nombres, si los tuviera yo mismo iría a solucionarlo. Señas particulares?? Es de mediana estatura, se rie con toda la cara, tiene ojos que me reflejan. Sus manos siempre están en movimiento. Una vez vi cómo sostenía dos nubes con tres dedos, y al mismo tiempo con la otra mano me acariciaba. Sí, ya sé que suena cursi pero si usted la viera también perdería la cabeza. Tiene un vestido blanco y parecen hilos de oro, si: hilos de oro los que bordean su cuerpo. Cuando la tuve no lo supe y cuando no la tuve, la extrañé. Hoy soy un enojado perdedor. Señor, demando a la Fe. La que me engaña con varios. Y perdí engañándola.
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."Hermosa".

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Es extraño ver el sol reflejado dentro de uno, pero que se ilumina sólo cuando me nombrás. Hay un paraíso detrás de mi alma, con flores y jardines como te gustan a vos. En ese sitio sin puertas ni ventanas respiro en tu silencio. Podés verme y yo desearte, podés pedirme y yo rendirme. Lo que hagas es conmigo y mi hermosa victimaria.
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."Amor, amor de infancia".

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Me acabás de decir que saliste conmigo sólo porque te regalé un chocolate de los que te gustaban. Eso me ofende, me rebaja, no me siento feliz cuando soy usado y vos sabés que no tengo que mentirte. También me dijiste a los gritos que hablamos poco y nunca de nosotros. La gente en la calle nos miraba, yo intentaba caminar y vos seguías enojada. Yo estaba dolido, sentí que no me lo merecía. Te di mi tiempo, mis ganas de ser más bueno, mi vida con tu nombre marcado en todos mis rincones, y en todos mis cuadernos. Eso era el chocolate que te regalé aquella primera vez. No lo desprecies. Siento que eso de grande, me va a doler .
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"Caminata" -Cuento corto-

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Los pies se hunden en la arena cuando camino. Tengo calor. De lejos, dos personas. ¿Están viniendo o se están alejando?. No alcanzo a verlo bien, dudo. Sigo caminando y esas dos personas también. De pronto se nubla el cielo, puedo verlos mejor. Tienen mochilas, parecen una chica y un chico. Me estoy acercando y ellos se han detenido, como dándose vuelta para verme y esperarme. Yo intento acelerar pero los pies se hunden cada vez más. Estaré a treinta metros de ellos, el chico parece joven y flaco, debajo de esa ropa que le queda extremadamente grande. La chica tiene un poco más de edad, es rubia y de pelo largo. Me miran los pies, no me miran a los ojos. Avanzo y ellos retoman también la marcha. Cada vez que quise acelerar los dos también aceleraban. La distancia es la prudencia. Creo que la rubia es la esperanza. Y el chico es el destino. Cuando dejé de caminar, cansado, ellos vinieron a buscarme.
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."Mala".

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¿Por qué estás en todos lados?. En la parada del colectivo una señora me pregunta si pasa por Plaza Francia. Yo le dije que sí. Y me acordé que ahí fue donde me hiciste comer esa espuma azucarada color rosa, mientras te reías de mi cara. Bajé en Florida, caminé tres cuadras. Siempre miro la librería y me vi reflejado en la vidriera. Te recordé haciendo lo mismo, para verte el pelo y acomodártelo cada vez que caminamos juntos. Llegué a la esquina y seguí recordándote, cuando vi a una mujer exactamente igual a vos. No era otra, eras vos. Con otro. Enseñame a olvidarte. No quiero más verte en todos lados.
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"Compartir" -Cuento corto-

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Oscar ve como dos palomas pelean por la mitad de una galletita que les acaba de tirar. Aletean para quedarse con la mejor parte, una intenta remontar vuelo con toda la galletita y se le cae. La otra velozmente quiere agarrar lo que había caído al suelo y ambas chocan. Oscar vio, sentado en el banco de la plaza, que ambas palomas se quedaron estáticas casi de frente. Que parecían mirarse las dos. Ocurrió lo asombroso: primero picoteaba la galletita una, y luego la otra, a ritmo. En veinte segundos la galletita había sido comida por las dos al mismo tiempo. A duras penas Oscar se puso de pie y lentamente se fue a su casa. Tres meses después las hijas de Oscar esperaban al abogado en la oficina de él. No se miraban ni se hablaban, desde hacía años la relación estaba rota. El hombre lee el testamento y desde el inicio una hija estaba más contenta que la otra con lo que iba escuchando. El abogado les dice que su padre había hecho un agregado, se los leyó. “Hace dos días estaba en la plaza y vi cómo peleaban dos palomas por un poco de una galletita que les tiré. Y luego también vi lo maravilloso de la especie: se pusieron de acuerdo para comer entre ambas. Decidí también ahora, para mis hijas queridas, eso”. Una de las hijas se agarró la cabeza cuando escuchó que donaba toda su fortuna a los dos hogares para niños que lo habían criado. La otra no dijo nada porque el odio se le notaba en sus ojos. “Quisiera -siguió leyendo el abogado- que ambas repitieran en la plaza la experiencia mia, para aprender a no pelearse cuando sólo piensan todo el tiempo en ustedes mismas. Si van, allí estaré”. Pero nunca fueron. Cuando ambas salieron del estudio de abogados en Congreso, cruzaron la calle y un grupo de palomas estaban todas juntas, comiendo. Las palomas, a veces, parecen más inteligentes que los que les tiran galletitas.
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."No te cambio".

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Te necesito porque tenés defectos, porque no impostás ninguna actitud, porque sos la vereda de enfrente de mis sueños. Porque te comprendo sin dejar de criticarte, porque hablás todo el tiempo, porque yo no hablo nunca, porque sos el refugio de mis palabras. Te necesito porque aprendí a necesitarte, porque no hay plan cuando hay deseo. Porque no cumplís ninguna de las siete cosas que querría de una mujer. Porque así has hecho de mi un hombre que te escribe, celoso de no poder cambiarte. Porque algo corre en las venas cuando te veo. Porque te necesito distinta, para no cambiarte jamás.
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."No quiero soñarte".

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Ayer tenías mis sueños atados a tu presente. Ayer quisiste que yo te acompañara para que juntos disfrutemos de nuestras soledades. Ayer me hiciste hombre cuando lloraba delante de vos. Ayer uniste el amor bordándolo a fuego a mi lado izquierdo. Ayer me rendía con placer viendo en vos mis seguridades. Ayer tuve tu cintura rodeando mi brazo. Ayer, justo ayer, descubría mi destino. Ayer te iba a decir algo pero todo lo que pensaba lo sabías. Ayer eras mi respiración consciente. Ayer me enseñaste el idioma sin palabras, y palabras de nuestro propio idioma. Ayer me miraste y me dijiste que sólo soy un hombre presente. Sin ayer. Y hoy, lloré.
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."Cansado de esperar".

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No me divierte la espera. No puedo divertirme cuando sufro por tu respuesta que no llega. Yo ya dije en el idioma de los gestos, las miradas y el deseo reprimido, todo lo que tengo. Estoy feliz de dar lo que no tengo, y que lo notes. Luzco cansado, quizás enojado. La espera es una herramienta que al amor le va perfecto pero a mi alma le resta años. Desde hace meses vivo como si fueran años. Pero hasta acá llegué. Dejo de estar a tu lado para tomar aire, el mio. Dejo en paz a mi corazón que exige lo que no podrías darme y que late confuso cuando me hablás. Dejo acá como una mochila, la pesada carga de tu negativa. La que nunca me diste pero está en mi espera.
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"Lugares de uno" -Cuento corto-

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Salió tomada de la mano de su mamá. Antes de bajar del cordón se dio vuelta y vio su casa. Un chalet con dos ventanas grandes, un jardín con la ligustrina bien cortada, la cochera y su perro, que asomado detrás de una planta la estaba viendo. Cruzó y caminó derecho. Cuando llegó al otro lado de la calle su mamá no estaba a su lado. Se miró sus brazos y vio que el reloj marcaba las dos y media de la tarde. La casa de su abuelo estaba ahí y tenía la sensación de molestar la habitual siesta. Puso la mano en la puerta de reja para abrirla y se arrepintió. Siguió caminando. Encontró el edifico del colegio lleno de chicos en la puerta. “Amenaza de bomba, todos afuera. Nos salvamos de la prueba, Inés”, le dice uno. Ella no puede creer lo que pasa y se vuelve a mirar las manos, que sostenían un guardapolvo arrugado y una carpeta azul. Vuelve a cruzar la calle, esta vez por la mitad. Ve escaleras altas y la entrada con rampa por donde ahora quería ingresar. Las puertas cerradas. Un cartel decía “La Universidad hoy permanecerá cerrada por desinfección”. Siguió caminando. Y el edificio donde trabajaba, y el consultorio del dentista, y el colegio de sus hijos, y su casa recién estrenada. No podía entrar en ningún lado. Volvió por la misma vereda a la casa de sus padres. En la puerta la mamá la esperaba y sin retarla la volvió a tomar de la mano. Como cuando se deja a los hijos, ir, ver, y volver. Algo así como pasear por su destino.
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."Mi lugar es ahí".

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Escucho a los enamorados decir “Nos fuimos a vivir juntos”. En mi caso hace unos días ya convivo con mi amor: decidí irme a vivir dentro de su corazón. Así ahorramos lugar en este mundo tan lleno de gente. Estoy en un sitio de lujo, apoyado en sus latidos como en una hermosa almohada, donde el piso es de flores rosas, espejos que reflejan risas, un cielo azul en donde no hay tiempos. Y una habitación blanca donde descansan a la noche nuestras almas felices. Convivimos y ya somos uno. Ojalá, Dios, nunca me vaya de esta casa.
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."Haciendo lo que puedo".

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Tengo la mediana edad. Ni el desenfado de los chicos, ni los actos maduros de amor de los grandes. Estoy en el medio, entre ser lo que quiero con vos y pasar a la historia como el mismo que nunca fui. Celoso de observarte, cansado de mi cuando siempre reacciono igual ante cosas distintas. Sos el agua más clara que corre como la invitación a seguirte, de lo que uno sale amando y no nadando. Pues bien: como los chicos te seguiré sin pensarlo. Y como grande, no dejaré que esta vez sea una de las tantas otras veces perdidas. Quiero ser, con vos, agua.
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"Está llegando" -Cuento corto-

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Estaba el público, a sala completa y cada uno en su lugar. Estaban los actores, con la letra repasada desde hacía unos diez días. Estaban los iluminadores en sus puestos, los escenógrafos y los sonidistas. Estaban los colaboradores, con los apuntes en la mano. Estaba el telón bajado y el decorado aun con olor a pintura e impecable. Estaba también Magalí, algo incómoda en su vestido de época y nerviosa moviendo los pies. Estaba Luis, que en su primer protagónico en teatro temía no decir la letra correctamente. Estaban detrás de escena actores a los que en un rato les tocaría entrar. Estaba David, el primo de la maquilladora, con su cámara grabando desde un costado para luego ver cómo salió todo. Detrás de una falsa puerta una mesa pequeña con agua mineral y servilletas, por si alguien tenía sed. Estaban los acomodadores con las puertas abiertas y la mirada perdida sin entender. Estaban las luces apagadas tenuemente, como cuando empieza la función, pero no empieza. Estaba el silencio y el murmullo, ese sonido bajo de lugares amplios. Estaban todos. Bah, todos no: Hamlet nunca llegó.
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."No me encuentra".

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Podré saber todo de mi el día en que ya no me pregunte nada, cuando las señales sean débiles y tenga que buscarlas en vos. Me dejo llevar en lo veloz que resulta una caricia con palabras, en lo que intento generar con mi miedo a perderte. Para ser el primero de tu dia cuando sos el último recuerdo de todas mis noches. Ojalá dejes de buscarme. Estoy dentro de las cuatro letras de nuestro mundo: amor.
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."El miedo".

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Maldita sensación de agobio, un golpe bajo a la memoria que paraliza. Cuando hay miedo todo se vuelve acción en la mente mientras los músculos, tensos, se quedan petrificados. Aparece la independencia, una extraña sensación de libertad, hija del poco sentido común que nos queda cuando el miedo ve terreno y arrasa. Uno deja de ser quien es, uno actúa por instinto, uno se vuelve expeditivo porque no tiene calma. Se vuelve presente a la fuerza, pero un presente sin noción de serlo y sin disfrutarlo. No se escucha nada, no se siente nada y lo que se hace se olvida. Es como actuar sin memoria repitiendo condenadamente cada palabra escrita. La angustia se va sin que se lo pidan, el miedo permanece disfrazado de precaución. La puerta queda deliberadamente abierta para dos. Y angustia y miedo vienen. Cuando no quiero visitas.
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."No te vayas".

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¿Cuál es el límite de soñar?. ¿Qué frontera tiene el sueño cuando ya es más bien un imposible?. ¿Qué clase de soga ata al sueño y al deseo para que convivan sin pelearse?. Tengo el miedo de los terrenales, los que sólo pisan el terreno que ven, los que necesitan creer para ver al amor. Una vez me dijiste que me ganabas. Que lograste abatirme en un camino angosto y que mis miedos quedaron ahí. Que ahora era un ser libre, yo nunca lo creí porque veo antes de sentir. Aunque algo me aterra: todas estas dudas me las dejaste vos en mi corazón. Nadie entró ahí nunca. Me tocaste en suerte tocándome en el alma. No me dejes sin latir.
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."Súbdito enamorado".

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Pienso una cosa y hago otra. Sos la culpable de mi contradicción. Necesito caminar y corro, necesito tranquilidad y te sigo, me pongo metas y ni siquiera tengo objetivos. Estás dentro de mi, asi que podés verme en realidad. Soy un hombre vacío. O lleno de dudas huecas que mueren en tus manos, como quien viene para llevarme. Estoy cansado de fallar, me dejo hacer con mi vida lo que me digas. Sé que tenés experiencia. No soy uno más. Mirá lo que hay en mis adentros: un eco que camina, mi soledad amortiguada con tu luz, no tengo ni soy más. No juegues hasta que me duela porque no sé jugar sin herirme. Necesito mucho y tenés el resto de lo que soy. ¿Te sentís poderosa?. Maldigo sentirme un soldado de mi propio reino, con una hermosa reina que me besa. Y con unos besos que son, Reina, todo mi reino.
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