."Menos mal que apareciste".

0 comentarios lunes, 19 de marzo de 2012
Tengo por dureza todos mis preconceptos. Los que me protegen y a la vez no me dejan vivir. Los sueños que no llegaron a crecer y que se juntan en miedos resumidos. A todo. A todos. La desconfianza en los planes de uno, la idea insensata de felicidad individual. La elección nada democrática que tomé para conmigo. Una hueca visión de futuro, amarrado a los placeres de la seguridad de las pocas cosas que hago. Todo eso era yo y es lo que viste vos. Hasta que lo destruiste del único modo: con amor. Soy ahora lo que nunca fui. Y soy, ahora, con vos.
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"Es para allá" -Cuento corto-

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Veo un sendero allá a lo lejos. Caminan varias personas, una detrás de la otra. No es mi sendero, yo camino por el mio, que en diagonal cruzará aquel de allá. Avanzo más que nada para ver cómo caminan los otros, me voy acercando. Son personas de todas las edades, algunas con la vista al frente y otras al piso. Yo voy solo por mi sendero y me miran con asombro. Me voy acercando a ellos, los caminos se van juntando. El que iba adelante, una persona alta y joven, se detiene cuando voy a pasar yo. La fila entera frena y sigo caminando. Serán más de cien los que frenaron a la vez, quizás más. Paso casi con vergüenza, el hombre joven me mira y me hace un gesto de saludo que yo retribuyo. Me quiere hablar pero seguí y dejé de mirarlo. Hice unos pasos y me di vuelta para ver que nadie se había movido y todos estaban con sus ojos en mi. El sol me estaba dando calor. “¡No sigas caminando para allá!” gritó alguien de la fila que no pude distinguir. Yo miré de nuevo hacia adelante y sentí el calor. Respiré y por primera vez elegí qué hacer por mi. El hombre joven y alto me deseó suerte. Yo me saqué mis zapatos y mis medias. Mi campera y mi mochila. Mis miedos, que dejé en un diario de apuntes. Y seguí caminando decidido hacia el calor. Por mi sendero.
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."Cuando quieras".

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Me dijiste que buscara tu amor, empecé por una estación de tren. Te reís, sos mi Angel de tiempo completo y a la vez no te tengo. Ahora estoy en la calle. Florida. ¿Acá hay amor?. Te busco en las esquinas, te sigo escuchando reir desde mi corazón habitado por tu alegría. Me das una pista: no busques donde hay gente. Me voy a una plaza. Me siento y miro los árboles, la brisa del verano mezclada con otoño. Escucho una voz de mujer pero sólo me pregunta la hora. Camino con las manos en los bolsillos, cierro mi campera. Me voy a mi casa y me acuesto con los ojos abiertos. Veo agua correr, en realidad la oigo, no sé de donde viene. Un viento arremolinado con algunas montañas, una sensación de árida soledad. Te vuelvo a escuchar, más cerca. Te reís y me nombrás. Estoy acá, me encontraste, me dijiste llorando. Y puse las dos manos sobre mi corazón habitado por vos.
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."El habitante".

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Me ayudarían tus besos. Me ayudarían tus palabras, tu paz que das y que a veces no tenés para con vos. Me ayudaría pensarte superior, me ayudaría tener la fórmula del sueño feliz. De la nostalgia de vivir algo que nunca ocurrió. Me ayudaría mucho todo ese espacio que tu corazón tiene para dar. Me ayudaría ocuparlo no para ser el dueño sino para ser sólo un habitante. Me ayudaría tener tu mano debajo de la mia, y que no me dé cuenta porque siempre estamos así. Definitivamente me ayudaría que me mires. Tengo miedo a no mirar sin tus ojos. Los días y las noches, los tiempos nuestros, el amor dicho en palabras que luego se deshacen. Me ayudaría a no pensarte en mis horas la ilusión incierta de todos los días. Te pido lo último: quiero que me ayudes a no olvidarte. Donde me dejes, quedaré. Me ves. Soy habitante de tu corazón.
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."Mi tarea".

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Estoy separando el haberte amado del quererte demasiado. Sé que puedo hacerlo, sería imposible dejar de hablarte. Y prometí tratarte como al resto de los mortales, aunque seas un Angel. Desde tu belleza no ves el barro, ese que pisa el que pierde, el que habita quien se queda lleno de sueños. Y en el piso hay sueños de muchos. El mio lo perdí de vista, siempre con la intención de rescatarlo. Pero te prometí no hacerlo. Debería no haber placer en una pérdida, el placer es el gozo de lo realizado. Lo que siento es acostumbramiento, eso que es la suma de tristeza más tiempo, que pasa, que duele, que esquivo para volver a encontrarlo. Pero ya está, me acostumbré a esto. Confiá en mi. Dejaré de amarte, sólo para quererte demasiado.
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"Lo que me sirve" -Cuento corto-

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El viento golpeaba esas campanitas que sostenidas por un hilo colgaban de la puerta de entrada de mi vecino de enfrente. ¿A quién se le ocurre poner eso, que suena todo el tiempo?. Me despertó, me desveló. Fui a la cocina a oscuras, en esa especie de juego que uno hace con su vista, creyendo que sabe donde está cada cosa sin verla. Se oía el viento fuerte, arremolinado. Me asomé por la ventana y la calle parecía esos desiertos de película yanqui, con los fardos de pasto rodando en medio de la tierra. Se levantó tanto viento que era como una pared amarillenta. Me dio frio. En realidad estaba descalzo. Abrí la heladera desafiando a la patada eléctrica. Tomé un poco de una gaseosa casi sin nada de gas y cerré empujando la puerta con la pierna. Apoyando los dos codos en la mesada tomaba la gaseosa. Y ahí me acordé. Salí corriendo a la puerta, abrí. La maqueta para mi materia de Arquitectura, un modelo de barrio cerrado, la había puesto a secar en el techo del auto. No había nada. En el piso un poco de papel y engrudo de la base. El viento, maldito viento. Tenía unas seis horas para inventar algo. Con los mismos materiales logré algo parecido pero que faltando 40 minutos no lograba que nada quedara pegado en la base. El barrio de la maqueta tenía un cantero central redondo, a donde confluían las calles internas, me faltaba algo mas o menos alto y con alguna forma redonda. Pensé en lo que me desveló. Me crucé y le toqué la puerta al vecino. “¿Quiere una de las campanitas?. Sí, llévelas tranquilo pero me las devuelve”. Yo agradecí. “A mi me gustan porque cuando hay viento avisan, vio”. Aprobé la materia. Y ahora cuando dejo secar algo para luego presentar, no tengo drama. Me compré unas campanitas que cuelgan de la puerta, que son buenísimas.
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."Se está yendo".

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No dejo de llorar por perderte cuando en realidad nunca te conocí del todo. Sos esa figura que ahora se va alejando y que voy perdiendo de vista. Te vi llegar pero seguiste de largo cuando pedí que te detuvieras. Quería que vieras de cuanto es capaz aquel que promete y se compromete a algo, diciendo lo que termina haciendo. Estoy dejando de amarte. No me diste tiempo, no soy tu tiempo, yo necesito de él y vos no. Elegís mirarte en el espejo más lejano a mi, pararte frente a otros y reflejarte en otros. Lo acepto como el mejor de los caballeros, como el dolido que me toca en suerte para mi mala suerte. No dejo de llorar y eso hace que te termine de perder, mi lamento no es que me dejes. Elevé tu autoestima y tu ego, justo lo que yo ahora con dolor no tengo. Porque sin vos ya no los quiero.
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."Eras mi tiempo".

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Te lo dije como a las tres de la tarde de ya no me acuerdo qué dia. Y desde ese momento mi reloj del alma no se mueve, se quedó enamorado de ese minuto y segundo en que dejé de ser persona para poder ser nosotros. Pero el amor a veces no anda a pilas sino a cuerda, y no alcancé a darle una vuelta entera a ese reloj que significaba mi ilusión con ruido a vida. Creo que te llevaste mi tiempo, creo que dejé que lo hicieras, creo que me equivoqué. Mientras, me quedo con mi reloj de agujas clavadas en las tres de la tarde. Cuando quise que fuera nuestra hora. Nuestro ahora. Ya no lo sos.
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."Tu cartel".

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Un dia alguien me dijo que le prestara atención a la gente en la calle. Que me podría dar cuenta de cómo cada uno arrastra lo que le pesa. Sus miedos, sus temas no resueltos. Ayer esperaba en el semáforo y del lado de enfrente un chico ponía en el piso un gran bolso. Cuando todos avanzamos, él fue pateando el bolso con mucha dificultad, no lo podía tomar con los brazos. Me quedé mirándolo y el bolso tenía un cartel que decía RESPONSABILIDADES. Luego, a las tres cuadras, vi a una mujer que se ponía sobre su espalda una mochila verde, y ella se iba para atrás del peso que llevaba. En uno de los bolsillos de la mochila decía SOBERBIA. Cuando terminaba de caminar por Florida, me detuve en un local de ropa. En el reflejo del vidrio me vi encorvado. Y arriba de mi cabeza un cartel que decía AMOR. Pero era un cartel de la vidriera, nomás. ¿No?. No.
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"Diagnóstico" -Cuento corto-

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El médico me miró a los ojos y luego a la radiografía y el electrocardiograma. Fueron tres segundos eternos, en donde se me cruzaron cien cosas. Los médicos cuando miran fijo no tienen en general lindas noticias. Prendió ese aparato en la pared para ver la radiografía y la enganchó. Se puso la mano en la pera y se quedó mirándola. Yo quería no estar ahí, ¿qué me iba a decir?. Me dolía el pecho desde hacía casi tres meses, nunca tuve problemas de salud, creía que me daría algún comprimido. Se sentó y empezó a hablar mientras guardaba en el sobre la radiografía: “¿Usted hace mucho que no se realiza un estudio?”. Sí, hace bastante. “Tiene que cuidarse, ¿sabe?. ¿Usted hace ejercicios, alguna dieta?”. Debería, le dije. Puso sus manos sobre la mesa y se acomodó para hablarme: “Casos como el suyo es el tercero que me toca y a los dos anteriores les dije lo mismo”. ¿Casos como el mio?. “Sí. Lo primero para decir es que no tengo un remedio para lo que veo en la placa. Lo segundo es que usted debería tomar recaudos, porque su corazón aparece en la imagen con indicios para tener en cuenta, hay que cuidarse. Y lo tercero: olvídela a ella. Porque sino, le va a seguir doliendo el corazón. Se lo digo con respeto”. Me puse de pie y le di la mano. Cuando salí, tiré la radiografía en un cesto de la esquina. Sabiendo la cura, ya no tendría más dolores. Por ahora sin ella, el corazón se queja. Veremos qué pasa con este dolor.
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."Era obvio".

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El sentimiento carece de explicaciones concretas. Una vez quise explicarme por qué te quería tanto. Y fracasé, tengo que decirte. Porque me pierdo en innumerables recodos, en caminos que no llegan a ningún lado, que chocan y se juntan sin darme razones. Soy terco, tiene que haber alguna clave racional para el amor. Me empeñé, me esforcé como en casi nada de mi vida. Hace dos meses que cuando te veo recuerdo todo lo que me costó encontrar la razón de mi amor por vos. Y la encontré, vida: porque sí.
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"Arena" -Cuento corto-

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Todos los días Andrés cuando se levantaba iba hasta el cuartito, buscaba el escobillón y la pala de plástico y barría su habitación frenéticamente. Debajo de la cama, en aquel rincón cerca de la lámpara, bajo la ventana, detrás del televisor. Juntaba mucha arena y terminaba poniendo todo en una bolsa que cuando salía, dejaba colgada en su canasto de residuos. Lo hacía tan mecánicamente que ya era como desayunar: infaltable. Una vez, un día, recuerda que no lo hizo. Miró por la ventana abierta de su cuarto y vio al sol tan rojo que se asustó. De noche el sol se hizo luna. Miró el piso y estaba limpio, sin arena. Comprendió que era un eclipse. Pero salvo esa vez, Andrés no se recuerda no limpiando de arena su cuarto. Se viste mientras por la ventana el viento en forma de brisa comienza a llenar de arena fina otra vez todo. Cierra y termina de arreglarse. Se pone el saco, se mira al espejo, se acomoda la camisa, se ve de perfil. Llega a la puerta y se da vuelta para comprobar que la llave de gas está cerrada en la cocina. Siempre lo está. Apaga la luz, sale. Tiene que bajar la vista ante tanta claridad, con dificultad cierra la puerta. De frente a la vereda se pone sus anteojos negros para no insolarse. Y sale a trabajar, como todos los días, desde el desierto en el que vive. Su desierto.
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."No me lo explico y listo".

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Conductismo. Gestalt. Inconsciente. Barrera de la represión. Asociación libre. Positivismo. Consciencia. Freud. Psicoanálisis. Hipnotismo. Watson. Estímulo. Caja negra. Método catárquico. Idea latente. Superyo. Yo. Ello. Pavlov. Acto fallido. Levi-Strauss. Banquete Totémico. Complejo de Edipo. Teoría Hipodérmica. Pares antiéticos. Regresión. Placer simbólico. Formación sustitutiva. Corriente empírica. Lapsus. Racionalismo. Sueños. No hay caso, nena: desde acá, nadie me explica por qué te amo.
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."Culpable".

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Señor: vengo a demandarla a ella. No me trata bien, suele generarme rabia y es intransigente. Cuando le quiero hablar elige mirar para otro lado porque le conviene: me dijo que ella nunca puede parar. No le voy a negar que la quería, siempre soñé ser quien de ella hiciera dos personas en una pero sabe qué pasa…descubrí que me engaña. Me engaña no con uno, sino con varios. No, no tengo sus nombres, si los tuviera yo mismo iría a solucionarlo. Señas particulares?? Es de mediana estatura, se rie con toda la cara, tiene ojos que me reflejan. Sus manos siempre están en movimiento. Una vez vi cómo sostenía dos nubes con tres dedos, y al mismo tiempo con la otra mano me acariciaba. Sí, ya sé que suena cursi pero si usted la viera también perdería la cabeza. Tiene un vestido blanco y parecen hilos de oro, si: hilos de oro los que bordean su cuerpo. Cuando la tuve no lo supe y cuando no la tuve, la extrañé. Hoy soy un enojado perdedor. Señor, demando a la Fe. La que me engaña con varios. Y perdí engañándola.
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