Organizaciones: gente de ideas bien fundadas

Trabajo final materia: Políticas de desarrollo Universidad de Morón

“Informe de situación”
Inspirado en un tema
de Víctor Heredia.

“Sucinto informe que usted demandó:
duele a mi persona tener que expresar
que aquí no ha quedado casi nada en pie”


La génesis de la falta de trabajo en la República Argentina es algo semejante a encontrar una aguja en un pajar. No por ser una tarea difícil de apreciar, sino porque puede demostrarse en distintas etapas del país, según la idea política que el ocasional analista tenga. Una lectura simplista nos conforma diciendo que “pobres hubo siempre”, lo cual no deja de ser cierto, pero vacío de contenido.
La pobreza de un inmigrante en la primer década del siglo XX poco tiene que ver con las necesidades del piquetero reclamando en un corte de ruta. Ideas políticas y económicas van de la mano durante buena parte de la historia a nivel país. Surgen las necesidades.


El fin del siglo XIX y los comienzos del XX mostraban a un país en desarrollo, merced a la política agroexportadora, que implicaba el producir para exportar a países centrales de Europa y a la creciente Norteamérica.
Pronto, la primera guerra mundial modificó el mapa económico y aquellos países “benefactores” compradores de productos se retrajeron, lo que provocó una recesión en nuestras exportaciones. La primer bisagra significó el fin de un modelo de país que miraba inexorablemente hacia afuera, sin tener en cuenta el consumo interno.


La segunda bisagra está directamente relacionada con la llegada al poder del General Juan Domingo Perón; una fuerte política de lo nacional (antagónico de las ideas liberales de la aristocracia de entonces) tuvo como consecuencia la fuerte intervención del Estado en toda actividad laboral de ambos lados del mostrador: se crearon sindicatos, y también entes que regulaban las actividades de éstos.
La conformación de la llamada clase media tuvo su origen en esta suerte de “política integradora”, que nivelaba a todos en derechos laborales y sociales. El fuerte acento en este último punto trajo bienestar a buena parte de la población excluida hasta allí de los beneficios mínimos.


Como tercera bisagra encontramos la política económica durante la última dictadura militar en nuestro país, personificada en la figura de José Alfredo Martínez de Hoz. El creador de la ya mítica “tablita finanaciera” abrió desmesuradamente la importación perjudicando a las industrias nacionales, que resultaron incapaces de competir contra productos más baratos en costos y en precio.
Se agudizaron las diferencias entre clases y la deuda externa era tan impagable como la deuda interna.

Llegamos a la última bisagra que motivó un antes y un después en la historia política y económica de nuestro país: las privatizaciones de las empresas públicas durante la década de 1990 bajo el gobierno de Carlos Menem. Literal bandera de remate de los servicios esenciales (luz, agua, teléfonos, gas, ferrocarriles, petróleo), el ingreso del sector privado obligó a un reacomodamiento de trabajadores hasta allí bajo la tutela del Estado, que al igual que algo que estorba en nuestras casas, se los dejó a un costado.


Esta suerte de desamparo acentuó los problemas de arrastre durante décadas, y permitió –fomentó- la creación de agrupaciones tales como el “Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados”, o el “Movimiento de Trabajadores Desocupados”. El fruto de políticas sociales y económicas erradas habían hecho eclosión.
Diciembre de 2001 fue su punto cúlmine.


A medida que la crisis económica iba en aumento, también crecía la intención de poder generar canales para creación de entidades que se ocuparan de socorrer las mínimas necesidades que equiparó a todos: ya no sólo el nivel social del más humilde empeoró, sino que en la caída también arrastró a los sectores medios, que vieron depreciar sus ingresos. Crisis con pobres cada vez más pobres y sectores medios cada vez más empobrecidos. Y se siguen sumando conforme avanza el problema.

Con un tejido social débil, aparecen asociaciones que ayudan a paliar carencias evidentes: un Estado incapaz de llegar a los sectores sociales más pobres si no es a través de subsidios que no hacen más que fomentar aquello que intentan erradicar.

A aquellas organizaciones que lograron imponerse a los vaivenes económicos y políticos sin otro fin que la ayuda genuina hacia el par en dificultades, esta nota se dirige. Intenta ser la luz de un futuro posible.


“Aunque el daño es grave bien pudiera ser
que podamos salvar todo el trigo joven
si actuamos con Fe y celeridad”


“Gurisitos Jaba Club” nació hacia fines de 1995, luego de escuchar las necesidades de un cura de la zona de Cuartel Quinto de la ciudad de Moreno, en nuestra Provincia de Buenos Aires. Su nombre no surgió hasta el primer viaje solidario hacia la Provincia de Entre Ríos a una escuela dentro de una isla llamada “Arroyo negro”: gurises es el seudónimo que los chicos reciben en la zona, y Jaba es en homenaje a uno de los primeros colaboradores del grupo.

El comienzo fue humilde, y lo conformaban entre otros, cuatro docentes y un cura. Teniendo como vehículo un viejo rastrojero, las primeras colaboraciones estaban relacionadas a ropa y comestibles. El modo de conseguir aquello que se necesita se basa en la credibilidad que genera el destino de lo que se dona. Y es el primer eslabón de la cadena: para lograr la colaboración es esencial creer en aquel que hace el pedido.

Actualmente el club cuenta con 30 asociados. El que quiere asociarse puede aportar, en ves de dinero, ropa, comestibles o materiales para la construcción.


“Hay cierta gente, que ya se sabe,
saca provecho de la ocasión;
comprando a uno lo que vale dos
y haciendo abuso de autoridad...”.


“Cometimos la torpeza de querer conseguir ayuda del Estado”, señala Ricardo Holtz, uno de los socios fundadores del club. “Te salen mangueando ellos a vos... además chocamos con mucha gente incompetente”.

Las posibilidades de hacer con el proyecto una fundación fueron muy concretas. Con el visto bueno del político de turno, las chances de poder tramitar la habilitación sería más sencilla. “No lo hicimos, señala Holtz, porque desde 1997 hasta hoy, Argentina sufre algo así como una invasión de fundaciones. Es seguramente, la forma más rápida de conseguir votos”. Esta especie de “boom” de fundaciones se consolidó en la segunda parte de la década de los 90’ y transformó a éstas en excelentes oportunidades como trampolín político para el voto asegurado.


Llegado un tiempo, cada diputado tenía una fundación. Cuando la política ingresó en eso, la gente comenzó a rechazar las asociaciones. No se ayudaban a lugares, se los invadía directamente”.


“La gente duda en empezar
la tarea dura de cosechar...”


El gran inconveniente de la mezcla entre interés solidario e interés material, es que en un punto aquel que lo ve es consciente de lo que ocurre y lo siente como algo “normal”.
Vivir en la Argentina contemporánea obligó a procesar ciertos cambios intensos en lo cotidiano, lo de todos los días. Entonces la "normalidad" pasa a ser la inseguridad, los sistemas de controles (alarma, vigilador, rejas, ciertos sectores amurallados). Para cambiar nuestro pensamiento, es preciso ver que nuestra vida supone el haber perdido la posibilidad de frecuentar –por ejemplo- ciertos lugares hoy considerados peligrosos.


Un “despliegue” del modo financiero de producir y vivir, incorpora velocidades vertiginosas que desdibujan la consistencia que antes otorgaban un Estado como organizador social, o las prácticas disciplinadas en torno de instituciones como las que analizamos en este caso.


“Suscribo nombre y apellido
y ruego a usted, tome partido...”


Gurisitos no sólo tiene su fin solidario en la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires: el club ha llegado con su colaboración a las provincias de Corrientes, Tucumán, Chaco, Entre Ríos, Santiago del Estero y Formosa.
La estructura en la que se mueven todos los operativos es simple: un contacto recibe el pedido de ayuda de una escuela u organización que lo necesite (asilo de ancianos, comedores escolares, jardines maternales, personas afectadas por la inundación, entre otros). El nexo entre el pedido y la ayuda ya está resuelto. Luego se comienza con la búsqueda de lo que se necesita, esto es, acercarse a empresas que puedan proveer –por caso- guardapolvos para chicos. La ropa y otros elementos son seleccionados por una persona, que los acondiciona para ser usados (esto es, lavar, planchar, embolsar y poner en las cajas que luego serán llevadas a destino).


El traslado implica que cinco o siete personas vayan hasta el lugar, y durante los tres viajes anuales promedio que se realizan, se van rotando; por si hacía falta aclararlo, ésta organización no cobra por su tarea, y cada miembro tiene sus propios trabajos y obligaciones. La crisis de Diciembre de 2001 obligó a un parate en las actividades, que poco a poco se van poniendo nuevamente en marcha.

Destacamos entonces, a estas asociaciones que, como “Gurisitos”, cumplen el rol de socorrer al más necesitado sin más interés que el interés mismo por ayudar.
Con esta nota tienen su merecido homenaje.



“...intentar una solución
que bien podría ser la unión
de los que aun estamos vivos
para torcer nuestro destino...
saluda a usted un servidor”.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Universidad de Morón, Carrera Periodismo, trabajo final año 2003. Para colaborar en la obra de "Gurisitos" pueden acá dejar sus mensajes y nos comunicaremos, desde ya gracias!!!