Lo que hay detrás de la puerta: fin de año...¿y a mi por qué me miran?


“En la oficina del trabajo llegado el año nuevo, todos se pelean por ese maldito ascenso”, reza el tema de León Gieco. La primera interpretación del fragmento podría ser la de trabajo seguro y al final del año, querer más. Con el paso del tiempo asegurarse mínimamente lo obtenido ya es un verdadero triunfo.


Cada uno tiene un termómetro de su propio rendimiento laboral. Y medimos no sólo la efectividad de aquello que nos piden, sino qué cosas hemos realizado más allá de lo exigido.La otra parte de la cuestión es acerca de lo que somos dentro del mercado y para el mercado. El trabajador efectivo, si bien nada es seguro en la actualidad, está dentro de una estructura que arriba o abajo, lo contiene. Los nuevos empleados saben eso y aprenden a esperar, si es que la felicidad siempre es el ascenso.Distinto es el caso del contratado. Hay que ser de corazón fuerte cuando el fin de año se acerca y todo lo hecho parece poco ante los otros.


La consagración sería pasar a ser empleado permanente pero la solución salomónica es la más aplicada, y en general más sencilla para el empleador: contrato por un año más.Conozco personas con más de diez años como contratados, literalmente en relación de dependencia. Pero entre lo que parece y lo que es, hay un trecho. No le asisten iguales derechos y es un arma de la que se valen aquellos que no quieren problemas.


Es difícil exigir algo en esas condiciones.Desde que nací escucho el término “crisis económica”, salvaguarda de empresas siempre dispuestas al recorte. Estamos dentro de una crisis, ya mundial hoy. ¿Qué rol debe cumplir el que legítimamente exige mejoras?. Creo que no se debe olvidar que en una negociación se avanza y se cede. Un sano término medio surge cuando hay dos hábiles negociadores.


En mi opinión el pedido por la eliminación de arbitrariedades o intentar dejar de trabajar precariamente, exceden las fluctuaciones del momento y pasa a un primer plano el sentido común. A disgusto ni un empleado ni un jefe son productivos. Las cuestiones a mejorar en ese caso quizás no sean las monetarias sino las diarias, puntuales.El mensaje es: soporta esta nueva y vieja etapa. Se llama fin de año. Tú puedes.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Nota publicada en www.diarioficcte.com.ar