Al lado del camino

6 comentarios viernes, 2 de octubre de 2009
Durante la semana estuve intercambiando opiniones, no discutiendo, con una amiga y colega acerca de la nueva de Ley de Servicios Audiovisuales, que reemplazarà a la actual Ley de Radiodifusiòn. Ambos tenìamos en claro que la antigua ley debìa ser reformada para lograr cubrir el cambio que la tecnologìa tuvo durante los ùltimos años.

El problema de fondo no es la Ley que salga dictada por el Congreso de la Naciòn. Creo que el real problema, como en casi todo acto de gobierno de los ùltimos años, son las formas. O para mejor decir, las no-formas. Desde hace un tiempo no puedo dejar de pensar en que se me obliga a estar a favor,antes de buscar convencerme de algo. Màs sencillo es hacerme ver contrastes, ejemplos en otros lugares si de esta nueva Ley hablamos.

Sin embargo eso no se aplica. Prima el apuro, la imposiciòn antes que el convencimiento, el todo o nada. Tiendo a pensar seriamente en que somos un poco asi. Algunos por llevarlo a la pràctica y otros por omisiòn. Nos nos interesa què se diga o haga en tanto no nos afecte. La Ley no afecta los bolsillos de las personas. Con menos canales hasta màs barato deberìa ser el abono de cable, incluso. Y si hay màs ofertas, al haber competencia en partes iguales entre entidades y organizaciones sociales comunitarias y del Estado, los privados buscaràn captar màs clientes y se supone, bajarìan precios.

La nueva Ley busca equilibrar contenidos, acotando el poder de los multimedios sobre las zonas del paìs en donde sòlo funcionan repetidoras, dando opciòn primaria a los contenidos locales. En la teorìa la idea no es mala y bien articulada es justa. Pero llevada a la pràctica, con el apuro que desde todos lados parece surgir, se vuelve impracticable.

Quien ha mirado televisiòn sabe que en los programas importantes en cuanto a rating, se hacen llamados telefònicos por premios (por eso la gente los mira, otro dia revisamos calidades). Se me ocurre pensar puntualmente en el de Juliàn Weich, "Justo a tiempo". Ese programa sale a travès de las repetidoras que Telefe tiene en todo el paìs y por las principales empresas de cable.

Si Telefe se ve obligado a reducir, por Ley, su espacio disponible sòlo a Capital Federal y Gran Buenos Aires, serà complicado que alguien de Santa Fe o Còrdoba pueda verlo a travès de las repetidoras que el canal tenga en esa zona. Es democràtico que se abra el juego a otras ideas, renovadoras, que a las 21 horas quieran expresarse y ser escuchadas. Pero màs allà del valor en si del programa (dudoso), la imposiciòn es la que hace que algo desaparezca en pos de otra cosa.
Las radios, y aquellas repetidoras que toman en distintos puntos del paìs las señales originadas en Capital Federal, sufriràn el mismo inconveniente. Y al revès. Por ejemplo Cadena 3, de Còrdoba, es muy escuchada en Buenos Aires y ahora esa chance se perderìa.

Màs que el objetivo a cumplir es tanto o màs importante la manera en que se llega a una meta. El camino que transitamos rumbo al objetivo habla de nosotros, porque a la meta pueden llegar muchos. El tema es còmo.

Si pudièramos estar al lado del camino para ver còmo los demàs desandan su recorrido, sabrìamos de què estàn hechas las personas.
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