."Lejanía".

1 comentarios viernes, 30 de marzo de 2012
Cuando te amo no tengo razón. Cuando no tengo razón, no pienso. Cuando no pienso, soy vulnerable a su amor. Cuando soy vulnerable me detesto, pero me dejo llevar. Cuando me dejo llevar sos la hermosa culpable, feliz. Cuando te veo feliz, lo soy. Cuando lo soy no me reconozco, mejorado por tu amor. Cuando dejo de pensar, empiezo a conocerte. Cuando empiezo a conocerte, me ayudás a conocerme. Cuando llegue el dia, no se hará nunca de noche. Cuando de noche te sueño envidio a mis sueños. Ellos te ven cuando yo no te veo.
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."Me acaricia".

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Ojalá lo hubieran visto. Era un gran cerro tapizado de pequeñas flores blancas, mezcladas con las matas verdes del suelo, en perfecto desorden cultivado por el destino. Parecía haber una huella para no pisar nada de esa especie de cuadro pintado del que uno era protagonista. Fui mirando a mi alrededor y las flores eran como un colchón formando una sola superficie, de un lado y del otro de mi. En la cima del cerro el sol me encandiló y miré hacia un costado. Y había, entre todas, una Flor. Especial. Luminosa. Rebelde. Sensible. Dolida. Deseable. Generosa. Hermosamente terca. Inocente. Presente. Y la vi para que me viera. En aquel cerro tapizado de pequeñas flores blancas ella vio a alguien en un camino, a alguien que la quiere por sobre todas. Me eligió, no la elegí. Y soy desde ahí, también ella en ese cerro. Ojalá lo hubieran visto.
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."Mi espera".

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Una botella al mar con un mensaje que dice “Dame tiempo”. Una mujer que ve alejarse en las olas su pedido y reza para que llegue. Y yo, en el otro lado del mundo miro el mar extrañándote, caminando en la orilla y oyendo al viento. Se hace de noche, me voy a ir. Y en el mar veo un mensaje. Lloro, escribo y lo devuelvo al agua. Puse “Yo quiero ser tu tiempo”.
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."Sueño realidad".

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Hay peligro en mis sueños, en mis ganas de crear todo lo que has creado. En mis defectos, empujados a ser cada vez más visibles ante vos. En el tiempo, hay peligro. Todo el que pasó y convirtió en comodidad lo que hice y hago. En la esperanza, cobijada en las alturas que dan la seguridad y la paciencia. En mirarte, sólo deseando lo pienses. En mi cierta espera tensa, vanidosa, egoista, dolida, que no te merecías pero es fruto de la soledad mal querida. Todo eso es peligro en mis sueños: y tiemblo si me decís que ya no lo seremos, porque hoy al final sos real. Y te beso.
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."Allá estás, nena".

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El horizonte es una línea infinita cuando me pongo a mirar y pensarte en ella. Lugar donde el cielo y cierto mar incierto dicen que se juntan. Pero quisiera alguna vez dejar de mirarlo para sólo tenerte cerca y te lo voy a confesar, total no nos escucha nadie: una vez intenté llegar al final de la línea del horizonte. No lo hice nadando, ni con un barco, ni con un avión. Hará tres semanas intenté llegar empujado por mi alma hacia la tuya. Y grande fue la sorpresa: en el agua estabas reflejada, imitando a la luna en su belleza. Me fui con mi alma sin hacer ruido. Cerca de la línea infinita que sé, ahora es tuya en mi horizonte.
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"Musa inspiradora" -Cuento corto-

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Junté todos los textos que eran dedicados. Los uní a mi destino, que fue la idea cuando pasaron de la mente a la tinta. Ahí hay sueños, posibilidades, realidades frustrantes, deseos, mucho amor. Muchas preguntas, que caen de maduras y sin respuestas. Dejé los textos arriba de una mesa, ordenados por fecha. Quería sorprenderla y entonces los puse envueltos en una seda transparente, que casi no tuve que atar, de tan suave. Dejé abierta mi ventana en pleno otoño y la puerta cerrada para que el viento no lo haga después. Apagué la luz y me acosté mirando hacia la mesa. Pasaron tres horas y me dormí, pensándola como todos los días. Lo sé de buena fuente: en medio de la noche las cortinas se movieron y no era el viento. Ella entró y me miró, como un herido de amor cansado, entregado. Fue a la mesa y con dos dedos desató la seda, que dejó ver todos mis textos dedicados. Ella los tomó y los apretó fuerte en su pecho, como quien recibe un regalo del alma y para el alma. Se acercó para verme, respiró conmigo y me dio un beso de sueño. En sueños. Y me despertó. Vi alguien que se iba, vi mi mesa vacía. Sentí pero no la vi. Mi musa inspiradora se fue diciéndome que vuelve. Que desde mi corazón siempre vuelve a buscar más textos dedicados.
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."Color alma".

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Una voz que oigo entre muchas, un darme vuelta buscando su rostro. Un deseo de encontrarla para saber quién es. Una profundidad color alma, que me rebota la respuesta y me obliga a irme. Pienso en mi, en el egoísmo que como un favor a veces pongo en lo alto. Pienso en vos, ilusionada en no dar ilusiones de luces. Ya no respondemos a lo que parece, sino a lo que lo merece. Tengo tu mano sobre mi mano. Y tengo miedo a la respuesta. Entrás y salís de mi corazón, y el viento me desparrama las hojas de amor escritas, arriba de la mesa. Por favor, cuidame.
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."A veces cuesta".

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Hace meses que no distingo la paciencia de la espera que me han pedido. Si son lo mismo, si una contiene a la otra, si las dos optan por quererme y en el abrazo no dejarme salir. A veces las pierdo y quiero vivir sin ellas, pero están impuestas, otra voz les ordenó vigilarme. Para que no cometa el error de querer hacer realidad lo que me pasa, apuntando a la nada sin armas ni objetivo. No se persigue un sueño cuando hay una sensación que oprime, cuando no se depende de mis errores, sino de alguien que los ve para evaluar, delante de mis cosas buenas. La espera tiene rostro, la paciencia es la que no se ve. Paciencia y espera. Cuando me canse, si sucede, me iré con dolor sabiendo cuál es la diferencia.
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"Acto reflejo" -Cuento corto-

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No puedo dejar de hablar solo, estando solo. En voz alta elijo una situación y la planteo, la repaso, digo mis dudas con fluidez, descarnadamente a veces. Soy muy claro conmigo, no me doy tiempos y suelo castigarme. Más de una vez sin embargo logré en voz alta apaciguar una pena hecha problema, o un problema hecho dolor, porque me sirve para darme cuenta dónde estoy y qué hago. Y eso me pasó ayer. Hablé en voz alta, con las paredes que rebotaban mis palabras y mis pesares. Y vuelve el sonido a mi, esperando la respuesta que pido. Ayer ocurrió: pregunté qué tan importante soy para alguien y me respondi en silencio. Fui a la computadora, la prendi y aun no sé la respuesta, aunque supongo está en el final de este texto. Las respuestas están colgadas en los silencios, no en las palabras, y las busco ahí. Tendemos a poner nuestros temas tan en el medio del camino, que nos tapan el horizonte. A veces siento que freno antes de ver al obstáculo, como un cómplice. En silencio. Por eso en silencio busco respuestas. Y al final sí: piensa en mi. Me di cuenta ayer. Cuando no pude dejar de hablar solo, estando solo.
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."En tus manos, de vez en cuando".

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Tengo un montón de afecto guardado en aquella caja que vos ves allá. Nunca la abrí, porque me manejo con la cortesía de los que hacen algo y siento que no necesito más que la formalidad. Pero te dejé llegar hasta acá, y esa es la caja. Son mis razones, son mis miedos, son aquellas cosas que derribaste con astucia, para ponerte a la par y cambiarme. Estoy sintiendo que sos un poco yo. La piel se pone tensa, las emociones no parecen mias porque ya no tengo control ni puedo pensar. ¿Qué hago sin pensar?. Busco la respuesta en mis ganas de abrazarte y sentirme abrazado. Allá está la caja. Es tuya. Me acerco con vos y lentamente, como hago todo yo, te pongo la mano en el hombro. Para acariciarte, para no caerme. Para que seas vos, de una vez, la que tengas al amor que ahora ya no guardo.
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."No sé, no sé".

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A veces quiero ser testigo de lo que nunca ha ocurrido con vos. A veces pruebo enojarme con ira, para demostrarte que te amo detrás de mi enojo, y lo notes. A veces creo un mundo en donde es intocable el verbo querer, conjugado en nuestros corazones. A veces, sólo a veces, pienso en que no estás, o que escondida jugás a que te encuentre en el medio de nosotros. A veces te veo aunque estés lejos, preparada para seguir tu vida sin que te la interrumpa con mis sueños. A veces descreo del futuro, porque mi presente es un montón de deseos que no puedo transmitirte. A veces pienso que no será posible. A veces sostengo mi Fe respirando con los ojos cerrados, soñando que es al mismo tiempo que vos. A veces creo que sos toda mi vida. Y a veces creo que ya es tuya.
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"El dia de descanso" -Cuento corto-

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El sol tiene cuatro puertas, custodiadas por Ángeles. Ellos no se queman. Porque el sol irradia hacia afuera su calor y no hacia adentro, entonces se vuelve un lugar habitable. Pero allí no hay nadie, los cuatro Ángeles se divierten porque la tarea de custodiar un lugar solitario los aburre. A veces se arremangan y juegan al fútbol o al básquet, un dos contra dos. Una noche, la séptima del mes de abril, un ruido en la reja de la segunda puerta sobresalta al Ángel custodio. Se levanta sin vestirse porque siempre lo está, y va hacia ahí. Ve a un hombre con las dos manos intentando abrir el candado de la reja. El Ángel le dice ¿qué está haciendo?. “Quiero entrar, soy un Ángel”. Ambos se miraron desconfiados de arriba hacia abajo pero lo eran. Se saludaron y el nuevo visitante le pidió entrar. La orden de Dios es que nadie entre, le dijo. “Pero soy un Ángel como vos, dejame pasar, ¿qué puede ocurrirme?”. Le insistió tanto que hasta le dio pena. Fue a buscar la llave, oxidada porque jamás se había usado, y los otros Ángeles se levantaron para poder ver esa puerta abrirse por primera vez. Pasó primero el Angel nuevo y detrás los otros cuatro. Caminaron por una especie de bosque sin mucho verde, gris. Escuchaban sus propios pasos cada vez más fuertes. Ven a lo lejos una fuente de luz. Era el centro del sol. Los cinco abren los ojos bien grandes, nunca nadie había llegado allí. La luz salía de una especie de vertiente, el Ángel nuevo se adelantó y con una mano abierta hizo que la luz fuera como un rayo hacia él. De pronto todo se oscureció y los cuatro Ángeles se asustaron. Corrieron en todas direcciones, gritaban, no se podían ubicar. Dios miró todo desde arriba, sentado. Alguien entró y se llevó en su mano toda la verdad del mundo, que ya no sería de nadie como hasta ahora. Lo lamentó esa séptima noche, aunque descansó. Miró el horizonte, no estaba en él solucionarlo. Dios también reza. Y rezó por él mismo.
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"Galleta mágica" -Cuento corto-

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Cuando era chico las galletitas se vendían sueltas. El almacén del barrio, atendido por una pareja de españoles escapados de la segunda guerra, tenía sobre la izquierda una especie de panel. Todas las cajas de metal pintado, con un ojo de buey y una tapa redonda. Irma, la empleada, se ponía unos guantes de esos que vienen con la tintura para el pelo. Metía la mano en la pequeña caja de metal y después iba pesando. Yo veía ese desfile de galletas como quien va a un museo y no puede tocar nada, porque además me quedaban muy arriba. Una caja sin marca tenía adentro alfajores de dulce de leche caseros. Mi madre dejaba para el final pedir de esos. Creo que disfrutaba de mi cara de desesperación. La mujer, Antonia, atendía con la vieja máquina registradora de botones despintados y una manija a la derecha, que giraba para poder abrir el sector del dinero. Su tono español y la caricia que siempre me daba eran su sello. Creo que me acabo de dar cuenta que en realidad me parecían las galletitas más ricas porque venían en esas cajas tan lindas. Hoy voy al supermercado. Las galletitas parecen jabones, apilados y diferenciados por color antes que por marca. Compré un paquete y yo no sé si es que estoy más grande, o el paquete está más chico. Quizás ambas cosas. Pagué en la caja y la chica lo pasó por la lectora. No me acaricia, más bien me ignora, incluso para recibir el dinero, no mira mi cara. Tengo alrededor filas de personas que murmuran, no ese silencio de almacén interrumpido por un cliente. La cajera no debe tener más de 20 años. Nunca habrá visto una caja de galletitas sueltas, ni las habrá deseado mirando hacia arriba porque le quedaban altas. Extraño esas latas. Extraño sentir que algo es rico porque tiene un toque extra, mágico. Extraño pensarlo. Me extraño cada vez que vuelvo al almacén y ya ni él ni yo somos los mismos.
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."Conceder".

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Desencuentro de dos almas encontradas. Uno tiene el alma del otro y estamos incómodos. Tenemos por amor lo que el otro es, y uno es el otro. Nos decidimos a ser nosotros sin vacilar, como quien construye una pared en la que luego quedará dentro. Somos irreductibles, no cedemos. No conviene, dejaríamos de ser quienes nos amamos. Dejaría yo de amarte aunque tengas mi alma, cuando no la veo reflejada en ciertos pliegues de tu blusa blanca. Y eso quise hacer, y eso quise ser. Pero somos despiadados, irreductibles. Precisos, medidos y desmedidos. Quise verte para verme. Quiero volver, para verte. Quiero dejar de llorar sin verte. Quiero que vuelvas.
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"No avanzo" -Cuento corto-

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Los relojes cuando son a pila y se gastan, siguen haciendo tic tac aunque sus agujas no se muevan. Eso hace que si uno lo mira cada tanto, pareciera que sigue marcando la hora exacta. Pero no. A Juan esto le jugó una mala pasada. El martes se le quedó el reloj de la cocina sin pilas a las tres y cuarto de la mañana. Salió a trabajar y cuando volvió por la tarde, miró el reloj: marcaba las tres y cuarto de la tarde. Se apuró para ir a las clases de italiano y todos le dijeron que había llegado temprano, no entendía por qué. Miró su reloj de pulsera y marcaba las tres y cuarto de la tarde. ¿Cómo podía ser, si salió a esa hora?. Le tocó en el aula 315. Al terminar y ya en la calle, fue a tomar el colectivo y le preguntó a uno de la fila qué hora era: “Las tres y cuarto”, le dijo el hombre. Juan se tomó la cabeza y fue hacia la esquina. Paró un taxi, era un viaje largo hasta la casa. Le costó 31, 50 pesos. En la puerta tanteó si en el bolsillo del saco tenía la pila que había comprado. Fue y se la cambió al reloj de la cocina, que empezó a marcar la hora exacta. Miró el de su muñeca y también. Asunto solucionado. Cenó y se fue a dormir pero el reloj no. A las tres y cuarto de nuevo se detuvo, que fue cuando Juan se levantó para ir al baño. Pasó por el comedor y vio la hora. O no vio la hora de asustarse, ya eran demasiadas casualidades. Un grito, el suyo, lo despertó. Era una pesadilla, pobre Juan. Se asustó, y era hora de levantarse de la siesta. Que se apure: son las tres y cuarto.
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."Qué pasaría".

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Hagamos un juego: no nos digamos que nos vamos a soltar de nuestros deseos, a ver quién suelta a quien, pero sólo como un juego. Lo harás vos porque sos la poderosa, la que late en mi alma teniendo mi corazón de testigo, que mira asombrado su latido como en un espejo. No sé qué pasaría si me soltaras. No lo intentes, separaste mis latidos de lo que en la mano tuya ahora es un corazón entregado, nunca tientes a la fortuna sin retorno, a la esperanza de sólo tener tu mano y tu cuidado. Envidio a mi corazón, que todo el dia está con vos admirándote, y me pone celoso. Envidio a mi alma, dispersa, mirándote a los ojos. Hagamos de esto un juego. Donde me dejo, enamorado y feliz, ganar.
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."Nothing".

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Nadie puede escribir mientras tiembla. Nadie puede llorar y reir. Nadie creyó morir y vivir en unos labios. Nadie prometió lealtad a cambio de una sonrisa. Nadie amó para luego aprender a querer, y no al revés. Nadie recetó tu amor en mi cuerpo, herido de intentarlo. Nadie, que yo sepa, te ha tratado sin herirte, y por eso te entiendo. Nadie me obligó a tenerte en mi horizonte. Nadie me dijo que camine hacia vos. Nadie me dijo que sos mi sol. Nadie, menos vos.
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."Nuestro Reino".

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¿Qué Reino puedo prometerte en el que seas feliz?. Uno sin leyes, sin tiempos que nos gobiernen, sin necesidad de apurar o esperar a las cosas, con el maravilloso efecto del presente eterno, una ilusión, la mia. Que sea lo que sos cuando te veo. Me gustaría un país sin nuestras fronteras, atado al impulso del viento y de tu pelo cuando se mueve. En el que seas feliz sin darte cuenta, ocupada en amar como si fuera el mejor de los trabajos. Por ese Reino de flores y molinos, yo moriría. De amor, si no sos mi guía.
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."Seré mejor".

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Ayer eras, hoy sos, mañana no lo sé. Yo era, hoy soy, y mañana, de todas formas, seré. Es imposible atar corazones a sentimientos diferentes, a que me lo hagas notar todo el tiempo cuando yo ya me di cuenta. Y dejo de luchar, luchando contra eso. Una pulseada con un solo participante: el tiempo. Que gana por abandono, yo no voy a confrontar. Acertado estuvo el destino en marcar diferencias antes que semejanzas, de donde me aferré hasta que me soltaste. Ayer era mejor, hoy soy lo que puedo, mañana no lo sé. Sin vos.
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"Nunca ofende" -Cuento corto-

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La Mentira iba caminando por la calle. Detrás de ella un montón de gente admirándola, deseándola, creyendo que si les daba un minuto de su tiempo ella los salvaría de vivir. La cuestión siempre es evitar pasos y cortar camino. Ella tenía en claro su poder, que dejaba en cada palabra de aliento a quienes se le acercaban, porque la gracia de la mentira es que sea perdurable. Muchos hombres no lo saben, muchas mujeres lo desconocen. Cada vez que salía a la calle sabía de su magnetismo, rodeada de gente que por ella haría lo que le pidieran. Una vez hizo prometer a un hombre su paz infinita, a cambio de mantener una mentira. Y ese hombre obediente nunca tuvo paz. De todas maneras hasta la Mentira a veces se cansa, por eso me enteré lo que le pasó hace unos días. A la mañana salió de su casa y muchos se acercaron como siempre, ella los acarició y alentó. Al llegar a la esquina de la plaza un hombre le dijo, de lejos, que era hermosa. Ella se dio vuelta y lo miró. “¿En serio lo decis?”. Sí claro, sos muy bonita, dijo él. La Mentira lo miró y empezó a temblar. El hombre quiso ayudarla pero ella se fue corriendo, y al llegar a la esquina se esfumó. Para la mentira, nada peor que la Verdad. Y así dejó de hacer mal.
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."Frágil".

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Son mis razones las que están dispersas en este suelo. Tratemos de no pisarlas. Mis excusas, mis valederos intentos, mis deseos de cambio, mi paz buscada en otros seres que la traigan. Lo que parecen pedacitos en realidad son parte de un todo, de años de espera, de años de frustraciones y cierta calma. Porque nunca hice un tercer paso antes que el primero, porque lo racional siempre lo pondré delante de las razones que nadie explica, y que laten. Allá están mis confesiones. Las que te hice, las que sabés sin preguntar y las que aun no sé de vos. Soy esto que ves y esto que está en el suelo. Mis razones dispersas que espero no pises para olvidar.
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."Dos, más el tiempo". (Basado en "Té para tres", de Soda Stereo)

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Los dos somos solamente presente. Nunca sabré si es un límite fijo, porque no soy quien era desde que te conocí. Y te escribo cuando estas palabras ya no son presente, las dejo salir como feliz pasado en donde te siento tan hermosa y causal de motivo en todos mis deseos. Quedamos en permitir el paso del tiempo, para ponernos a un costado y vernos quizás felices. Proyecto, y proyectar es futuro, y no es lo que prometí. Sería feliz con un mejor presente, sería feliz si hiciera de una vez lo que corresponde y no lo que me conviene. Te respeto tanto como lo que amo un soñado final. El tiempo nos encuentra en un costado, viéndolo. Y deseando mientras pasa, que sea futuro.
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"El árbol" (Cuento corto número 103)

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Rodrigo volvía del trabajo en colectivo. Al lado de la puerta la gente empuja aunque no haga falta, para no perder la costumbre. En eso ve una casa y sin pensarlo se apura a tocar timbre. Baja con su mochila y el colectivo lleno se va. Queda mirando hacia enfrente, la plaza enrejada en color verde. Ahí jugaba de chico. ¿Por qué se le ocurrió bajarse?. Caminó como quien quisiera ubicarse con la posición del sol, mirando al cielo y luego a los edificios blancos y grises. Se bajó a la calle y comenzó a caminar por ahí, no venía ningún auto. Del lado de la plaza unos tres árboles resistían el paso del tiempo y Rodrigo los recordaba. Del otro lado en cambio eran más. Y sentía que seguían siendo los mismos, pegados al cordón y con la misma altura y tamaño, con las copas de hojas en mezcla entre verde y amarillo otoño. Siguió caminando y por alguna magia no había tránsito, asi que escuchaba el ruido de sus pies pisando hojas. Los iba a los árboles tocando de a uno, como quien acaricia algo que es suyo, como pulóveres en los placares. Iba llegando a la esquina y se detuvo. Se acomodó bien la mochila y sacó su celular. Buscó en la corteza y en un lugar que recordaba. Y apenas legible ahí estaba: “R y M”. Pegó un salto como quien encuentra el oro del Perú. Sacó siete fotos y luego elegiría una sola. Por la noche la mandó por Facebook a Mariana. Le escribió: Mariana, ¿te acordás de esto?. Y ella, con la seguridad propia del olvido, le escribió “No”. Rodrigo se sintió triste, mientras todos sus amigos le ponían “Me gusta” a su foto. El viejo árbol sigue siendo testigo de otoño de algo que sólo una parte recuerda. Y parece consolarlo a Rodrigo al moverse con el viento, cuando pasa con el colectivo todas las tardes.
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."Olas de amor".

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Sé que reacciono como un chico cuando deseo con vos un futuro a lo grande. A veces me esfuerzo en demostrarte cosas que no sentís porque no las transmito, empujado por mi desaliento y temor a equivocarme una y otra vez. Suelo pedirte lo que no genero, en este ida y vuelta entre la razón imposible y dos corazones que lo quisieran posible. Apenas conozco mis miedos, que me gobiernan, y deseo ser parte de los tuyos. Pero cuando hay amor no se puede separar nada, no se puede pensar, hay una especie de Mar calmo en superficie y marea revuelta debajo, que me acerca y me aleja de todos tus días. Hace rato que ya no puedo pedirte nada. Me mirás pelear contra las olas, a veces te siento soplando con piedad para que sean Mar de calma. Y llegar con mi deseo a ese futuro grande. Como un chico.
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."Protección".

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Con vos ya no tengo miedo cuando juntos quedamos frente a frente a ellos. Yo ya los conozco a todos pero es la primera vez que al lado de mi alguien también los ve. Me rodean, a veces creo que para que no los olvide, otras veces pienso en que gustan de verme sufrir. Avanzo y me siguen, paro y se frenan. Es un ejército sordo con órdenes ciegas. Viste nena: tiemblo. Me siento abrumado, no voy a poder escapar nunca de ellos porque son creación mia. Me consolás con tu mirada y levantás uno de tus brazos. Creí que para abrazarme, porque soy egoísta con vos. Pero fue para separarlos con un gesto, que los hizo frenarse a todos mientras los dos seguimos caminando. Te miré feliz, ahora sabiéndolo: con vos ya no tengo miedos.
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"Lento" -Cuento corto-

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Bueno, hoy tiene que ser el dia. No soy lento. Estuve calculando que el ascensor desde el tercer piso hasta planta baja tarda nueve segundos exactos. Es el tiempo que tengo para poder hablarle. Yo me voy a las 8 y ella casi un minuto después. Las veces que yo me atrasé coincidimos en el viaje breve. Siempre se mira al espejo y me da la espalda, con lo cual los nueve segundos no me sirven de mucho. Cuando llegamos a planta baja le abro la puerta y luego también quiero acelerar para abrirle la de calle, pero ella siempre lo hace primero. No soy lento. Me saluda sin mirarme. Pero hoy miércoles será diferente. Me quedé con la puerta de mi departamento cerrada, esperando escuchar que saliera. Pongo cara de encuentro casual, la saludo mientras cierro. Ella llama al ascensor y yo me pongo a su lado. Tarda, asi que le pregunto su nombre. Me dice Renata. Le digo que el mio es Jorge aunque no parece interesarle mucho. No soy lento. Llegó el ascensor. Se me borró todo lo que tenía pensado. Cuando se vio como siempre en el espejo le dije nervioso “Lindo dia hoy, ¿no?”. Me miró y ella misma abrió la puerta para irse. Me falló el listado de preguntas en un ascensor. Mañana, otra original: de qué signo es. Tendrá los 9 segundos hasta planta baja para responderme. No soy lento.
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."Me encantaria".

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Tenés en tus manos las mias, estoy a punto de rogarte piedad. No debe haber algo más domesticable que un corazón sensible, y mis latidos y poder se dejan acariciar. De pronto una especie de rayo que surge entre nuestras manos, calor tibio de quien ya nada siente cuando siento todo por quien miro. Y la lluvia, y la oscuridad, y mis miedos, y mis dedos extendidos buscando los tuyos. Y mi soledad entregada a su suerte, mi buena suerte. Y el deseo. Y mis promesas hechas en silencio sobre tu pelo. Y el maldito destino escrito, en una hoja amarilla que veo volar con el viento. Y el dolor y mis secretos, que ahora compartimos. Me soltás, y la luz se va con tus manos hacia la fuente de energía poderosa que la atrae y que me atrae. Es imposible sentirme mejor cuando no soy otra cosa que vos. Estoy a punto de rogarte piedad, amor.
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."El Reino del Olvido".

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No hay certezas en el Olvido. Esto es realmente tierra de nadie. Donde aquellos intrépidos escucharon la respuesta que no querían, en medio de promesas de amor y deseos. Me hice amigo de varios de ellos. No sé si son todos buena gente, quizás alguno se lo merecía. En el Olvido no se hacen preguntas porque uno ya hizo la suya y con la respuesta basta y sobra la condena al silencio. Nadie parece triste, sin embargo. Hay un vacío que lo impide. Como quien caminó todo lo que pudo antes de caer para quedarse conforme. Decir lo que uno siente es quedarse tranquilo. Hay acá rostros de egoísmo, de gente que no entendió que ser honesto es superior a la respuesta misma por serlo. Me preocupo por mi. Siento alivio y también soledad, que tercamente me viene acompañando. O vigilando. El Olvido es una cárcel, todos queremos salir de acá. Y poder cambiar la respuesta que, por destino, acá nos trajo.
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"El dibujo" -Cuento corto-

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Ezequiel tiene muchas cosas: una hoja en blanco, la bolsa con lápices de colores a medio usar y la mesa rectangular de la cocina de su casa. El ratito luego de hacer la tarea, sus tiempos. Ese segundo de paz en donde no se escucha otra cosa que el lápiz contra la hoja. Las ganas de hacer aparecer en lo blanco eso ya pintado en su mente. Su madre sin preguntarle qué está haciendo y alcanzándole chocolatada. Sus hermanos jugando lejos deseando que no lo interrumpan. La luz que entra por la ventana se va con la tarde y prende la lámpara de la cocina. El ruido en el estómago acelera sus trazos antes que le den de comer. La falta absoluta de tiempo porque no le importa mirar el reloj. El dibujo que se va pareciendo a lo que imaginó, los lápices desordenados en la mesa y el sacapuntas con virutas de varios colores. La madre que le dice que las junte y tire. El final del dibujo sobre el borde de la hoja. Para mirar mejor la levanta, se siente conforme con su obra. La madre, que justo se da vuelta y le dice que es precioso. Durante 20 minutos la cercana y única preocupación de Ezequiel fue sólo la de hacer un dibujo. Ya de grandes, no tenemos tiempo ni dibujos. Hay otras preocupaciones. Me encantaría alguna vez volver a mi hoja en blanco. Y ver qué dibujé. Aspirar a estar conforme y si hace falta terminar lo que empecé.
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."Ensayando tu olvido".

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Ensayo y error. Probé con llorar, pero sólo una vez y a la noche. Quiero olvidarte haciendo otras actividades que ocupan mi tiempo pero no mi cabeza, anclada en tus ojos mios. Probé con mentirte y mentirme. Soñar la realidad, porque no pude realizar mi sueño, que ya no sé si guardo o escondo. Dejar latir la indiferencia, que es más dura que el olvido permanente. Estoy todo el dia fingiendo frente al espejo. A él lo he engañado, le muestro una sonrisa dental con la boca cerrada, que guarda palabras que ya no te diré. Mis renglones están heridos, me contengo para que no avancen y digan lo cierto de eso tan árido llamado desamor. Sabrán tus tiempos cuáles son los mios. En vos están mis sentidos, algo tristes en tu puño que ahora es mano abierta, esperando que se vayan. Que vuelvan conmigo. Soy ensayo y error cuando pruebo con llorar una sola vez y la noche, junto a mis sentidos. Pero no me sale.
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