."Su nombre es".

El corazón y la razón intercambian ideas mientras estoy durmiendo. O eso intento, porque ambos se van al comedor y acostado los escucho discutir absolutamente todo. El corazón dice que no se deja llevar por nada, que lo suyo es instinto. La razón le retruca que sí, se deja llevar siempre por alguien, y que a ella la avala el sentido común, que nada tiene sentido sin eso, ni siquiera el amor. El corazón le dice que a él nunca le hicieron planteos de dudas, porque lo saben honesto cuando habla. La razón se ofende y le dice que ella también es honesta, porque detrás suyo siempre está el pensar de entre muchas opciones la más correcta. Queriendo dormir, me levanté y les dije a los dos el nombre del amor de mi vida. La razón dijo que había pensado en ella. El corazón dijo que lo sabía desde el primer momento. Ambos se dieron la mano y prometieron dejarme seguir durmiendo tranquilo, aunque sea una noche. Logré que se pusieran de acuerdo.

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