"Musa inspiradora" -Cuento corto-

Junté todos los textos que eran dedicados. Los uní a mi destino, que fue la idea cuando pasaron de la mente a la tinta. Ahí hay sueños, posibilidades, realidades frustrantes, deseos, mucho amor. Muchas preguntas, que caen de maduras y sin respuestas. Dejé los textos arriba de una mesa, ordenados por fecha. Quería sorprenderla y entonces los puse envueltos en una seda transparente, que casi no tuve que atar, de tan suave. Dejé abierta mi ventana en pleno otoño y la puerta cerrada para que el viento no lo haga después. Apagué la luz y me acosté mirando hacia la mesa. Pasaron tres horas y me dormí, pensándola como todos los días. Lo sé de buena fuente: en medio de la noche las cortinas se movieron y no era el viento. Ella entró y me miró, como un herido de amor cansado, entregado. Fue a la mesa y con dos dedos desató la seda, que dejó ver todos mis textos dedicados. Ella los tomó y los apretó fuerte en su pecho, como quien recibe un regalo del alma y para el alma. Se acercó para verme, respiró conmigo y me dio un beso de sueño. En sueños. Y me despertó. Vi alguien que se iba, vi mi mesa vacía. Sentí pero no la vi. Mi musa inspiradora se fue diciéndome que vuelve. Que desde mi corazón siempre vuelve a buscar más textos dedicados.

2 comentarios:

Gabriel dijo...

“Musa inspiradora”-Cuento corto. La necesidad de tener una razón que empuje a los deseos para hacerlos texto. Y las ganas de seguir siendo nutrido de eso, que espero y ya no me explico.

Gabriel dijo...
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