"El que oye" -Cuento corto-

Un hombre esperaba a la nada sentado en el banco de la plaza. Había estado todo el dia pensando, que es un ejercicio inútil cuando algo ya ha pasado. De pronto una mujer se sienta a su lado, él se corre un poco para darle espacio y sigue cabeza abajo. Razonando. Sentía que había elegido desde niño lo equivocado. Los juguetes, los amigos, el colegio, el secundario. Lo que siempre quiso y lo que no se terminó dando, para ser lo que es hoy, que feliz no lo está dejando. La mujer estaba sentada derecha en el banco de la plaza, y lo miraba. Atentamente. Estiró su brazo y lo acarició en la espalda encorvada. El hombre la miró y se disculpó, le dijo de su desdicha de tener que trabajar en un lugar que odiaba, donde iba por el sueldo porque siempre eligió en vez de lo bueno, lo menos malo. Se sentía un desdichado en juntar siempre fuerzas para algo que no había soñado, ni ser del todo feliz de este presente tan suyo y armado. Quería volver  en el tiempo, poder hacer algo por él, que nadie lo iba a entender, que el mundo lo hacía un negado. Que sentía tocaba puertas que él mismo estaba cerrando, que cada dia quería menos que este mundo siguiera girando. Ella le sacó la mano de su espalda. Ambos se miraron como quien conoce al que por primera vez nos habla. La mujer dijo al oído “Yo vine para que me escucharas, pero creo que no hizo falta. El que tiene la solución es el que entiende lo que le pasa. Si sabés lo que tenés, hace falta que despiertes de cierta modorra injusta que tus sueños a veces tienen. Para entenderte, oírte. Y para oírte, siempre estaré presente”. La mujer se puso de pie y el hombre fue feliz de repente. De vez en cuando la claridad se sienta en el banco de la plaza, de oyente. Y ayuda encantada.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“El que oye”-cuento corto. Cierta oportunidad que nos da el destino de poder ver qué nos pasa, se logra haciéndose uno el tiempo. Puede ser en el banco de una plaza.