."Soy lo que no me dices".

Al hombre le decían cómo era él. Un ser alto, buen mozo, atento a los detalles, cortés. Con la paciencia forjada de años a sus pies, solidario sin pensar más que en el otro después. La mejor pieza del ajedrez, la esperada, el incentivo para que la suerte esté donde está él. Hasta le dijeron querer ser alguien que sea un poco como él, porque se le acercaban sólo a felicitarlo por lo que fuera. Tenía una energía especial, le decían. Una vez lo imitaron. Y luego otro. Y otro más de nuevo. El hombre alto, buen mozo y cortés se empezó sentir solo rodeado de gente como él. Se miró a un espejo. Para comenzar otra vez. A ser.

0 comentarios: