"Compartir" -Cuento corto-

Oscar ve como dos palomas pelean por la mitad de una galletita que les acaba de tirar. Aletean para quedarse con la mejor parte, una intenta remontar vuelo con toda la galletita y se le cae. La otra velozmente quiere agarrar lo que había caído al suelo y ambas chocan. Oscar vio, sentado en el banco de la plaza, que ambas palomas se quedaron estáticas casi de frente. Que parecían mirarse las dos. Ocurrió lo asombroso: primero picoteaba la galletita una, y luego la otra, a ritmo. En veinte segundos la galletita había sido comida por las dos al mismo tiempo. A duras penas Oscar se puso de pie y lentamente se fue a su casa. Tres meses después las hijas de Oscar esperaban al abogado en la oficina de él. No se miraban ni se hablaban, desde hacía años la relación estaba rota. El hombre lee el testamento y desde el inicio una hija estaba más contenta que la otra con lo que iba escuchando. El abogado les dice que su padre había hecho un agregado, se los leyó. “Hace dos días estaba en la plaza y vi cómo peleaban dos palomas por un poco de una galletita que les tiré. Y luego también vi lo maravilloso de la especie: se pusieron de acuerdo para comer entre ambas. Decidí también ahora, para mis hijas queridas, eso”. Una de las hijas se agarró la cabeza cuando escuchó que donaba toda su fortuna a los dos hogares para niños que lo habían criado. La otra no dijo nada porque el odio se le notaba en sus ojos. “Quisiera -siguió leyendo el abogado- que ambas repitieran en la plaza la experiencia mia, para aprender a no pelearse cuando sólo piensan todo el tiempo en ustedes mismas. Si van, allí estaré”. Pero nunca fueron. Cuando ambas salieron del estudio de abogados en Congreso, cruzaron la calle y un grupo de palomas estaban todas juntas, comiendo. Las palomas, a veces, parecen más inteligentes que los que les tiran galletitas.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Compartir”-Cuento corto. En general empiezo a escribir y nunca sé cómo va a terminar el texto. Me salió con moraleja y no me gustan los cuentos con moraleja. Creo que siempre aprendemos de lo que hacemos, lo expresamos o lo callamos, pero aprendemos. El tema es aceptar las consecuencias y cambiar, no interesa cuantas veces. Pero que seamos fieles a los que nos pasa. La felicidad debe ser algo parecido a eso.