.”Dejar caer”.(recuerdo de chico, bajar del tren en verano y desde la punta del andén ver el atardecer).

1 comentarios sábado, 29 de septiembre de 2012
La línea del horizonte cae al final del paisaje, nadie la lastima. Tiene energía porque detiene el camino de quienes preocupados la esquivan. Sólo en intención, porque tanto brilla que caen hipnotizados quienes ni sus pies saben si pisan. El camino hace una curva y el sol acompaña el giro en precisa recorrida, acelerando su paseo y deteniendo al humano que mira. Se pierde al sentir que se deja de ver, comienza el frio, la vista se acorta a nosotros mismos y al olor de las cosas, a los temores y amores de constancias celosas. Hasta al otro dia del mismo horario y en igual visita. Que hace a la gente olvidarse y no resignarse. Con la línea al final del paisaje.
read more “.”Dejar caer”.(recuerdo de chico, bajar del tren en verano y desde la punta del andén ver el atardecer).”

."A dos meses".

0 comentarios
Las heridas de amor son astutas. Se suelen esconder tras el corazón disimuladas en tiempo, en espera, en silenciosa resignación, como quien ve florecer una rosa de otro color al que soñó. Anidan y se expanden ilusiones desmedidas, recreaciones en la mente mas que reales concebidas. Y en algo se vuelve tirano todo el amor dado, porque somos egoístas si por ciegos nos creemos algo que nunca veremos. Sólo deseo, el que no arma lo que se ama, el que sólo lo cree un juego. El que nunca lo jugó, el que no conoce las reglas endebles de sufrir por eso. Durante siete meses escribí lo que sentí y no me duele el amor. Sino a diario haber expuesto una herida. De esas astutas.
read more “."A dos meses".”

"Miradas subterráneas" -Cuento corto-

1 comentarios
Se miró en el reflejo del vidrio de la puerta del subte antes de bajar. Acomodó un poco su pelo y ya en el andén volvió a ponerse la cartera al hombro. Pero sólo estaba la correa. Miró al piso y comprendió que no se había desprendido, volvió a mirar el vagón de donde había bajado y un hombre sonreía mientras la puerta se cerraba, hubo un cruce de miradas de cinco segundos. Avanzó sin pensarlo y golpeó la puerta de metal pero el subte de todos modos arrancó. Buscó policías pero estaban en el otro extremo del andén. Se fijó si había cámaras pero no tuvo suerte, no las había. Resignada, Noelia miró al techo y pensó “que le aproveche”. En todo el dia no pudo olvidar esa cara que sonreía desde el vagón. A los diez días, ve su carnet del club GEBA en la boletería. Le dicen que eso y una cartera están en la oficina de objetos perdidos. Cuando llega, ve lo suyo dentro de una caja de cartón. Se fija en la cartera y estaba intacta, dinero, documentos, agenda, monedas. También un papel pequeño que decía “le pido disculpas, devuelvo las cosas como estaban. Me quedo con su mirada”. Desde aquel dia Noelia viaja en otro vagón y con otra cartera más segura. Y sus ojos como custodia de ladrones de miradas.
read more “"Miradas subterráneas" -Cuento corto-”

"La trama al revés" -Cuento corto-

1 comentarios
Un cuento al revés. Ella y él fueron felices después de tanto pedirle al de arriba que en eso se fije. Luego lo imposible de lograr que se empezaba a vislumbrar, como castigo a la ansiedad de tanto querer buscar. Estando cerca, nunca tan lejana la verdad de lo que sentían por el otro al callar. Los oídos que aconsejan les pedían que se olvidaran de certezas, que no soñaran juntos estrellas. Dejaron de llamarse con latidos al unísono y el destino nunca supo cómo armar sus caminos. Se vieron de lejos y se dejaron ahí mismo, con extrañeza de olvidados conocidos. Dos personas solas por el barrio, una sin querer empuja a la otra, que desde el suelo queda mirando. Y cae como rey a sus pies. Un cuento al revés.
read more “"La trama al revés" -Cuento corto-”

."General de su batalla".

0 comentarios sábado, 22 de septiembre de 2012
Acta de rendición. Bajo el sol de este dia declaro como juramento dejar en brazos mis armas de quien acepto ganó, por serme sincero. Tras días de batalla por imponer soldados y criterios, concluyo algo herido y sin munición mi deseo. El compromiso es asumir que acepto la derrota de hecho, que seré dirigido tal como se habló primero adonde el ganador elija como prisión de momento. Accedió a mi petición de dejarme el traje puesto, el sombrero algo roto y mis botas con agujeros. Declaro como final que no quedarán prisioneros. Ni soldados, ni bandos, ni ideas de fusil de hierro. Firmando aquí al pie conmigo mi dignidad. Y Fe. Lo que en batalla no pierdo.
read more “."General de su batalla".”

."Fotos vivas".

1 comentarios
Tengo fotos en movimiento. Instantáneas que no frenan el momento preciso para hacerlo recuerdo sino que se activan siempre que yo las veo. Imágenes de gente que mira de frente preguntándome a mi qué es lo que siento. Razones puestas en el ir y venir de mis ojos queriendo ser parte de lo que afuera quedo. Hacen ruido para que las mire, les preste atención, me detenga en detalles pequeños. Nadie me llamó o quizás algo hizo que de camino al cielo me encuentre conmigo mirando extrañado. Las fotos en movimiento.
read more “."Fotos vivas".”

."Dia".

0 comentarios
A jugar a ser precisos. A esperar pacientemente el resultado del sacrificio. A sostener dichos, sin más remedio que estar convencidos. A desear haber nacido regido por el buscado sentido. A pensarlo en función de quien por amor respiro. A los solitarios que no piden a Dios permiso. A quien urge encontrarse consigo mismo y necesita al sol de testigo. A la pureza del acto bien nacido. A los tibios deseos de cada latido. A todos ellos iré diciendo que el dia empieza. Que todo es nuevo, porque pieza por pieza asi lo veremos. Cuando sumo es para atrás, el hoy es siempre primero. Y es preciso mi juego.
read more “."Dia".”

."Por fin se fue".

0 comentarios
Tengo muchas cosas para decirle. Y frente al papel en blanco, pocas para escribirle. Elijo bien mi comienzo, para que se sienta cómoda en el resto del texto, que tenga ganas de seguir con sus ojos mis renglones de motivos expuestos, de verdades con giros poéticos pero vivas en todo momento. La mano duele apretando fuerte la lapicera, como cuando de chico temía se me cayera al suelo, los nervios en el trazo los verá quizás sinceros. Con tanto para dar a veces el mundo se vuelve austero, como esas luces pequeñas de linternas del tamaño de un dedo. En ese reflejo sostengo mis renglones. Segunda carilla y el orden de temas que van surgiendo no me preocupan, me apuro a ordenar con la mente lo mejor que puedo mis claros motivos en claros conceptos. Veo el final de la hoja, quiero cerrar la idea, eso deseo. Escribo que ya fue el final, que mis letras no son el cierre. Que el cierre ya estaba hecho mucho antes que esta carta. Firmo al pie, doblo el papel en dos, cierro sobre. Y al adiós, el correo completa el resto.
read more “."Por fin se fue".”

."Serenata". -Cuento corto-

1 comentarios
Se sintió el peor actor en medio de su peor película. Le pareció un detalle simpático que ella no olvidaría, de esos que pasados los años recordarían entre risas como un hecho visagra. Y justamente visagra, pero de una puerta, fue lo que sintió caer cerca suyo, aunque no se detuvo. Había apostado a ganador, de hecho hasta los primeros veinte segundos sintió la adrenalina del enamorado que con una patriada le demostraba valentía. Luego todo fue más cuesta arriba. Empezó a tallar la conciencia. Sus zapatos a apretarle, su voz a resquebrajarse, el traje alquilado a ser más duro y almidonado. Miró al resto de la gente que lo acompañaba y aceleró el ritmo de la tonada, desafinando con muchas más ganas. Ella miraba desorbitada, con la mano en la boca, mezcla de risa en la curiosa ceremonia. Él escuchaba voces de fondo, insultos, aplausos de vecinos. Intentó en el final de la canción esmerarse y concentrarse. Se sacó el sombrero y lo sostuvo en su mano. Ella desde el balcón aplaudió mientras el coro de vecinos no dejó de insultarlo. A las dos de la mañana el disfrazado hombre, vestido de mariachi con sus tres músicos, habían terminado la serenata. De la enamorada, de parte del enamorado. Como en las películas, de vez en cuando.
read more “."Serenata". -Cuento corto-”

."Facebook".

1 comentarios
Nadie es como es si elige lo que mostrar. Del otro lado alguien no es como uno cree, pero la mente no lo entiende. Acomodamos perfecciones todo el tiempo, limitamos opciones inteligentes, creemos en nosotros si alguien lo dice por nosotros, y fuerte. Se sueña en pleno presente, pasado maquillado y futuro no alcanzado, esperando alguna otra parte que nunca había llegado. Se sueña con ojos abiertos todo el dia, como esa bebida que no queremos se termine, como si la nada a eso le siguiera a nuestra vida. Y empujamos al destino más que encontrarlo, lo armamos más que desearlo. Construimos mirando hacia arriba sin querer ver el piso. Entre todo aquello que por otros decimos, o solemos escuchar sobre nosotros mismos, alguna luz se rescata. Porque aquello que hace bien no se explica con palabras, ni se espera, ni se busca. Llega a uno. A su mundo, el real. Que se muestra tal cual.
read more “."Facebook".”

"Buscar con ojos cerrados" -Cuento corto-

1 comentarios
Cerró los ojos Lucía para dejarse llevar. A esos lugares en donde se aplica la imaginación sólo sirve concentrarse para lograrlo y esperar a que ocurra de alguna manera. Diez de la mañana de un domingo parecido a cualquiera: aburrido. Puso sus manos en la cama, con las palmas hacia abajo, estiró su cuello y se quedó con los ojos cerrados. Respiró profundo para concentrarse. De lejos una alarma de auto molestaba toda la tarea. De a poco quiso alejarla de su mente, oírla cada vez menos. Lo logró. Por treinta segundos lo único en que pensó y oyó fue su respiración, que lentamente iba siendo más profunda en la inspiración. Hasta que se le cruzó uno de sus problemas por la cabeza. El ejercicio se puso en peligro, era más fuerte que ella. Se resignó sin perder la postura aunque nadie la viera. Comenzó a incomodarse pero también empezó la tarea de alejar su carga, esta vez no quería perder. Abrió los ojos. Habían pasado diez minutos y vio desde su habitación otro mundo. Se acercó a un espejo, se peinó como pudo. Se puso a pensar por qué perdía el tiempo razonando el futuro. Dejó de hacerlo y por primera vez se vio en su casa, viviendo. A los 33 años Lucía, ese domingo aburrido, empezó todo de nuevo.
read more “"Buscar con ojos cerrados" -Cuento corto-”

."El ruido del rio".

1 comentarios
Una vez el Destino me contó que no tenía claro qué hacer consigo mismo. Yo le dije que tampoco sabía el mio, que persigo algo que se aleja persistente y que de noche sueño con, quizás, ser testigo. Que no llegué a verlo porque en realidad lo transito sin pedirlo. Nos quedamos en silencio, Destino y yo, mirando el agua del rio. Reflejada en no sé qué farol, tenía movimiento y ruido. Dejándonos llevar y para evitar seguir hablando sin sentido, quedamos hipnotizados en un punto fijo. Uno suele buscar las respuestas en los puntos fijos, donde se quedan anclados los pasados, lo que han sido. De pronto ese ruido nos empezó a dejar sordos y nos pusimos de pie, de cara al rio. Le di la mano al Destino, que sonrió de compromiso, y me fui para mi casa. Sin saber qué hacer conmigo.
read more “."El ruido del rio".”

."Deberes".

1 comentarios sábado, 15 de septiembre de 2012
Bajé la bandera que flameaba en el mástil del recuerdo. Enrollé algunos papeles para ponerlos bien lejos de tentadores momentos que me inviten a leerlos. Con sutileza cambié horarios necesarios, volví a viejas rutinas que por precisas había olvidado. Empecé a pensar en mi cuando de nuevo fui acomodando nuevamente los recuerdos donde querían estarlo. Parece correr la brisa sobre todo lo que uno ha dado, y se lleva lo que sea y me deja necesario la tarea de seguir. Y en el mástil, bandera de cambio.
read more “."Deberes".”

"Apiladas" -Cuento corto-

1 comentarios
Su vida estaba dentro de nueve cajas de zapatos guardadas en el cuarto. Las tenía apiladas, ocupaban el espacio en el placard y en su mente al verlas a diario. Allí había recuerdos familiares, viejos papeles con recortes, fotos de colegio, cartas, las postales de cuando su tia se iba de viaje a alguna parte. Boletos capicúa, algún souvenir de antiguas fiestas de 15, un oxidado ábaco, la bolsa de su jardín de infantes, unos dibujos sin nombre ni firma, llaveros usados y gastados. Aunque no las abriera él sabía qué había en cada una, y la invitación a la nostalgia que es ponerse a revisarlas. Lo venía pensando y lo dejó para el sábado. Se sentó y abrió una de las cajas. Llenas de papeles leyó cosas olvidadas que se activan cuando ya sabemos cómo sigue una lectura. Con piedad se vio en cosas viejas. Cerró de nuevo la caja y la guardó. Por la tarde fue a comprarse zapatillas. Pidió la caja que ahora está vacía. La va a poner en el placard en la parte de arriba para ir llenándola con cosas que sucedan de acá en más. Y no pensar tanto en las antiguas. Cajas de su vida.
read more “"Apiladas" -Cuento corto-”

."Diez formas".

1 comentarios
Las formas del silencio. El sepulcral, en los grandes espacios. El íntimo, con alguien al lado. El oportuno, cuando rodeado de gente me callo. El familiar, que por tradición se tiene ante involucrados. El piadoso, ante algo que nos parece penoso. El permanente, de aquello que guardamos. O cargamos. El temporal, cuando elegimos el momento en que deje de ser silencio. El del vacío, sin que surjan las palabras ni motivos. El buscado, siempre con los ojos cerrados. Y aquel que nos sirva. Ante tanto mundo hablado.
read more “."Diez formas".”

"Esperar, esperarla". -Cuento corto-

1 comentarios
Esperó un dia de sol para levantarse temprano. Esperó el colectivo vacio dejando pasar varios. Esperó pacientemente en la fila de pago sin cambio. Esperó se hiciera la hora para entrar en punto al trabajo. Esperó de su compañero Ferreyra que le diera el informe terminado y no por la mitad para luego él completarlo. Esperó el reto del jefe por ese atraso. Del que se hizo cargo. Esperó el final del dia en la oficina, aliviado. Esperó el mensaje de la tia, a la que le mintió diciendo que a verla iría. Esperó al colectivo que nunca llegó por una marcha en la avenida. Esperó llegar a la casa aunque sea caminando. Esperó sacarse camisa y zapatos. Esperó que fueran las nueve para hacer por fin el llamado. Esperó que atiendan del otro lado. Esperó escuchar la voz dulce del ritmo en letargo, que lo hiciera feliz. Esperó la respiración al final de cada oración que ella decía, para disfrutarla. Sentir alegría. Aunque tuviera que esperar por eso todo el dia.
read more “"Esperar, esperarla". -Cuento corto-”

"Ser humano" -Cuento corto-

1 comentarios
Sucedió algo increíble. Marcos caminaba bordeando la cordillera al mediodía, y el ruido a viento en las orejas era un concierto permanente que hacía difícil concentrarse, Había llegado a Mendoza para hacer lo que estaba haciendo, caminar al pie de la gran montaña. Bien equipado, lo suyo iba a ser un recorrido de tres horas. Se acomodó la mochila y durante un tramo hasta se puso las manos dentro de la campera. Miraba a su izquierda esa pared de piedra, caprichosa en su forma, que parecía lo acompañaba. A la derecha una planicie con algunas rocas altas y de fondo más montañas. El ruido a viento competía con el de los pies pisando la mezcla del suelo, tierra y piedra. Resoplaba pero no quería detenerse. Se sentía de alguna forma pleno y lo más importante: logró estar absolutamente solo durante mucho tiempo, lo que lo invitaba a no pensar en nada más que estar ahí. De pronto se detuvo a admirar. Se sacó los anteojos, respiró hondo y empezó a girar lentamente para ver todo. Realmente se sintió poco frente a tanto. Golpeó las manos con guantes puestos como prueba del ruido, que ni siquiera se oyó. Estaba feliz hasta que de repente vio algo en el suelo, no lo reconoció. Le pareció de lejos ajeno al paisaje. Cuando se acercó se desilusionó. Era una botella de plástico y un envoltorio de algo, parecía de una barra de cereal. Las agarró y puso todo en su mochila. Cuando volvió de la caminata pasó por el puesto del parque nacional. Mostró los objetos al guardaparques, los tiró en un tacho. Y dijo resignado: “Hermoso todo. Pero no dejen entrar humanos”.
read more “"Ser humano" -Cuento corto-”

."Diez cosas guardadas".

0 comentarios
Diez momentos de vida: 1. Las estrellas formando algo asi como un caballo alado, camino a Bariloche en una noche estrellada. 2. El largo pasillo antes de la puerta de la casa de mi abuelo, y la media cuadra antes de llegar a la casa de  mi abuela. Satisfacción de niño saberse cerca. 3. La original idea de quien organizó aquella muestra en la que la música salía por debajo de los pies. “The wall” de Pink Floyd a más de 20 años aun me resuena. 4. El Citroen de mi tia Betty con problemas de cataforesis en el piso, y algunos viajes en que por debajo de la alfombra veía las calles. 5. Los eternos diálogos de miradas con mi abuela Juana. 6. Mi madre, el dia que descubrí que los reyes eran los padres porque escondió mal los regalos, que vi, compró antes. 7. La primera vez que crucé la calle solo para ir al kiosco por pedido de mi mamá: con voz temblorosa dije “Jockey suaves cortos”. 8. Mi perra Anahí, que se ofendía si no la saludaba y me esquivaba la mirada. 9. Lo mareado que quedé cuando vi televisión a color tres horas seguidas la primera vez. 10. Todos los recuerdos que la mente ordena y el presente desordena, porque uno es un conjunto de cosas que han pasado, pasan. Y va guardando. En palabras hechas.
read more “."Diez cosas guardadas".”

."Decálogo de madurez".

1 comentarios
Diez requisitos de madurez. 1. Dar por sentado que la vida es un aprendizaje. Más que nada cuando nos equivocamos. 2. Permitirse verse uno con cariño hacia lo que ya hicimos, sin estar pendientes de quien opine lo que no ha vivido. 3. Querer infinitamente y creer decentemente. 4. Aunque sea una sola vez, hacer un buen viaje al lugar que uno desee. Buscado o encontrado. 5. La paciencia se cultiva con la parte de las flores para arriba. Esto es: cada cosa tiene su tiempo de espera, como quien desea primaveras. 6. Fiarse en un elegido reflejo pero también en nuestro propio espejo. 7. Usar mente o corazón, el impulso que corresponda. 8. Querer lo que uno hace pero mucho más cuando en otros se ve. Y celebrarlo en silencio sabiendo que está bien. 9. Furia y temor son hermanos que se ven cuanto más los ocultamos. Se cura asumiendo el cambio, tarde o temprano. 10. Vivir sin darnos cuenta del niño que fui o el adulto que pretendí. Sólo en el hoy verme feliz.
read more “."Decálogo de madurez".”

"Cinthia suerte" -Cuento corto-

1 comentarios
Cinthia Ornetti. Lo que se dice una auténtica mujer con suerte. Ya desde pequeña, cuando su madre la anotaba en concursos de baile y triunfaba. O en las rifas del colegio en donde siempre salía su número y ganaba esas canastas con cremas y toallas. De adolescente era común que sacara el anillo en la torta de fiesta de 15, de hecho se quedó con siete anillos. La cantidad de compañeras mujeres que tenía. En la reunión luego del viaje de egresados ganó otro viaje a Bariloche de regalo. Hasta la propia Cinthia pensaba que con el colegio esa etapa se estaría terminando, pero no. En la facultad le tocaba rendir cuando los profesores exigentes mas cansados estaban, o materias eran anexadas a otras carreras y se aprobaban sin cursarlas. En el Banco llegaba y si le faltaban 200 números para el suyo, alguien se acercaba y le daba un número de regalo porque se iba, y era uno bien cercano. En su trabajo nadie podía cambiar de lugar, hasta que renunció alguien y su jefe le dio aquella mesa junto a la ventana, tan envidiada. Comprando en el Coto fue cliente “un millón” del año pasado, y la premiaron con tres repletos changos. Salió adjudicada para un auto a la tercera cuota de pago. Se ponía botas en pleno dia, los conocidos se reían y por la tarde llovía. Era una mujer de suerte, Cinthia. Revolvía el café con la cuchara, en el bar de Corrientes. Para adelante y para atrás, concentrada. Luego de cuarenta minutos y un cortado con un mixto, recibió un mensaje. “Hoy no puedo, perdoname. Se me atrasó todo, sabés cómo es. Fallida primera cita, yo te vuelvo a llamar”. Apenas lo leyó quiso cambiar toda su suerte en la vida por ese momento que no se dio. Luego se puso feliz. Cinthia Ornetti supo esperar que las cosas se den cuando tuvieran que ser. Aprendió a perder, una vez. Y eso ya es una suerte.
read more “"Cinthia suerte" -Cuento corto-”

"Grabado reloj" -Cuento corto-

1 comentarios sábado, 8 de septiembre de 2012
Memoria prodigiosa. Pablo caminaba por San Telmo con su esposa en esos días en que el aburrimiento se vuelve salida a fin de mes. Tomados de la mano miraban las mesas con caballetes que ofrecían en el viejo mercado cosas indescifrablemente antiguas. Se detuvieron frente a viejo aparador con pequeños relojes. Pablo miro a los costados sabiendo que no podía hacer lo que iba a hacer. Se acercó a mirarlos bien de cerca y de a uno. La esposa vio a su marido hacer un salto de sorpresa sobre sus pies, como los chicos cuando encuentran la pelota debajo de algún armario. “Es el reloj, igualito al de la tia Inés”. Le contó Pablo que cuando era chico iba a la casa de la tia Inés y sobre un mueble dentro de un estuche con pana de color roja, estaba un reloj de bolsillo. Que él nunca más que ahí dentro vio al reloj, subido a una silla sin querer tocarlo. Luego dejó a la tia Inés por sus visitas a amigos, creció y ella cambió de barrio. La esposa le siguió el juego de intentar entender aunque nada comprendía. Pablo compró el reloj a precio razonable y se lo llevó a la casa. Al otro dia fue a lo de la tia Inés. Luego de años vivía en Claypole, cuando la vio sus recuerdos volvieron a ella y a él. Se sentaron y le preguntó cosas de rigor hasta que le contó lo del reloj. La tia le dijo que no lo tenía más. Que una deuda con la vieja casa hizo que lo vendiera a muy bajo precio, que era hermoso, un regalo a su marido de parte de un jefe naviero. Pablo saca del estuche el reloj. Le da un beso, ambos lloran. Se queda un rato, agradece a Dios cuando por San Telmo vio al reloj. En su memoria.
read more “"Grabado reloj" -Cuento corto-”

."Sólo vejez".

1 comentarios
Si ocurre una vez podrá ocurrir otra vez. Y dos, tres. Y diez. Y cien. La diferencia no es el antes sino el después. Adonde uno se busca para ver cómo fue y tarda en encontrarse porque ya no se es. Golpea con furia el viento en la mente, de no tener bien en claro cuando es asunto pendiente. Lo que ven cuando se siente a un hombre ser algo que nunca podrá sin poseer. Destino sellado que en marcas deja a veces niñez y otras adultez. Donde salida es el sol de quien encara ser juez por primera vez de cierta cansada piel. A los buenos, la cárcel abierta de la que saldré. A los malos, la vejez de la importancia en corta estrechez. No ocurre otra vez.
read more “."Sólo vejez".”

."Mirando azoteas".

0 comentarios
Ahora veo las cúpulas de las iglesias. El final de edificios altos, los carteles con leyendas, los faroles de la luz y los árboles de ramas tensas. Oigo el viento que parece remolino en altura plena, en la esquina un mirador que se oxida de tan poca presencia y un espacio muy pequeño donde una reja es intrusa seria. Hay algunos ventanales en el paisaje elevado en tierra, vidrios mezclados en hierro que marcan años de existencia, alguna figura griega sosteniendo columnas se esfuerza. Es de noche al descubrir réplicas de almas gemelas que golpean por culpables la campana en su condena. Esto es algo que yo veo mirando el techo de la tierra, una vez que vos te fuiste. Y miré hacia arriba el planeta.
read more “."Mirando azoteas".”

"Miedo al árbol" -Cuento corto-

1 comentarios
Estaba por empezar la obra. Un hombre disfrazado de árbol esperaba su momento. Tras la cortina del escenario la protagonista no se hablaba con la actriz secundaria. El actor principal odiaba al director, quien le puso el texto más difícil de la obra. El sonidista no soportaba los continuos retos que la maquilladora daba a toda persona que se le acercaba. Un actor de reparto se ponía a fumar siempre delante del decorado y eso enojaba a la mujer del vestuario. El apuntador no era observado y solía gritar en vez de hacer señas. La productora de la obra de teatro siempre llegaba tarde pero esta vez llegó temprano. Entre tanta discusión sumó también su enfado, iba cada vez menos público del esperado. Los dos reflectoristas se bajaron de la parrilla y apagaron las luces del escenario. Todos se quejaron a la vez. En el medio del escándalo se abre el telón y el público aplaude, la música suave. De entre las sombras un hombre disfrazado de árbol se ubica en medio para decir su texto. “Soy quien ha escuchado lo que por años el hombre ha hablado. Sin embargo nadie sabe qué tan poco por usado tiene a veces el silencio, y lo bien que queda a mi lado. Pídanme que yo les hable y puedo todo yo contarlo”. Los actores se miraron en el escenario, los ayudantes en los costados. Tragaron saliva, temblaron. Y la obra se siguió dando.
read more “"Miedo al árbol" -Cuento corto-”

."Soy lo que no me dices".

0 comentarios
Al hombre le decían cómo era él. Un ser alto, buen mozo, atento a los detalles, cortés. Con la paciencia forjada de años a sus pies, solidario sin pensar más que en el otro después. La mejor pieza del ajedrez, la esperada, el incentivo para que la suerte esté donde está él. Hasta le dijeron querer ser alguien que sea un poco como él, porque se le acercaban sólo a felicitarlo por lo que fuera. Tenía una energía especial, le decían. Una vez lo imitaron. Y luego otro. Y otro más de nuevo. El hombre alto, buen mozo y cortés se empezó sentir solo rodeado de gente como él. Se miró a un espejo. Para comenzar otra vez. A ser.
read more “."Soy lo que no me dices".”

"La suerte de Analía" -Cuento corto-

1 comentarios
Había sido elegida por él a dedo. Frente a un gran mapa de la ciudad una casa sobresalía desde el cielo, tenía techo de ladrillos como cualquier otra  pero en ella habitaba cierto misterio. Diferencia respecto de las demás, esa energía propia de quien le toca la suerte sin saberlo. Analía acostada espera al sueño. No venía a buscarla desde hacía tres noches y aunque repetía la rutina nada se puede sin dormir primero. Miraba el reloj que suena a las seis. Cerraba los ojos para no pensar y apagaba el velador. Pero lo volvía a prender. La mente que no descansa se vuelve insoportable para quien la posee, ella sabía que algo debía hacer. Salió a la puerta a ver pasar el tiempo, mirando todo desde atrás de un macetero. La noche perdía frente al dia. Martes, fresco. Cerró mejor su pullóver y se iba de nuevo a la cama cuando algo la hizo dar vuelta. Estando de nuevo en la puerta algo parecido a un viento arremolinado le hizo abrir sus ojos de tres días sin sueño. Miró hacia los costados, hacia el frente. Hacia el cielo. Llegó hasta la cama y pasada una hora se despertó sabiendo. Ahora tenía en su cuerpo la suerte elegida a dedo.
read more “"La suerte de Analía" -Cuento corto-”

."Lo que se mueve cuando camino".

1 comentarios
El sentido común llamó al olvido, los dos hablaron y uno se ha ido. La Fé cortó camino y volvió a su carril preferido. El de las cosas simples que tiñen al ser vivido, dándole lo que en tierra por inseguro había perdido. Mirar derecho el camino sinuoso, atento a los desafíos, pendiente del ruido a pasos cuando uno vuelve a su ritmo. Porque veo diferencia entre paisaje y mi destino, donde un poco me detuve y ese poco fue testigo de cómo busqué la huella que mis pies dieron sentido. En mi mochila los ausentes, los presentes y los testigos. Lo que llevo y ya no pesa cuando de a poco respiro, al ver sentido común. Y alejándose, al olvido.
read more “."Lo que se mueve cuando camino".”

"Primer trabajo" -Cuento corto-

1 comentarios
“Muy bien…quédese quieto…no respire”. Los radiólogos están condenados a repetir la frase todos los días, pensó Mauro mientras se iba poniendo de nuevo la camisa. No debe haber lugar más frio que una sala de rayos, y apoyarse sobre el metal es directamente una tortura. La empresa, su nuevo trabajo, le exigía a Mauro una revisación general asi que se hizo el chequeo en diferentes lugares. Se había ido a sacar sangre, ahora terminaba la radiografía de tórax, y seguía la consulta al médico clínico. La sala de espera era tan pequeña que tenía que juntar un poco los hombros para no molestar a la persona sentada al lado, en esas sillas perfectas pero para niños, casi. Finalmente le toca y mira el reloj antes de entrar, calculando salir en 10 minutos. Tardó 16. Se tomó un taxi hasta su casa, cenó y se fue a dormir pensando en que no debía quedarse con el sueño profundo. Se despertó al otro dia cinco minutos antes que sonara el reloj. El traje le ajustaba un poco, se miró de costado en el espejo a ver si los botones estaban en el ojal que le correspondía (siempre erraba). Salió sin esperar nada porque de lo que vendría, nada sabía. Llegó a la puerta de su trabajo y se abrió sola, esas con sensores. Saludó con algo de simpatía a una secretaria que lo miró y lo analizó, de arriba abajo. Le dijo que pasara, que lo estaban esperando. Abrió una puerta de madera, dudó si pasar o tocar, entró directamente. Unas veinte personas se pusieron de pie y Mauro pasó en silencio eterno hasta la punta de la mesa, a su silla. Pudo sentir que lo miraban todos y tembló. Empezó en el mismo lugar un nuevo trabajo. Desde hoy es jefe.
read more “"Primer trabajo" -Cuento corto-”

."La zamba del caminante".

1 comentarios
Existe el impulso, las ganas de hacer del mundo, dos. La insistencia en encontrar similitudes en las diferencias, el ímpetu juvenil confundido con experiencia, las supuestas señales que el destino marcase para que podamos sentir que somos algo asi: caminantes. Y que hemos hallado a quien al lado va a quedarse, llenando los espacios vacios de la sangre que de pronto hierve. Felicidad mediante. Pasada la euforia se ve mejor pensarse. Admitir culpas ajenas, lavar heridas que no son nuestras, ser parte de ideas controlantes no es lo que di en espera. El dolor no es separarse sino dejar de pensarse. La vida siempre tiene razones adelante, si avanzo lo dejo atrás. Y caminando, de nuevo ser alguien.
read more “."La zamba del caminante".”

"Geometría del recuerdo" -Cuento corto-

1 comentarios
Tomó un compás, de esos en que el lápiz va sujetado, y lo giró para que marque sobre el papel un círculo. Sentía que no estaba perfecto, que la línea se veía temblorosa. Buscó un vaso y lo puso sobre el papel dado vuelta, le pasó el lápiz alrededor. Luego tomó la escuadra, flamante, e intentó dibujar el mejor triángulo. Pensaba todo el tiempo en que de nada le serviría hacer ángulos y problemas. Cuando terminó, el transportador lo esperaba al lado de la cartuchera. Ese semicírculo lleno de números y grados que con miedo apoyó sobre el triángulo y con datos comenzó a usar. Anotó los resultados prolijamente a un costado, sin apretar tanto el lápiz para después no dañar la hoja si se equivocaba y había que borrar. Le pasó la mano al cuaderno para que se le salgan los pedacitos de goma de borrar y así alisar. Miró como si no fueran de él esos ejercicios hechos. Todo esto lo recordó hoy, cuando abrió un cajón y en un rincón, algo oxidado, estaba el compás. Lo sacó, le puso un lápiz e intentó dibujar un círculo. Fue a buscar un vaso, lo apoyó y lo hizo. Se quedó mirando su geometría del recuerdo. Cuando los problemas eran otros, sólo de números. Y qué mejor que sólo esos.
read more “"Geometría del recuerdo" -Cuento corto-”

."Ojos abiertos".

1 comentarios
Los ojos abiertos vencen al sueño. Para crearte tuve que cerrarlos días y meses largos sabiendo el mareo tan lento y solitario. Nebulosa de fría tela que en la piel de un ser callado pasó de lado a lado. Y el mareo acelerando. Presente de agua secando y mi sed al amor contagiando. Deseaba ver lo que estaba pasando allá, en donde lo oscuro mantuvo tus manos y el dolor se volvió paso en falso. Nada sentí con los ojos cerrados. Los abrí, el mareo se fue aliviando y el corazón acelerando. Sólo te soñé. Despierto y rezando.
read more “."Ojos abiertos".”

."El necesario cambio".

1 comentarios
Ayer volvi a teñir con mis colores el sendero. Ante el sol de frente todo parece universo, el arriba y el abajo son nuestros, esclavos y dueños de los mismos deseos. Nadie empuja al viento que mueve la gruta, de donde salen dos pies que dudan su cuerpo. Y quieren volver al comienzo pero pasos que dan por ciertos es camino sin dejar de hacerlo. Y sigue para mejor consuelo. Queriendo ser héroe de un final de cuento donde nadie le ha dicho cómo caminar derecho. Lo fue sabiendo. En los colores teñidos del sendero.
read more “."El necesario cambio".”

."Lo que di".

1 comentarios
El antiguo caballero. Aquel que cede el asiento o corre la silla para la dama primero, elige las mejores flores de un ramo entero, deja hablar para él hablar luego, atento a los detalles y disimulando saberlos. El que luce seguro de lo que está diciendo, llevando la charla y a ella a algún puerto, donde nadie se acuerda cómo pasa el tiempo. Abraza cuando hay que hacerlo, ofrece la mano como a las niñas, para cruzar la calle sin miedo. Detecta la duda, sabe callar silencios. No fuerza las cosas, deja crecer el anhelo. Protege en la presencia sin invadir los deseos. Deja en mano el corazón para volver por él queriendo. Pero hace rato nadie ve qué solo camina su tiempo. El antiguo caballero.
read more “."Lo que di".”

."El siempre quieto".

1 comentarios
Me persigue la aguja del segundero. Como en la rayuela cuando saltando se llega al cielo, y uno se da vuelta para ver el camino hecho. El que controla y designa mi tiempo no tengo el gusto de conocerlo y de lejos querría tener un encuentro, preguntarle cosas. Las oportunidades que no llegan a puerto, por paso apurado o demasiado lento. Esa esquiva suerte en los emprendimientos, que nacen creados, se frustran, se ven viejos. Varias personas que elijo y no quiero, y otras que quieren lo que yo nunca veo. Aquel que controla y designa mi tiempo habrá de saber qué tengo y qué temo para no avanzar, para quedarme quieto. Sabrá mi futuro, el que miro y no tengo, que empujo letras desde hace un mes sin amor cierto. Huyendo a cien planes llamados recuerdos. Por eso el paso es ligero. Y esa aguja que me sigue, el segundero.
read more “."El siempre quieto".”

"Disculpas, sol"

1 comentarios
Tapabas el sol con la mano y a mi me gustaba soñarte poderosa frente a los rayos, para adorarte no por mia sino bajo tu amparo. Una presencia armoniosa de planetas girando al ritmo de tus labios, de noche pardos, de dia néctar en mis comentarios. El silencio parecía música de anoticiados, por esos dichos sutiles que los ojos tenían mirados. Donde el impulso fue un globo de ensayo, crecido bajo influencia de quien va dejando piedras en el camino para ir por un costado. Si cuando tapabas el sol con la mano eras poderosa, debí evitarlo. Y si te adoré bajo tu amparo, mis disculpas al sol. Por amor lo había dejado.
read more “"Disculpas, sol"”

"Casas" (texto para concurso)

0 comentarios
Mis sábados y domingos eran iguales pero distintos. Los sábados el bullicio era tan grande, que cuando con mi mamá íbamos llegando a lo de mi abuelo en Ramos Mejía, se escuchaban antes de entrar las voces desde la calle. Los domingos eran diferentes., En el barrio de mi abuela no oía más que los pajaritos y algún escape de auto. Lo único que hacía ruido siempre era la “puerta chillona”, como yo llamaba de chico a esa puerta de vieja madera que rechina enojada cuando la entornan. Los sábados en Ramos con mis abuelos eran multitudinarios en día de reunión de hijos, en donde sobrinos íbamos de invitados especiales. Los domingos en cambio, éramos con mi mamá los que debíamos ir si o si, porque la mesa sino quedaría irremediablemente con huecos, nos esperaban de verdad a falta de más gente. Los sábados caminaba un largo pasillo de baldosas viejas hasta el fondo, en donde una puerta baja de rejas vencidas daba bienvenida a la casa, toda de blanco, en donde había que golpear fuerte  para que a uno lo oigan llegar y abran. Los domingos con mi abuela también eran en una casa blanca aunque sin pasillo, sólo un escalón de esos que previenen las inundaciones, símbolo de casa antigua. Mis abuelos los sábados ponían esas mesas largas en un patio rectangular, mantel de hule y a hablar todos juntos y al mismo tiempo. Tíos, sobrinos, primos y primas. Se hablaba, se jugaba a las cartas. El domingo con mi abuela se terminaba de comer y mi tia se iba a dormir, mi mamá también. Con mi abuela quedábamos jugando, luego de levantar la mesa, al dominó de fichas que estaba en el primer cajón de la derecha del mueble con espejo que había en el comedor. Le gustaba dejarme ganar y a mi, no perder. Era mi abuela la dueña familiar de los silencios, de las miradas largas que dicen cosas en la piel antes que en los oídos. Los sábados en cambio mis abuelos eran los espectadores de lo que ellos organizaban, con orgullo y desbordados por tanta gente. Miraban todo y yo me acercaba a ellos para que me abracen. Mi abuelo tenía una uña muy larga y jugaba a que me pinchaba, pero no lo hacía. Lo recuerdo reírse con eso. Tenían ambos cierto aspecto de tarea cumplida, sensación que uno cuando es grande recién comprende, esa satisfacción de poner la espalda en el respaldo, y respirar profundo. Los domingos mi abuela me enseñó a respirar mejor, le gustaba el Yoga. Me hablaba de su infancia de enfermera, me decía que era igual a mi papá, me acariciaba el flequillo y se me quedaba mirando como tratando de ver más allá. O yo sentía eso. Los sábados podía mirar la caja de remedios y ordenarlos por altura, mientras todos andaban por ahí. Los domingos nunca vi medicamentos, los ponían arriba de la heladera y me quedaban altos. Mis abuelos de los sábados eran la visita semanal de honor. Mi abuela los domingos era la visita de excusa para hacerle compañía. Entraba a esas casas de amor, yo.  Casas, y vidas, de sábados y domingos.
read more “"Casas" (texto para concurso)”