"Lo que me sirve" -Cuento corto-

El viento golpeaba esas campanitas que sostenidas por un hilo colgaban de la puerta de entrada de mi vecino de enfrente. ¿A quién se le ocurre poner eso, que suena todo el tiempo?. Me despertó, me desveló. Fui a la cocina a oscuras, en esa especie de juego que uno hace con su vista, creyendo que sabe donde está cada cosa sin verla. Se oía el viento fuerte, arremolinado. Me asomé por la ventana y la calle parecía esos desiertos de película yanqui, con los fardos de pasto rodando en medio de la tierra. Se levantó tanto viento que era como una pared amarillenta. Me dio frio. En realidad estaba descalzo. Abrí la heladera desafiando a la patada eléctrica. Tomé un poco de una gaseosa casi sin nada de gas y cerré empujando la puerta con la pierna. Apoyando los dos codos en la mesada tomaba la gaseosa. Y ahí me acordé. Salí corriendo a la puerta, abrí. La maqueta para mi materia de Arquitectura, un modelo de barrio cerrado, la había puesto a secar en el techo del auto. No había nada. En el piso un poco de papel y engrudo de la base. El viento, maldito viento. Tenía unas seis horas para inventar algo. Con los mismos materiales logré algo parecido pero que faltando 40 minutos no lograba que nada quedara pegado en la base. El barrio de la maqueta tenía un cantero central redondo, a donde confluían las calles internas, me faltaba algo mas o menos alto y con alguna forma redonda. Pensé en lo que me desveló. Me crucé y le toqué la puerta al vecino. “¿Quiere una de las campanitas?. Sí, llévelas tranquilo pero me las devuelve”. Yo agradecí. “A mi me gustan porque cuando hay viento avisan, vio”. Aprobé la materia. Y ahora cuando dejo secar algo para luego presentar, no tengo drama. Me compré unas campanitas que cuelgan de la puerta, que son buenísimas.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Lo que me sirve”-Cuento corto. Aquello que creemos que no sirve y luego por alguna razón valoramos y festejamos tenerlo. No hablo de personas, hablo de cosas. Las personas no son campanas. Creo.