Crónica de un supermercado chino

1 comentarios viernes, 4 de diciembre de 2009
Nota publicada en la revista Superventas, edición en chino


Adaptado al barrio




La historia de “Daniel” es común a quienes han desembarcado desde China en busca de bienestar económico: cierto recelo inicial, consolidación de su negocio y la adaptación a un país que, dice, no lo rechaza.



Lo primero para decir es algo que ya muchos saben. No es sencillo entablar una conversación con una persona de la República popular China. A la barrera del idioma (tan complicado para nosotros como para ellos el castellano) se le suma cierto recelo para hablar sobre sus orígenes, lo que sería para nosotros aquella persona que viene de un pueblo del interior del país y llega a una Buenos Aires que poco entiende de silencios. Detrás de esa barrera a veces infranqueable, aparece Daniel.


Un hombre de suerte
Nos ubicamos en la calle Independencia 1861, barrio de Congreso, Capital Federal. El supermercado se llama “Suerte”, y el nombre parece atraer clientela, al menos en esta mañana
en la que la gente decidió hacer sus compras. Llegué cuando se descarga la mercadería, trabajo diario y silencioso en muchos casos.
El local es más largo que ancho, con muchas góndolas. El techo es algo alto y escucho música a bajo volumen por unos parlantes. Cerca de la puerta está la caja en donde atiende Li Xue Sun, que es al que llaman “Daniel” sus conocidos y empleados. Tiene 34 años y vino de la provincia de Shandong. “Ahí viven mas o menos 30 millones de personas”, dice. Recordemos que cada provincia de China equivale en cantidad de habitantes a cualquier país de Sudamérica.”Ustedes son pocos en comparación al territorio que tienen. Pero al hombre que siempre vivió en el campo le cuesta adaptarse a la ciudad”.


Aquí hay otra característica de las personas que han decidido probar suerte desde tan lejos: en su mayoría provienen de zonas de China alejadas de las ciudades, donde el campo es su fuente de ingresos desde siempre. La historia de Daniel no escapa a eso.

Hace tres años y cuatro meses decidió venir a nuestro país. “Vine con mi esposa. Y ya tengo una hija argentina. Un amigo llegó primero y luego llegué yo. El comienzo no me fue fácil por el tema del idioma, pero me fui adaptando. No me quejo, me tratan bien”. Le pregunto si ha tenido algún tipo de rechazo inicial, de desconfianza. Pero me repite que ha sido bien tratado. Mi insistencia en la pregunta y su negativa me hace pensar en que el argentino discrimina más que al extranjero, a aquel que ve que no trabaja para ganarse un lugar en el barrio. Quizás el choque de culturas, ante alguien que uno ve trabajador y honesto, no se da tanto.


Las reglas del juego
Mientras pienso en esto, Daniel ya atendió en la caja a cuatro clientes. Los empleados se ríen de que pueda salir en una revista y él también se ríe con ellos. Tengo una pregunta escrita y tenía temor en que no quisiera hablar de eso. Se refiere a la competencia entre pares. El barrio de Congreso es sólo una muestra del crecimiento de autoservicios y supermercados de origen chino que ha tenido Capital Federal y muchas de las ciudades del interior.
Visto el fenómeno desde afuera, pareciera que todos han llegado desde China a Argentina organizados. Quizás el silencio en el que eligen estar me mueva a pensar eso. Pero entre regiones también existen diferencias y competencias, como en cualquier lugar del mundo. “Enfrente se instaló otro supermercado chino hace 15 días. Y es competencia, claro”. Daniel se refiere a uno ubicado en diagonal a su negocio, que luce con pintura nueva. No puedo dejar de comparar el negocio de enfrente con el de Daniel, y le pregunto si desearía modificar algo de su comercio, ampliar, cambiar ciertos aspectos para que los clientes no se le vayan. “El negocio está bien, no nos falta nada. Es una inversión. Dejar plata en arreglar y la pintura es fácil. Pero luego hay que mantener eso. Además esto (mueve su brazo hacia las góndolas) es barato”.


El tema de lo barato que puede ser un comercio chino lo ayuda, aunque en parte. “Yo puedo tener un 25 % más barato la mayoría de los productos, pero todos los que rebajamos después ganamos poquito”, me aclara. Luego me dice que cierta idea de que en Argentina se vive bien, hace que muchos chinos desembarquen en nuestro país y luego tengan problemas para subsistir. “No es sencillo un negocio, y se vienen con la idea de que bajando precios la ganancia es mucha. Pero se gana poquito”, repite la palabra.


Que si vengo, que si voy
Imagino que progresar, para alguien que no es de aquí, implica que le vaya bien en su comercio y afianzar lazos con un país que no es el de ellos. O tal vez piense en volver a su patria. Para Daniel el tema de lo lejano lo ha superado, aunque sí añora el campo. “El campo es mucho más lindo que la ciudad. Hay otros ritmos y se vive mejor, y más si es en tu país. Pero igual, no pensé en irme. O bueno…tuve momentos malos con mi negocio, la crisis, todo eso. De afuera todo es fácil para el que no es comerciante.”


Dice reconocer a alguien de China si vino del campo o la ciudad. “Yo nací en Shandong…en Shanghai no, eh”. Parece que hay diferencias entre ciudades. Me vuelve a hablar del campo. Tiene admiración y algo de melancolía lo que me dice. Le cuento que aquí también hay campo, y mucho. Pero que las ciudades cabeceras dominan todo el movimiento. En China también ocurre, en cuanto a dinero y cultura.
Pero a su manera, cada uno sobrevive.


“No…fotos, no”
Antes de asustarlo sacando mi cámara, decidí comentarle que la idea es tomarle una fotografía para darle un buen marco a la nota. Pero es reacio a posar. Le propuse entonces que él eligiera qué sector de su comercio quería que saliera, si no quería aparecer en persona. Le di mi cámara y luego de ir hasta el fondo y volver, eligió un sector de la entrada. La cámara casualmente era de origen chino (pura casualidad, realmente) y elogió la marca. Le pregunté a qué se debe esa sensación que tengo que las fotos son cosa prohibida. “No, no me gustan…además con esta cara…la foto tiene que ser linda”. Y nos reímos de su salida. Comprendí que tiene que ver con lo cultural y no con la necesidad de esconderse de algo o alguien. Respeto eso.


¿Qué es “ser de acá?”
Estuve un rato más con Daniel. Simpático, de pocas palabras. Con igual placer, me habla de cómo se adaptó a la ciudad, como de los campos de su provincia.
No podría juzgar el sentido de pertenencia, es algo parecido, sino igual, a definir qué es patria. De última, todos somos de aquí, en tanto estemos viviendo.
O sobreviviendo.
Lo veo a Daniel mismo como sobreviviendo en Buenos Aires.
Más allá de estar instalado y en parte adaptado.
Y si aprendió a sobrevivir, comprendí que entre Shandong y Buenos Aires no hay mucha distancia.

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Fondos de comercio, y el momento justo

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Nota propia publicada en la revista Superventas


El momento justo
Si un comerciante debe “pegar el salto” para vender o comprar un negocio,
tiene que saber cuándo es el instante preciso en que arriesgarse
va a rendir sus frutos en el futuro.
Testimonios de quienes vendieron o compraron un local,
que sin dudas ya es parte de sus vidas.




Los momentos de decisiones que marcan un antes y un después siempre generarán dudas pero, también, anhelos de esperar algo mejor para quien se decide por una opción.
El comerciante en general vive dos instancias de las más complicadas de afrontar: comprar y luego, en algún momento, vender.



Se tiende a pensar en sinónimo de venta de negocio a alguien agobiado por deudas o una competencia a la que ya no puede hacerle frente. En tanto quien compra, llega con todas sus ganas e inexperiencia en eso de cansarse frente a un negocio y su funcionamiento.

Estas dos ideas son muy generales y no representan necesariamente a todos. La vida obliga a decisiones y se dan en la ocasión en que se presentan. Si el local es familiar, se plantea dentro de su seno en primer lugar qué hacer. Distinto es quien alquila y su inquilino decide no seguir en ese lugar. O quien anda en busca de un fondo de comercio en algún barrio o ciudad y decide probar suerte.


Los años no vienen solos
Roberto De Vita, 58 años. No extraña tanto ir todos los días a su ex local por un motivo: vive arriba de él. Cuando llegaron a ocupar el negocio la chance de vivir en la planta superior sedujo a sus padres, Guerino De Vita (de jóvenes 83 años actualmente) y Antonieta Versa (85).
Nos remontamos al año 1973 en la Provincia de Buenos Aires.
“En realidad, dice Roberto, mis padres llegaron de Italia y primero alquilaron en Capital Federal. Luego se instalaron en Provincia, cuando sólo las calles principales eran de asfalto, el resto eran de tierra”.
La historia se diferencia de las más comunes de emigrados de Europa pos-guerra, en que arribaron a Buenos Aires con cerca de 30 años cada uno, y habiendo ya trabajado un largo tiempo. En el caso de Guerino, fue oficial ¡policía y custodia en el Vaticano! entre otros destinos. En tanto doña Antonieta ayudaba a su propio padre en un almacén de Salerno y luego trabajó como costurera.
“Apenas llegaron lo primero que hicieron fue una huerta, de la que se abastecían y podían vender sus productos. Cuando se instalaron acá (señala abajo) siguieron con la huerta aunque ya no era el principal objetivo”.

Justamente nuestro objetivo, el de la nota, era que nuevo y antiguo dueño posaran para SUPERVENTAS. Cuando Roberto baja las escaleras, enfila hacia el local. Saluda a todos y se abraza con Aquiles Vera. Entre italianos parece haber quedado el negocio.
La otra parte de la historia es de quien compra.

El destino y sus vueltas
Se dice que el tren de las oportunidades pasa sólo una vez. En este caso parece que cambió de vía para llegar hasta Aquiles Vera.
“Yo trabajé mucho tiempo en un mayorista como empleado. El dueño le ofreció a una persona este fondo de comercio, pero por diferentes cosas no se puso de acuerdo”.

“Incluso Aquiles y yo no nos conocíamos”, dice Roberto. Pero el dueño del mayorista, una vez enterado del interés de Vera, lo pone en contacto con De Vita, sus conocidos que andaban con intención de vender el fondo de comercio. A casi diez años de la venta, todavía los De Vita siguen viviendo en la parte superior y el local continúa bajo el apellido Vera.

La idea de abrir un comercio, dice, ya le venía rondando la cabeza hacía rato. “Y me dije: vamos a hacer algo, un boliche…lo hablé en familia y bueno…se dio”.
Pero para eso, primero alguien decidió vender.

Decisión por sobre el sentimiento
No hubo dudas en su momento y no parece haberlas ahora. Roberto comenta: “Mis padres y nosotros, los hijos, la América ya la tenemos hecha. ¿Porqué vendimos?...mis padres ya estaban viejitos. Nos pusimos de acuerdo con mi hermana, que también ayudaba en el local y decidimos vender el fondo de comercio”.

Sigue su idea. “Si el negocio lo hubiéramos tenido hasta hoy, lo estaría atendiendo solo. MI hermana se puso una boutique. No daba para más. Puedo decirte que vendimos en el momento justo, hace casi diez años, por un tema económico…¡pero en Argentina siempre hay algún problema económico!. No hubiera sido excusa. Se tenía que dar así”.
Algunas veces ocurre algo cercano al arrepentimiento, y se puede pensar en comprar otro fondo de comercio tiempo después. “No. Ya está. Tampoco pensamos en comprar algún local más chico…cumplimos una etapa”.

Clientes, a la venta
Más allá de cuestiones técnico-jurídicas que se deben cumplir (ver recuadro), alguien que decide vender y alguien que decide comprar tienen en cuenta el factor clientela, fiel al lugar de compra, y que se adaptará a los nuevos dueños en tanto ciertos aspectos sigan funcionando. Desde el tema precios hasta la atención y una variedad mas o menos estable de productos.
La fidelidad del cliente bien puede terminar en cuanto ingresa en otro local a comprar lo mismo. A modo de máxima comercial, quien comienza en un local nuevo con clientes ya “ganados” deben por un lado mantener esa base y lentamente ir adaptando lo que considere, y a su vez respetar lo ya establecido.

Otra cuestión no menor es la competencia. Como ya dijimos, se es fiel por convencimiento, y si alguien confía en una “marca comercio”, o un apellido de años en el pueblo o ciudad, también el que compra un comercio deberá tener en cuenta no sólo a quién le adquiere un local, sino en dónde se compra.

Si la región de influencia está todo el tiempo recibiendo nuevos negocios, si la entrega de mercadería es sencilla para los repartidores (ubicación geográfica), o si se registra deudas incluso con ellos.

Comprarse un local, y no un problema
Como Ley, la número 11.867 da el marco en donde se deben cumplir ciertos requisitos. Aunque algunas veces por evitar más trámites o más pagos se pasen por alto cuestiones básicas. Una de ellas es la publicación del Edicto que determinará si el comercio posee o no deudas con terceros.
Aunque las deudas no sean transferibles de vendedor a comprador, es un paso que la Ley exige.

También prevé situaciones extraordinarias. Algún vendedor podría intentar tener un negocio en la zona, o ser directamente competencia, algo que debe estar debidamente prohibido y aclarado en el contrato.

Revisar todos los datos que se envíen a la A.F.I.P. para evitar inconvenientes, y dentro de los seis meses de realizada la compra.

Finalmente, averiguar cuáles son las normativas vigentes en cada municipio del pueblo o ciudad en donde se efectúe la compra o cesión. Cada Gobierno tiene sus leyes o pasos a seguir que se deben tener en cuenta para evitar problemas de habilitación del local recién comprado y vendido.

Desde SUPERVENTAS, el deseo es el ver dueños de autoservicios y supermercados felices con la decisión que tomen, que no es sencilla y como siempre ocurre, genera consecuencias. Si se logran cumplir los pasos que rigen la negociación, compradores y vendedores serán quienes se beneficien.
Para eso hay que tener los ojos bien abiertos para cuando el momento justo llegue.












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El inicio de la crónica periodística

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Práctico de la materia: Etica y práctica profesional

Universidad de Morón Carrera: Periodismo



La Crónica periodística

Roberto Payró y Fray Mocho



El año 1880 marca el comienzo del profesionalismo de dos géneros que están emparentados en similitudes estéticas: periodismo y literatura.
A partir de allí la aparición de los grandes diarios, los autores literarios alejados de la política y escribiendo sobre temas específicos, y con los periodistas que comenzaban a ser asalariados; se empezaba a dejar así un período de enfrentamientos que marcaron los primeros años de la república.
Como fruto de estos cambios, la crónica periodística surge como modo de narración. servirá de excelente descripción para hacer conocer y denunciar hechos que acontecían en nuestro país.


En ese contexto, Roberto Payró y Fray Mocho son ejemplo en cuanto a la utilización de la crónica como vehículo narrativo para reflejar una realidad que nadie hasta ese momento en la capital había notado: la vida en la Provincia de Buenos Aires.
Roberto Payró otorga entidad tanto a la crónica como a la denuncia desde un medio masivo: el diario “La nación”. en 1892 Payró es designado para recorrer el interior de la Provincia de Buenos Aires, dominada por la anarquía y el caudillismo.


Así surgen las crónicas de viaje; trece artículos publicados por entregas titulados “En los dominios platenses”. podía leerse allí las distintas denuncias político-administrativas de algunos partidos bonaerenses (Bragado, 9 de julio, Chivilcoy, Luján, Chascomús, entre otros).
las crónicas reflejaban el uso y abuso del poder, el manejo político y el caudillaje armado que dominaban a la población entera.

Mostraban aquellos textos la complicidad; desde los cuatreros y ladrones menores, hasta los poderes establecidos (intendente, comisario y juez).


Un párrafo del texto que deja en claro todo:
“Los elementos del que se compone el gobierno comunal no varía de uno a otro partido, ni del uno al otro extremo de la provincia. el intendente municipal, el presidente del consejo, el juez de paz, el comandante militar y el comisario de policía podrían ser transplantados a 40 o a 100 leguas de distancia y actuar en un medio desconocido, sin que ni aun en el primer momento se notara el cambio. estas cinco personas forman en cada partido la oligarquía comunal. la justicia, el orden político, la administración, hasta la guardia nacional están en sus manos (...) a veces tiene una cara visible –el senador o diputado de la sección- última forma de caudillo que nunca está seguro de sus subalternos, como éstos no lo están de él(...)”. (Payró, 1892).


Durante 1897 Payró emprendió un extenso viaje por toda la provincia de Corrientes, que fue reflejado bajo el título “alto uruguay, sobre Corrientes”. se repetía lo narrado en Buenos Aires: caudillos, corrupción y robos.


La descripción de los actos eleccionarios no tiene desperdicio:
“ En tiempo de elecciones, gracias a este amansamiento, no tienen otra cosa que hacer que enviar instrucciones y boletas a cada juez (...) él se encarga del resto. cita a todo el paisanaje, arenga a los mansos, amenaza a los ariscos y acaudillándolos con su correspondiente escolta de confianza y bien armada, los lleva al matadero, es decir al comicio, y allí les reparte las boletas y los fiscaliza, y no los deja hasta ver que el triunfo ha sido del excelentísimo gobernador de la provincia”. (Payró, 1897).

En 1898 Payró salió nuevamente de viaje, esta vez hacia el sur. la crónica fue la más famosa y se llamó “la australia argentina”. se denunciaba el olvido y la desidia en que esas poblaciones vivían tan lejos de los problemas de la capital.
A bordo del buque “villarino” recorrió Santa Cruz, Buen suceso y Bahía Thetis, entre otras. Describió los mismos actos impurios vistos en otras provincias, Payró señala que “la patagonia no debe al gobierno sino vejámenes unas veces, desdenes otras”.

Fray Mocho, a su turno:

Sin llegar a ser un periodismo de denuncia como lo era el de Roberto Payró, se lo señala a Fray Mocho como uno de los innovadores del periodismo argentino y sus modismos fueron posteriormente tomados, tanto para el campo de la investigación como para la denuncia.
en 1897 se publica “un viaje al país de los matreros”, que junto a “la australia argentina” son las impulsoras de la crónica como modalidad narrativa en el periodismo.


Los relatos dejaban ver la estructura que la crónica tiene: un hilo conductor, con el periodista que narra en primera persona, describe y dialoga con los personajes y cuenta sus costumbres e idiosincracia. se retrata a través del texto de fray mocho la vida de los pobladores de las islas de ybicuy, en el medio del delta del paraná.


La narración no sólo informa, sino también aclara, describiendo usos y costumbres del entorno, dejando la fonética original de los personajes. es una crónica realista potenciada por su relato directo y descriptivo entre el cronista y los hechos.
También Fray Mocho hizo su aporte en cuanto a entrevista periodística, siendo pionero rioplatense en cuanto a su utilización.


Tres ejemplos en los que se pone de manifiesto el testimonio directo: la primera es una entrevista a un centenario sargento de los húsares de Lamadrid, soldado de la independencia. a través de su vida y recuerdos de batallas, el discurso se vuelve denuncia del abandono y olvido del veterano de guerra.


La segunda entrevista es “la muerte del General Urquiza” en donde dialoga con el coronel Anderson, ayudante de Urquiza y testigo directo de su crímen.


La tercera, finalmente, es “La muerte de Juan Moreira”, y el entrevistado fue el sargento Andrés Chirino. asesino del mítico personaje, ayudando a desmistificar ciertas suposiciones en torno de la vida de moreira.


El repaso, mínimo, por sus vidas, ya en si es una crónica periodística. Porque de esa manera han vivido su tiempo sin pensar en si hacian historia.

Sólo lo hacían.
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Difusión periodística, una técnica de comunicación

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Práctico para materia Estructuras publicitarias

Universidad de Morón Carrera Periodismo




La manera de dar a conocer un producto a través de su publicidad en los medios de comunicación se ha ido modificando en los últimos tiempos. Conforme la tecnología influye sobre las formas, el impacto que genera alcanzar masividad o delimitar un target específico hizo que las agencias de publicidad se perfeccionaran en cómo hacer llegar aquello que necesita ser comunicado.
Difusión periodística es la técnica que propaga información de toda clase, referido a instituciones, empresas, organismos, entes o personas a través de un medio de comunicación. El objeto siempre será el transmitir el valor de aquello que se pretende dar a conocer de manera eficaz, y para llegar finalmente al receptor del mensaje.

Es, en definitiva, una técnica para difundir información interesada que asume la forma de una noticia. Y encubierta, ya que no se brinda a la manera de un aviso publicitario.
Clásicas o modernas, existen diversas formas de comunicación.


Lo escrito y lo implícito:

Siendo la transmisión oral el primer antecedente de comunicación entre las personas, el lenguaje escrito permitió la difusión masiva e instantánea de toda manifestación cultural.
A través de la publicidad en folletines o diarios comenzó una historia que llega hasta nuestros días con diversas expresiones. Todas contienen el fin de comunicar las bondades de determinados productos bajo la tradicional manera de estructurar una noticia.
La información, explícita, permanece en el consumidor, que recordará las características del mismo. Aquello explícito en el papel, pasa a ser implícito en el pensamiento del potencial cliente. Surgen claramente dos formas de las más utilizadas para la comunicación publicitaria: la publinota y el publireportaje. La difusión periodística en estos casos tienen las características básicas de las formas de comunicar: una audiencia a la que llegar, un receptor del mensaje dado; un canal por donde la comunicación es necesaria y por último los objetivos (comerciales o sin fines de lucro). También se tienen en cuenta la inversión, el costo del mismo, la selectividad de la audiencia, una planificación estratégica y una ejecución que más allá de la forma del mensaje, haga que éste llegue de manera clara al receptor.



De según cómo se mire, todo depende:

Información; como concepto periodístico, puede también ser una herramienta de lo que intentamos dar a conocimiento en publicidad gráfica. Pero no siempre se busca resaltar todas las virtudes de un producto, sino sólo alguna: Laboratorios Roche tiene en el mercado el conocido “Redoxón”, publicitado por su composición a base de vitamina C: Sin embargo muchos de los productos del mismo laboratorio tienen esta propiedad, pero se decide remarcar que poseen Magnesio, lo que evita confusiones y competencias entre los mismos productos de una marca.



Ocurre también que ciertos productos se potencian a partir de una imagen: la típica comparación del “antes y después” de un tratamiento capilar, puede eximir a la empresa de un comentario escrito. Pero debe también el cliente saber que el método es rápido y sencillo.
Esto implica que el protagonista de la foto cuente a modo de reportaje sus sensaciones, la buena atención recibida y lo económico que es el implante. Aquí es el publireportaje lo más utilizado, ampliándose también a médicos que explican el tratamiento, y opiniones de supuestos colegas recomendándolo.
Conociendo ya el método, las agencias de publicidad pueden dar fe de la eficacia del mismo. Si la aplicación del método se limitara a remedios, productos capilares o planes de salud, sería un instrumento más que busca la inserción de aquello que se comunica.
La utilización, en resumen, se ve según de quién provenga.



Publicidad, cuestión de Estado:

Reportajes a poseedores de nuevas casas, opiniones de ciudadanos sobre el cambio a partir de una obra en su ciudad, entrega de planes a personas de condición humilde por parte de funcionarios; la televisión, la radio y los diarios también dan espacio a través del publireportaje o la publinota al Estado como ente que necesita comunicar sus actos de gobierno. La diferencia respecto de las agencias es el origen de los fondos, que en este caso son públicos.
La clara utilización del método para captar adhesiones, es más evidente quizás que con un producto específico. El fin comercial del método se torna de carácter político. La legislación que rige tanto para un producto como para una campaña de gobierno son pocas y no demasiado claras.


La Ética sin Códigos:

El debate sobre lo “éticamente correcto” dentro de una publicidad que se difunde en los medios de comunicación no es nueva, y aquella premisa de engañar pero no mentir, se vuelve difícil.
Para Lidia Baltra Montaner, presidenta del Tribunal Nacional de Ética del Colegio de Periodistas de Chile, “la publicidad en los medios estaba claramente separada de la información periodística; la defensa de la audiencia (radial o televisiva) era el zapping, para evitar un mensaje comercial que no quería recibir. Los publicistas entonces, idearon la manera de neutralizar el zapping, es decir, que no podamos zafarnos de los avisos comerciales”.
Según Baltra Montaner, fue “Don Francisco” (presentador de la televisión mexicana) el primer animador que incorporó en el espectáculo mismo, la publicidad de los productos auspiciadores de su programa. “Los concursantes y el público corean los “jingles” y se esfuerzan por decir las frases publicitarias tan bien como los locutores o animadores, de éste modo el producto quedó integrado al show y el público lo acepta, o no se dá cuenta que lo está aceptando”.



Finalmente la presidenta del Trbunal de Ética chileno diferencia los dos tipos de información:
“La información publicitaria es acotada, parcial e interesada, que trata de convencer al receptor de las bondades de un producto o servicio. En cambio la información periodística, por su finalidad de servicio público, apunta a ser completa,, imparcial y desinteresada”, más allá que en los dos casos un locutor deba realizar ambas tareas.


La supervivencia del más apto:

Así, como en la Teoría de la evolución, en publicidad sobrevive aquel que con mejores armas puede imponer aquello que le interese comunicar.
Entrado el siglo XXI, las maneras de hacer llegar la información a quien potencialmente nos interese, pueden ser tan diversas como un periódico barrial o un mensaje escrito llegado a nuestro teléfono celular.
La inmediatez con que se recibe dicho mensaje permite conocer reacciones y tendencias del público consumidor, que entre las opciones dadas elige aquella que por algún motivo logró interesarle.



Hacia quiénes va dirigido el mensaje se puede ver según dónde se publique: en una revista o diario local, un instituto de belleza de ésa ciudad, captará a potenciales clientas de más y mejor manera que en una edición dominical de algún diario de tirada nacional.
En el caso inverso, quizás la promoción de un nuevo shampú tenga que ser de carácter masivo, desde el Norte hasta el Sur del país. También la estacionalidad hace a la promoción de un producto o servicio, estrategias de comunicación (y sentido común) que impedirán que un pullover sea publicitado en pleno mes de enero.


Conclusiones:

La difusión periodística como técnica de comunicación está siempre en constantes cambios que posibilitan que aquellos en condiciones de recibir el mensaje, quisieran o no, se expongan a la publicidad de un producto o servicio.
Sobre todo en el medio gráfico, las dos formas conocidas con que la información se brinda (la publinota y el publireportaje) son herramientas que se utilizan a menudo en productos de consumo y con un target específico.
La masividad que otorgan las campañas de publicidad en medios gráficos televisivos o radiales (sumado el fenómeno Internet), permite no sólo una mejor llegada al cliente, sino la sensación perdurable de esa determinada marca, servicio o atención.



Instrumento para llegar a la felicidad de la empresa contratante y la agencia de publicidad, la difusión periodística hace a los consumidores también partícipes , conscientes o no de ello.
A su manera, finalmente cada parte logra su objetivo.
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Organizaciones: gente de ideas bien fundadas

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Trabajo final materia: Políticas de desarrollo Universidad de Morón

“Informe de situación”
Inspirado en un tema
de Víctor Heredia.

“Sucinto informe que usted demandó:
duele a mi persona tener que expresar
que aquí no ha quedado casi nada en pie”


La génesis de la falta de trabajo en la República Argentina es algo semejante a encontrar una aguja en un pajar. No por ser una tarea difícil de apreciar, sino porque puede demostrarse en distintas etapas del país, según la idea política que el ocasional analista tenga. Una lectura simplista nos conforma diciendo que “pobres hubo siempre”, lo cual no deja de ser cierto, pero vacío de contenido.
La pobreza de un inmigrante en la primer década del siglo XX poco tiene que ver con las necesidades del piquetero reclamando en un corte de ruta. Ideas políticas y económicas van de la mano durante buena parte de la historia a nivel país. Surgen las necesidades.


El fin del siglo XIX y los comienzos del XX mostraban a un país en desarrollo, merced a la política agroexportadora, que implicaba el producir para exportar a países centrales de Europa y a la creciente Norteamérica.
Pronto, la primera guerra mundial modificó el mapa económico y aquellos países “benefactores” compradores de productos se retrajeron, lo que provocó una recesión en nuestras exportaciones. La primer bisagra significó el fin de un modelo de país que miraba inexorablemente hacia afuera, sin tener en cuenta el consumo interno.


La segunda bisagra está directamente relacionada con la llegada al poder del General Juan Domingo Perón; una fuerte política de lo nacional (antagónico de las ideas liberales de la aristocracia de entonces) tuvo como consecuencia la fuerte intervención del Estado en toda actividad laboral de ambos lados del mostrador: se crearon sindicatos, y también entes que regulaban las actividades de éstos.
La conformación de la llamada clase media tuvo su origen en esta suerte de “política integradora”, que nivelaba a todos en derechos laborales y sociales. El fuerte acento en este último punto trajo bienestar a buena parte de la población excluida hasta allí de los beneficios mínimos.


Como tercera bisagra encontramos la política económica durante la última dictadura militar en nuestro país, personificada en la figura de José Alfredo Martínez de Hoz. El creador de la ya mítica “tablita finanaciera” abrió desmesuradamente la importación perjudicando a las industrias nacionales, que resultaron incapaces de competir contra productos más baratos en costos y en precio.
Se agudizaron las diferencias entre clases y la deuda externa era tan impagable como la deuda interna.

Llegamos a la última bisagra que motivó un antes y un después en la historia política y económica de nuestro país: las privatizaciones de las empresas públicas durante la década de 1990 bajo el gobierno de Carlos Menem. Literal bandera de remate de los servicios esenciales (luz, agua, teléfonos, gas, ferrocarriles, petróleo), el ingreso del sector privado obligó a un reacomodamiento de trabajadores hasta allí bajo la tutela del Estado, que al igual que algo que estorba en nuestras casas, se los dejó a un costado.


Esta suerte de desamparo acentuó los problemas de arrastre durante décadas, y permitió –fomentó- la creación de agrupaciones tales como el “Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados”, o el “Movimiento de Trabajadores Desocupados”. El fruto de políticas sociales y económicas erradas habían hecho eclosión.
Diciembre de 2001 fue su punto cúlmine.


A medida que la crisis económica iba en aumento, también crecía la intención de poder generar canales para creación de entidades que se ocuparan de socorrer las mínimas necesidades que equiparó a todos: ya no sólo el nivel social del más humilde empeoró, sino que en la caída también arrastró a los sectores medios, que vieron depreciar sus ingresos. Crisis con pobres cada vez más pobres y sectores medios cada vez más empobrecidos. Y se siguen sumando conforme avanza el problema.

Con un tejido social débil, aparecen asociaciones que ayudan a paliar carencias evidentes: un Estado incapaz de llegar a los sectores sociales más pobres si no es a través de subsidios que no hacen más que fomentar aquello que intentan erradicar.

A aquellas organizaciones que lograron imponerse a los vaivenes económicos y políticos sin otro fin que la ayuda genuina hacia el par en dificultades, esta nota se dirige. Intenta ser la luz de un futuro posible.


“Aunque el daño es grave bien pudiera ser
que podamos salvar todo el trigo joven
si actuamos con Fe y celeridad”


“Gurisitos Jaba Club” nació hacia fines de 1995, luego de escuchar las necesidades de un cura de la zona de Cuartel Quinto de la ciudad de Moreno, en nuestra Provincia de Buenos Aires. Su nombre no surgió hasta el primer viaje solidario hacia la Provincia de Entre Ríos a una escuela dentro de una isla llamada “Arroyo negro”: gurises es el seudónimo que los chicos reciben en la zona, y Jaba es en homenaje a uno de los primeros colaboradores del grupo.

El comienzo fue humilde, y lo conformaban entre otros, cuatro docentes y un cura. Teniendo como vehículo un viejo rastrojero, las primeras colaboraciones estaban relacionadas a ropa y comestibles. El modo de conseguir aquello que se necesita se basa en la credibilidad que genera el destino de lo que se dona. Y es el primer eslabón de la cadena: para lograr la colaboración es esencial creer en aquel que hace el pedido.

Actualmente el club cuenta con 30 asociados. El que quiere asociarse puede aportar, en ves de dinero, ropa, comestibles o materiales para la construcción.


“Hay cierta gente, que ya se sabe,
saca provecho de la ocasión;
comprando a uno lo que vale dos
y haciendo abuso de autoridad...”.


“Cometimos la torpeza de querer conseguir ayuda del Estado”, señala Ricardo Holtz, uno de los socios fundadores del club. “Te salen mangueando ellos a vos... además chocamos con mucha gente incompetente”.

Las posibilidades de hacer con el proyecto una fundación fueron muy concretas. Con el visto bueno del político de turno, las chances de poder tramitar la habilitación sería más sencilla. “No lo hicimos, señala Holtz, porque desde 1997 hasta hoy, Argentina sufre algo así como una invasión de fundaciones. Es seguramente, la forma más rápida de conseguir votos”. Esta especie de “boom” de fundaciones se consolidó en la segunda parte de la década de los 90’ y transformó a éstas en excelentes oportunidades como trampolín político para el voto asegurado.


Llegado un tiempo, cada diputado tenía una fundación. Cuando la política ingresó en eso, la gente comenzó a rechazar las asociaciones. No se ayudaban a lugares, se los invadía directamente”.


“La gente duda en empezar
la tarea dura de cosechar...”


El gran inconveniente de la mezcla entre interés solidario e interés material, es que en un punto aquel que lo ve es consciente de lo que ocurre y lo siente como algo “normal”.
Vivir en la Argentina contemporánea obligó a procesar ciertos cambios intensos en lo cotidiano, lo de todos los días. Entonces la "normalidad" pasa a ser la inseguridad, los sistemas de controles (alarma, vigilador, rejas, ciertos sectores amurallados). Para cambiar nuestro pensamiento, es preciso ver que nuestra vida supone el haber perdido la posibilidad de frecuentar –por ejemplo- ciertos lugares hoy considerados peligrosos.


Un “despliegue” del modo financiero de producir y vivir, incorpora velocidades vertiginosas que desdibujan la consistencia que antes otorgaban un Estado como organizador social, o las prácticas disciplinadas en torno de instituciones como las que analizamos en este caso.


“Suscribo nombre y apellido
y ruego a usted, tome partido...”


Gurisitos no sólo tiene su fin solidario en la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires: el club ha llegado con su colaboración a las provincias de Corrientes, Tucumán, Chaco, Entre Ríos, Santiago del Estero y Formosa.
La estructura en la que se mueven todos los operativos es simple: un contacto recibe el pedido de ayuda de una escuela u organización que lo necesite (asilo de ancianos, comedores escolares, jardines maternales, personas afectadas por la inundación, entre otros). El nexo entre el pedido y la ayuda ya está resuelto. Luego se comienza con la búsqueda de lo que se necesita, esto es, acercarse a empresas que puedan proveer –por caso- guardapolvos para chicos. La ropa y otros elementos son seleccionados por una persona, que los acondiciona para ser usados (esto es, lavar, planchar, embolsar y poner en las cajas que luego serán llevadas a destino).


El traslado implica que cinco o siete personas vayan hasta el lugar, y durante los tres viajes anuales promedio que se realizan, se van rotando; por si hacía falta aclararlo, ésta organización no cobra por su tarea, y cada miembro tiene sus propios trabajos y obligaciones. La crisis de Diciembre de 2001 obligó a un parate en las actividades, que poco a poco se van poniendo nuevamente en marcha.

Destacamos entonces, a estas asociaciones que, como “Gurisitos”, cumplen el rol de socorrer al más necesitado sin más interés que el interés mismo por ayudar.
Con esta nota tienen su merecido homenaje.



“...intentar una solución
que bien podría ser la unión
de los que aun estamos vivos
para torcer nuestro destino...
saluda a usted un servidor”.
read more “Organizaciones: gente de ideas bien fundadas”