"Visita terapéutica" -Cuento corto-

Pablo vio a un pájaro planeando al ras del agua, casi rozándola. Sintió que él y el pájaro estaban allí en ese momento, ningún otro ser vivo más. El rio Luján respiraba tranquilidad a las tres de la tarde y el parque de diversiones al costado de la Basilíca aun estaba cerrado. Caminó unos 50 metros bordeando el agua oscura y brillante a la vez, con toda la luz del sol reflejada. Se escuchan risas de chicos del otro lado de la orilla. Es un colegio o eso cree. Un puente algo viejo con un enrejado de la época de los virreyes. Pablo se sube y camina hasta quedar sobre la mitad del rio. Es un paso peatonal hacia el colegio que está del otro lado. “Exclusivo para alumnos”, dice el cartel, que invita a no serlo y avanzar de todos modos. Ve venir otra vez a aquel pájaro y lo sigue con la vista. Pasa debajo del puente y al ras toca con un ala el agua luego de planear unos 30 metros. Pone sus manos en la reja, respira profundo. Quiere llevarse esa paz en los pulmones y en su mente, se queda unos minutos en esa posición. Le tocan el hombro, tenía los ojos cerrados. Eran dos chicos que le pedían pasar, el puente es estrecho. Pablo se baja por los viejos escalones de piedra que alguna vez parecieron blancos. Quiere seguir camino sin querer volver a darse vuelta pero es más fuerte que él. Gira para jurar volver. Por más aire en sus pulmones, y donde sólo piensa en él. Lugar de medicina a sus nervios, Luján es.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Visita terapéutica”-Cuento corto. Voy cada tanto a Luján y quedarme a oír la nada mirando el rio, es un placer. Y una invitación a llevarse eso cuando uno tiene que irse.