"Nunca ofende" -Cuento corto-

La Mentira iba caminando por la calle. Detrás de ella un montón de gente admirándola, deseándola, creyendo que si les daba un minuto de su tiempo ella los salvaría de vivir. La cuestión siempre es evitar pasos y cortar camino. Ella tenía en claro su poder, que dejaba en cada palabra de aliento a quienes se le acercaban, porque la gracia de la mentira es que sea perdurable. Muchos hombres no lo saben, muchas mujeres lo desconocen. Cada vez que salía a la calle sabía de su magnetismo, rodeada de gente que por ella haría lo que le pidieran. Una vez hizo prometer a un hombre su paz infinita, a cambio de mantener una mentira. Y ese hombre obediente nunca tuvo paz. De todas maneras hasta la Mentira a veces se cansa, por eso me enteré lo que le pasó hace unos días. A la mañana salió de su casa y muchos se acercaron como siempre, ella los acarició y alentó. Al llegar a la esquina de la plaza un hombre le dijo, de lejos, que era hermosa. Ella se dio vuelta y lo miró. “¿En serio lo decis?”. Sí claro, sos muy bonita, dijo él. La Mentira lo miró y empezó a temblar. El hombre quiso ayudarla pero ella se fue corriendo, y al llegar a la esquina se esfumó. Para la mentira, nada peor que la Verdad. Y así dejó de hacer mal.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Nunca ofende”-Cuento corto. Es lo que dicen de la Verdad. Fue lo que dijo cuando vio a la Mentira, y sirvió para alejarla.