Lo que hay detrás de la puerta: entre el ser y el parecer


Cuando la inestabilidad económica se hace dueña del sistema (y en el que mal o bien estamos inmersos) todo tipo de decisión pasa a tener razones o justificaciones propias que el espectador ajeno no comprende.
Algunos ejemplos claros.
La precariedad laboral no es real problema, Simplemente es el pequeño precio que se debe pagar si se quiere pertenecer como pasajero a un tren que no para.

El nulo reclamo sobre condiciones de trabajo hace imposible cualquier otro cuestionamiento: salarial, imposible. Las exigencias propias chocan con la realidad impuesta.

La famosa serie norteamericana “Lost” muestra la lucha de un grupo de personas por sobrevivir en una isla. En el inestable mundo laboral actual no hay grupos, y cada uno vive en su propia isla, donde existe –para qué negarlo- canibalismo laboral. Esto es, que uno mata por el lugar del otro.

Desde lo personal también se nota el tembladeral que implica el peligro de la pérdida del empleo. Como a todos les ocurre lo mismo, el clima en una oficina es algo parecido a la asfixia lenta. La cosa es no ser el primero de la lista.

Imposible obviar cierto poder extorsivo en quien brinda la oportunidad, y el recordatorio –a través de palabras o de hechos-de cuántos esperarían que uno se vaya de un lugar para ocuparlo.

Existe además una idea que consiste en creer que si la labor es de menor remuneración, más bajo debe ser el tono de la queja, lo que considero erróneo. Los derechos y obligaciones corresponden a todas las escalas salariales.
Esto lo sabe perfectamente el empleador, pero duda en manifestarlo el empleado. Básicamente porque el miedo no es zonzo, diría mi abuela.

Por último, aunque no menos importante. El rol que como empleados tenemos y ejercemos. O no. Alguno podría decir que es más sencillo regatear un precio en vacaciones de verano que pedir aumento de sueldo. ¡Qué novedad!. La cuestión es si creemos que un pedido puntual es técnicamente un reclamo. ¿Lo es?.
Dependen los casos. Exigir ciertas reglas claras no parece ser más difícil –entonces- que regatear el precio de un pullover en Mardel. ¿Somos capaces de modificar la realidad?. ¿Aspiramos de corazón con hacer eso?.

El aguantar, la resignación, no son buenas herramientas.
Ojalá ésta columna fuera de solución. Por lo pronto intenta ser de opinión.
A sobrevivir, jóvenes.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Nota publicada en www.diarioficcte.com.ar