La canción de la semana! "Picnic en el 4º B"

2 comentarios domingo, 1 de noviembre de 2009

Siempre me ha llamado la atención la historia de la torre de Babel. Para su construcción se necesitó de muchas personas con el objetivo claro: poder hacerla llegar al cielo.

La ambición suele ser maravillosa hasta que se lleva a la práctica, y el precio a pagar fue la incomprensión de quienes construían. Si hablando el mismo idioma cuesta a veces entender al otro, imagínense varios idiomas y dialectos. Fracaso sin escalas.


Antepuse esta historia para explicar lo que sin dudas siento cada vez que traspaso la puerta de calle llegando a mi casa. Un edificio de departamentos es una pequeña torre de Babel. Quienes ya han tenido su experiencia no necesitan que se les explique nada. Pero intentamos ser claros para quienes no han tenido la oportunidad, aun, de hacerlo.


Un departamento no es una realización individual puesta junto a otras tantas. Es una pequeña parte de un todo. Es importante la aclaración ya que se suele pensar que alguien puede irse a vivir solo y en realidad se vive rodeado de otras personas en algo asi como una comunidad, si es que no le queda grande el término. No se enseña y se aprende. Todo junto.


El respeto, he notado, pasa por el silencio más que por la palabra de aliento. Por deducción o averiguación ya se sabe la ocupación de la mayoría de los habitantes. En la última reunión de consorcio a la que fui (que casi concluye a los golpes a raíz del supuestamente alto precio de unos cerámicos), una mujer-vecina del piso superior- preguntó quién era el Periodista, y lo bueno que sería denunciar los fraudes que supuestamente el administrador llevaba a cabo. La sensación fue extraña en mi: de reconocimiento y de temor!. La información corre a velocidad.


Vuelvo y rescato el concepto de silencio. Tan arraigado está, que en algunos se vuelve imposible un diálogo aunque fuera frívolo, dentro de un ascensor. Lógicamente hay variadas excepciones, y como en general las desgracias suelen ser colectivas (rotura de un caño, falta de electricidad, baja presión de agua), la unión se da bajo circunstancias impuestas. Todo lo dicho es parte de reglas no escritas pero establecidas.


Cuando recibo una carta del administrador, leo "saluda a usted atentamente, el administrador", acompañado por un sello que dejó de cumplir su noble función hace varias hojas. Pero si yo fuera el que quisiera enviar una carta al administrador de mi edificio, no puedo poner "atentamente, el del 5º A", sino mi nombre, apellido y documento.

El "administrador" suele ser un grupo de gente indefinido en cantidad.


Lo maravilloso, más allá del lugar físico, es vivir. Ahí, mis reglas intentan ser siempre claras y tendrían que ser bastante más estrictas. El administrador soy yo.
Tendrían, dije!.
(imagen gentileza ar.kalipedia.com)
read more “La canción de la semana! "Picnic en el 4º B"”