"No avanzo" -Cuento corto-

Los relojes cuando son a pila y se gastan, siguen haciendo tic tac aunque sus agujas no se muevan. Eso hace que si uno lo mira cada tanto, pareciera que sigue marcando la hora exacta. Pero no. A Juan esto le jugó una mala pasada. El martes se le quedó el reloj de la cocina sin pilas a las tres y cuarto de la mañana. Salió a trabajar y cuando volvió por la tarde, miró el reloj: marcaba las tres y cuarto de la tarde. Se apuró para ir a las clases de italiano y todos le dijeron que había llegado temprano, no entendía por qué. Miró su reloj de pulsera y marcaba las tres y cuarto de la tarde. ¿Cómo podía ser, si salió a esa hora?. Le tocó en el aula 315. Al terminar y ya en la calle, fue a tomar el colectivo y le preguntó a uno de la fila qué hora era: “Las tres y cuarto”, le dijo el hombre. Juan se tomó la cabeza y fue hacia la esquina. Paró un taxi, era un viaje largo hasta la casa. Le costó 31, 50 pesos. En la puerta tanteó si en el bolsillo del saco tenía la pila que había comprado. Fue y se la cambió al reloj de la cocina, que empezó a marcar la hora exacta. Miró el de su muñeca y también. Asunto solucionado. Cenó y se fue a dormir pero el reloj no. A las tres y cuarto de nuevo se detuvo, que fue cuando Juan se levantó para ir al baño. Pasó por el comedor y vio la hora. O no vio la hora de asustarse, ya eran demasiadas casualidades. Un grito, el suyo, lo despertó. Era una pesadilla, pobre Juan. Se asustó, y era hora de levantarse de la siesta. Que se apure: son las tres y cuarto.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“No avanzo”-Cuento corto. Basado en esa película de hace 20 años, con Bill Murray, cuyo nombre no recuerdo, que él es un Periodista cubriendo una nota, y al levantarse todos los días terminan siendo el mismo, sin poder salir de él.