"Grabado reloj" -Cuento corto-

1 comentarios sábado, 8 de septiembre de 2012
Memoria prodigiosa. Pablo caminaba por San Telmo con su esposa en esos días en que el aburrimiento se vuelve salida a fin de mes. Tomados de la mano miraban las mesas con caballetes que ofrecían en el viejo mercado cosas indescifrablemente antiguas. Se detuvieron frente a viejo aparador con pequeños relojes. Pablo miro a los costados sabiendo que no podía hacer lo que iba a hacer. Se acercó a mirarlos bien de cerca y de a uno. La esposa vio a su marido hacer un salto de sorpresa sobre sus pies, como los chicos cuando encuentran la pelota debajo de algún armario. “Es el reloj, igualito al de la tia Inés”. Le contó Pablo que cuando era chico iba a la casa de la tia Inés y sobre un mueble dentro de un estuche con pana de color roja, estaba un reloj de bolsillo. Que él nunca más que ahí dentro vio al reloj, subido a una silla sin querer tocarlo. Luego dejó a la tia Inés por sus visitas a amigos, creció y ella cambió de barrio. La esposa le siguió el juego de intentar entender aunque nada comprendía. Pablo compró el reloj a precio razonable y se lo llevó a la casa. Al otro dia fue a lo de la tia Inés. Luego de años vivía en Claypole, cuando la vio sus recuerdos volvieron a ella y a él. Se sentaron y le preguntó cosas de rigor hasta que le contó lo del reloj. La tia le dijo que no lo tenía más. Que una deuda con la vieja casa hizo que lo vendiera a muy bajo precio, que era hermoso, un regalo a su marido de parte de un jefe naviero. Pablo saca del estuche el reloj. Le da un beso, ambos lloran. Se queda un rato, agradece a Dios cuando por San Telmo vio al reloj. En su memoria.
read more “"Grabado reloj" -Cuento corto-”

."Sólo vejez".

1 comentarios
Si ocurre una vez podrá ocurrir otra vez. Y dos, tres. Y diez. Y cien. La diferencia no es el antes sino el después. Adonde uno se busca para ver cómo fue y tarda en encontrarse porque ya no se es. Golpea con furia el viento en la mente, de no tener bien en claro cuando es asunto pendiente. Lo que ven cuando se siente a un hombre ser algo que nunca podrá sin poseer. Destino sellado que en marcas deja a veces niñez y otras adultez. Donde salida es el sol de quien encara ser juez por primera vez de cierta cansada piel. A los buenos, la cárcel abierta de la que saldré. A los malos, la vejez de la importancia en corta estrechez. No ocurre otra vez.
read more “."Sólo vejez".”

."Mirando azoteas".

0 comentarios
Ahora veo las cúpulas de las iglesias. El final de edificios altos, los carteles con leyendas, los faroles de la luz y los árboles de ramas tensas. Oigo el viento que parece remolino en altura plena, en la esquina un mirador que se oxida de tan poca presencia y un espacio muy pequeño donde una reja es intrusa seria. Hay algunos ventanales en el paisaje elevado en tierra, vidrios mezclados en hierro que marcan años de existencia, alguna figura griega sosteniendo columnas se esfuerza. Es de noche al descubrir réplicas de almas gemelas que golpean por culpables la campana en su condena. Esto es algo que yo veo mirando el techo de la tierra, una vez que vos te fuiste. Y miré hacia arriba el planeta.
read more “."Mirando azoteas".”

"Miedo al árbol" -Cuento corto-

1 comentarios
Estaba por empezar la obra. Un hombre disfrazado de árbol esperaba su momento. Tras la cortina del escenario la protagonista no se hablaba con la actriz secundaria. El actor principal odiaba al director, quien le puso el texto más difícil de la obra. El sonidista no soportaba los continuos retos que la maquilladora daba a toda persona que se le acercaba. Un actor de reparto se ponía a fumar siempre delante del decorado y eso enojaba a la mujer del vestuario. El apuntador no era observado y solía gritar en vez de hacer señas. La productora de la obra de teatro siempre llegaba tarde pero esta vez llegó temprano. Entre tanta discusión sumó también su enfado, iba cada vez menos público del esperado. Los dos reflectoristas se bajaron de la parrilla y apagaron las luces del escenario. Todos se quejaron a la vez. En el medio del escándalo se abre el telón y el público aplaude, la música suave. De entre las sombras un hombre disfrazado de árbol se ubica en medio para decir su texto. “Soy quien ha escuchado lo que por años el hombre ha hablado. Sin embargo nadie sabe qué tan poco por usado tiene a veces el silencio, y lo bien que queda a mi lado. Pídanme que yo les hable y puedo todo yo contarlo”. Los actores se miraron en el escenario, los ayudantes en los costados. Tragaron saliva, temblaron. Y la obra se siguió dando.
read more “"Miedo al árbol" -Cuento corto-”

."Soy lo que no me dices".

0 comentarios
Al hombre le decían cómo era él. Un ser alto, buen mozo, atento a los detalles, cortés. Con la paciencia forjada de años a sus pies, solidario sin pensar más que en el otro después. La mejor pieza del ajedrez, la esperada, el incentivo para que la suerte esté donde está él. Hasta le dijeron querer ser alguien que sea un poco como él, porque se le acercaban sólo a felicitarlo por lo que fuera. Tenía una energía especial, le decían. Una vez lo imitaron. Y luego otro. Y otro más de nuevo. El hombre alto, buen mozo y cortés se empezó sentir solo rodeado de gente como él. Se miró a un espejo. Para comenzar otra vez. A ser.
read more “."Soy lo que no me dices".”

"La suerte de Analía" -Cuento corto-

1 comentarios
Había sido elegida por él a dedo. Frente a un gran mapa de la ciudad una casa sobresalía desde el cielo, tenía techo de ladrillos como cualquier otra  pero en ella habitaba cierto misterio. Diferencia respecto de las demás, esa energía propia de quien le toca la suerte sin saberlo. Analía acostada espera al sueño. No venía a buscarla desde hacía tres noches y aunque repetía la rutina nada se puede sin dormir primero. Miraba el reloj que suena a las seis. Cerraba los ojos para no pensar y apagaba el velador. Pero lo volvía a prender. La mente que no descansa se vuelve insoportable para quien la posee, ella sabía que algo debía hacer. Salió a la puerta a ver pasar el tiempo, mirando todo desde atrás de un macetero. La noche perdía frente al dia. Martes, fresco. Cerró mejor su pullóver y se iba de nuevo a la cama cuando algo la hizo dar vuelta. Estando de nuevo en la puerta algo parecido a un viento arremolinado le hizo abrir sus ojos de tres días sin sueño. Miró hacia los costados, hacia el frente. Hacia el cielo. Llegó hasta la cama y pasada una hora se despertó sabiendo. Ahora tenía en su cuerpo la suerte elegida a dedo.
read more “"La suerte de Analía" -Cuento corto-”

."Lo que se mueve cuando camino".

1 comentarios
El sentido común llamó al olvido, los dos hablaron y uno se ha ido. La Fé cortó camino y volvió a su carril preferido. El de las cosas simples que tiñen al ser vivido, dándole lo que en tierra por inseguro había perdido. Mirar derecho el camino sinuoso, atento a los desafíos, pendiente del ruido a pasos cuando uno vuelve a su ritmo. Porque veo diferencia entre paisaje y mi destino, donde un poco me detuve y ese poco fue testigo de cómo busqué la huella que mis pies dieron sentido. En mi mochila los ausentes, los presentes y los testigos. Lo que llevo y ya no pesa cuando de a poco respiro, al ver sentido común. Y alejándose, al olvido.
read more “."Lo que se mueve cuando camino".”

"Primer trabajo" -Cuento corto-

1 comentarios
“Muy bien…quédese quieto…no respire”. Los radiólogos están condenados a repetir la frase todos los días, pensó Mauro mientras se iba poniendo de nuevo la camisa. No debe haber lugar más frio que una sala de rayos, y apoyarse sobre el metal es directamente una tortura. La empresa, su nuevo trabajo, le exigía a Mauro una revisación general asi que se hizo el chequeo en diferentes lugares. Se había ido a sacar sangre, ahora terminaba la radiografía de tórax, y seguía la consulta al médico clínico. La sala de espera era tan pequeña que tenía que juntar un poco los hombros para no molestar a la persona sentada al lado, en esas sillas perfectas pero para niños, casi. Finalmente le toca y mira el reloj antes de entrar, calculando salir en 10 minutos. Tardó 16. Se tomó un taxi hasta su casa, cenó y se fue a dormir pensando en que no debía quedarse con el sueño profundo. Se despertó al otro dia cinco minutos antes que sonara el reloj. El traje le ajustaba un poco, se miró de costado en el espejo a ver si los botones estaban en el ojal que le correspondía (siempre erraba). Salió sin esperar nada porque de lo que vendría, nada sabía. Llegó a la puerta de su trabajo y se abrió sola, esas con sensores. Saludó con algo de simpatía a una secretaria que lo miró y lo analizó, de arriba abajo. Le dijo que pasara, que lo estaban esperando. Abrió una puerta de madera, dudó si pasar o tocar, entró directamente. Unas veinte personas se pusieron de pie y Mauro pasó en silencio eterno hasta la punta de la mesa, a su silla. Pudo sentir que lo miraban todos y tembló. Empezó en el mismo lugar un nuevo trabajo. Desde hoy es jefe.
read more “"Primer trabajo" -Cuento corto-”

."La zamba del caminante".

1 comentarios
Existe el impulso, las ganas de hacer del mundo, dos. La insistencia en encontrar similitudes en las diferencias, el ímpetu juvenil confundido con experiencia, las supuestas señales que el destino marcase para que podamos sentir que somos algo asi: caminantes. Y que hemos hallado a quien al lado va a quedarse, llenando los espacios vacios de la sangre que de pronto hierve. Felicidad mediante. Pasada la euforia se ve mejor pensarse. Admitir culpas ajenas, lavar heridas que no son nuestras, ser parte de ideas controlantes no es lo que di en espera. El dolor no es separarse sino dejar de pensarse. La vida siempre tiene razones adelante, si avanzo lo dejo atrás. Y caminando, de nuevo ser alguien.
read more “."La zamba del caminante".”

"Geometría del recuerdo" -Cuento corto-

1 comentarios
Tomó un compás, de esos en que el lápiz va sujetado, y lo giró para que marque sobre el papel un círculo. Sentía que no estaba perfecto, que la línea se veía temblorosa. Buscó un vaso y lo puso sobre el papel dado vuelta, le pasó el lápiz alrededor. Luego tomó la escuadra, flamante, e intentó dibujar el mejor triángulo. Pensaba todo el tiempo en que de nada le serviría hacer ángulos y problemas. Cuando terminó, el transportador lo esperaba al lado de la cartuchera. Ese semicírculo lleno de números y grados que con miedo apoyó sobre el triángulo y con datos comenzó a usar. Anotó los resultados prolijamente a un costado, sin apretar tanto el lápiz para después no dañar la hoja si se equivocaba y había que borrar. Le pasó la mano al cuaderno para que se le salgan los pedacitos de goma de borrar y así alisar. Miró como si no fueran de él esos ejercicios hechos. Todo esto lo recordó hoy, cuando abrió un cajón y en un rincón, algo oxidado, estaba el compás. Lo sacó, le puso un lápiz e intentó dibujar un círculo. Fue a buscar un vaso, lo apoyó y lo hizo. Se quedó mirando su geometría del recuerdo. Cuando los problemas eran otros, sólo de números. Y qué mejor que sólo esos.
read more “"Geometría del recuerdo" -Cuento corto-”

."Ojos abiertos".

1 comentarios
Los ojos abiertos vencen al sueño. Para crearte tuve que cerrarlos días y meses largos sabiendo el mareo tan lento y solitario. Nebulosa de fría tela que en la piel de un ser callado pasó de lado a lado. Y el mareo acelerando. Presente de agua secando y mi sed al amor contagiando. Deseaba ver lo que estaba pasando allá, en donde lo oscuro mantuvo tus manos y el dolor se volvió paso en falso. Nada sentí con los ojos cerrados. Los abrí, el mareo se fue aliviando y el corazón acelerando. Sólo te soñé. Despierto y rezando.
read more “."Ojos abiertos".”

."El necesario cambio".

1 comentarios
Ayer volvi a teñir con mis colores el sendero. Ante el sol de frente todo parece universo, el arriba y el abajo son nuestros, esclavos y dueños de los mismos deseos. Nadie empuja al viento que mueve la gruta, de donde salen dos pies que dudan su cuerpo. Y quieren volver al comienzo pero pasos que dan por ciertos es camino sin dejar de hacerlo. Y sigue para mejor consuelo. Queriendo ser héroe de un final de cuento donde nadie le ha dicho cómo caminar derecho. Lo fue sabiendo. En los colores teñidos del sendero.
read more “."El necesario cambio".”

."Lo que di".

1 comentarios
El antiguo caballero. Aquel que cede el asiento o corre la silla para la dama primero, elige las mejores flores de un ramo entero, deja hablar para él hablar luego, atento a los detalles y disimulando saberlos. El que luce seguro de lo que está diciendo, llevando la charla y a ella a algún puerto, donde nadie se acuerda cómo pasa el tiempo. Abraza cuando hay que hacerlo, ofrece la mano como a las niñas, para cruzar la calle sin miedo. Detecta la duda, sabe callar silencios. No fuerza las cosas, deja crecer el anhelo. Protege en la presencia sin invadir los deseos. Deja en mano el corazón para volver por él queriendo. Pero hace rato nadie ve qué solo camina su tiempo. El antiguo caballero.
read more “."Lo que di".”

."El siempre quieto".

1 comentarios
Me persigue la aguja del segundero. Como en la rayuela cuando saltando se llega al cielo, y uno se da vuelta para ver el camino hecho. El que controla y designa mi tiempo no tengo el gusto de conocerlo y de lejos querría tener un encuentro, preguntarle cosas. Las oportunidades que no llegan a puerto, por paso apurado o demasiado lento. Esa esquiva suerte en los emprendimientos, que nacen creados, se frustran, se ven viejos. Varias personas que elijo y no quiero, y otras que quieren lo que yo nunca veo. Aquel que controla y designa mi tiempo habrá de saber qué tengo y qué temo para no avanzar, para quedarme quieto. Sabrá mi futuro, el que miro y no tengo, que empujo letras desde hace un mes sin amor cierto. Huyendo a cien planes llamados recuerdos. Por eso el paso es ligero. Y esa aguja que me sigue, el segundero.
read more “."El siempre quieto".”

"Disculpas, sol"

1 comentarios
Tapabas el sol con la mano y a mi me gustaba soñarte poderosa frente a los rayos, para adorarte no por mia sino bajo tu amparo. Una presencia armoniosa de planetas girando al ritmo de tus labios, de noche pardos, de dia néctar en mis comentarios. El silencio parecía música de anoticiados, por esos dichos sutiles que los ojos tenían mirados. Donde el impulso fue un globo de ensayo, crecido bajo influencia de quien va dejando piedras en el camino para ir por un costado. Si cuando tapabas el sol con la mano eras poderosa, debí evitarlo. Y si te adoré bajo tu amparo, mis disculpas al sol. Por amor lo había dejado.
read more “"Disculpas, sol"”

"Casas" (texto para concurso)

0 comentarios
Mis sábados y domingos eran iguales pero distintos. Los sábados el bullicio era tan grande, que cuando con mi mamá íbamos llegando a lo de mi abuelo en Ramos Mejía, se escuchaban antes de entrar las voces desde la calle. Los domingos eran diferentes., En el barrio de mi abuela no oía más que los pajaritos y algún escape de auto. Lo único que hacía ruido siempre era la “puerta chillona”, como yo llamaba de chico a esa puerta de vieja madera que rechina enojada cuando la entornan. Los sábados en Ramos con mis abuelos eran multitudinarios en día de reunión de hijos, en donde sobrinos íbamos de invitados especiales. Los domingos en cambio, éramos con mi mamá los que debíamos ir si o si, porque la mesa sino quedaría irremediablemente con huecos, nos esperaban de verdad a falta de más gente. Los sábados caminaba un largo pasillo de baldosas viejas hasta el fondo, en donde una puerta baja de rejas vencidas daba bienvenida a la casa, toda de blanco, en donde había que golpear fuerte  para que a uno lo oigan llegar y abran. Los domingos con mi abuela también eran en una casa blanca aunque sin pasillo, sólo un escalón de esos que previenen las inundaciones, símbolo de casa antigua. Mis abuelos los sábados ponían esas mesas largas en un patio rectangular, mantel de hule y a hablar todos juntos y al mismo tiempo. Tíos, sobrinos, primos y primas. Se hablaba, se jugaba a las cartas. El domingo con mi abuela se terminaba de comer y mi tia se iba a dormir, mi mamá también. Con mi abuela quedábamos jugando, luego de levantar la mesa, al dominó de fichas que estaba en el primer cajón de la derecha del mueble con espejo que había en el comedor. Le gustaba dejarme ganar y a mi, no perder. Era mi abuela la dueña familiar de los silencios, de las miradas largas que dicen cosas en la piel antes que en los oídos. Los sábados en cambio mis abuelos eran los espectadores de lo que ellos organizaban, con orgullo y desbordados por tanta gente. Miraban todo y yo me acercaba a ellos para que me abracen. Mi abuelo tenía una uña muy larga y jugaba a que me pinchaba, pero no lo hacía. Lo recuerdo reírse con eso. Tenían ambos cierto aspecto de tarea cumplida, sensación que uno cuando es grande recién comprende, esa satisfacción de poner la espalda en el respaldo, y respirar profundo. Los domingos mi abuela me enseñó a respirar mejor, le gustaba el Yoga. Me hablaba de su infancia de enfermera, me decía que era igual a mi papá, me acariciaba el flequillo y se me quedaba mirando como tratando de ver más allá. O yo sentía eso. Los sábados podía mirar la caja de remedios y ordenarlos por altura, mientras todos andaban por ahí. Los domingos nunca vi medicamentos, los ponían arriba de la heladera y me quedaban altos. Mis abuelos de los sábados eran la visita semanal de honor. Mi abuela los domingos era la visita de excusa para hacerle compañía. Entraba a esas casas de amor, yo.  Casas, y vidas, de sábados y domingos.
read more “"Casas" (texto para concurso)”