"La cuchara" -cuento corto-

¿Hola?. Ah, Silvana ¿cómo andás?. Bien, si, yo ahí viste…lo que pasa es que todavía no me terminé de mudar. Estoy sentada en la silla nueva sin sacarle el celofán, mirando los canastos. No tengo ganas de desarmar nada, me siento linyera. Sí, sí, dejé mucha ropa en lo de mi hermana, sí. Pero uno guarda puras pavadas. Las cosas del colegio te juro las tiraría, porque ya no veo a nadie, y los que frecuento ya son gente grande, no la de los cuadernos. Ayer revisando la agenda me encontré el teléfono de Leti. ¿Estará aun por Devoto?. ¿Te acordás?. Sí, sí, ¡esa del pelo de alambre!. Uh, mi vieja me dijo que pusiera un ordenador de llaves. Me regaló uno que es un loro de madera que va al lado de la puerta, es horrible, ¡prefiero perder la llave antes de poner eso en la pared!. Ah, hoy conocí a la primera vecina. Le digo “Hola me llamo Renata, soy la nueva vecina del 5 C”…y la tipa me miró de arriba abajo y me dijo “Bueno gracias” y cerró la puerta del ascensor. ¡Arpía, la vieja!. Quiero dejarle mi teléfono a algún vecino y yo saberme un par, por las dudas, viste. Tengo un chino a la vuelta asi que eso me salva. Tintorería no vi, hay dos farmacias, un gimnasio recontra trucho y una verdulería con todos los cajones afuera y casi ninguno adentro. No te invito a casa porque todavía es un desastre. Ni sé dónde envolví las tazas de café, negra. Al final hablé todo yo, perdoname. Beso, chau. Chau. Renata manoteó el primer envoltorio de papel de diario y ahí estaban las tazas de café. No sin emoción fue a probar la cocina y puso la pava. Se hizo el primer café en su nueva casa. Se sentó a saborearlo. Miró los canastos, los bolsos, las paredes blancas. Se acordó que no tenía las cucharitas. Las buscó hasta que sacó una. Revolvió el café y oyó el golpe de la cuchara contra el pocillo. Hizo un gran ruido en la sala aun vacía. Miró a su alrededor. Sintió un escalofrío en el cuello y juntó los hombros, el miedo le daba frio. Y tenía frio y miedo. Las paredes rebotaron el ruido. Bienvenida Renata, a eso de vivir sola. Tranquila.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“La cuchara”-Cuento corto. Irse a vivir solo. La oda a cierta independencia y también a la soledad que uno aprende a domesticar. Nadie apura nuestros tiempos, que hay que saber llenarlos. La diferencia entre estar solo o sentirse solo es a veces estremecerse con una cuchara haciendo ruido.