"Contemplar a la reina" -Cuento corto-

Uno. Dos. Tres. Cuatro. Después de una larga semana pudo contar de esa mujer los lunares pequeños de su cara. Como siempre la veía de un solo lado decidió cambiar de posición y asi completar esa especie de cuadro vivo que creía estar mirando. Para un solitario nada mejor que una mujer en el bar de siempre, todos los días a la misma hora, al igual que esos cuentos poco románticos que luego se hacen novela de la tele a la tarde. Pedía siempre un cortado y se ponía a revolverlo sin mirar la cuchara en el pocillo. Cuando la veía entrar se hacía el muy interesado en lo que estaba tomando. Ella tenía el pelo largo, más atrás que adelante lo que la hacía más atractiva. Un tapado rojo hasta las rodillas, con un pantalón blanco y una cartera que siempre ponía en su falda. Dejaba una carpeta anillada arriba de la mesa, sacaba el estuche de los anteojos y ponía el celular frente a ella, que vibraba cuando la llamaban y se movía en la mesa color bordó frente a la puerta. Todos estos detalles los había visto él durante una semana sin querer seguirla pero esperando que apareciera. Hoy era el dia en que sentía que debía hacer algo con esos nervios cuando quería cruzar miradas, y la admiración de verla y no pensar en absolutamente nada que no fuera lo que de ella viera. Terminó el cortado y se levantó presuroso al encuentro. Lo atajó el mozo, pensando que se iba sin pagarle, había olvidado el detalle. Le dio vergüenza la situación. Pagó y se volvió a sentar. Una persona pasó por delante y ahora si. Ahí va. Carraspeó para luego no carraspear, se puso derecho para parecer armado, miró al cielo para que Dios le dé una mano. Se puso de frente y la miró. Le dijo que no quería interrumpirla, que hace una semana notaba que iba a tomar café al mismo lugar que él, que algo de raro tiene el destino si estaba haciendo lo que sentía por dentro. Le pidió si podía sentarse. Y ella dijo “hace una semana te estaba esperando, la mesa tiene dos sillas”. Se sentó por primera vez tan cerca de la Reina, que al final pudo notarlo: uno, dos, tres cuatro. El quinto lunar está cerca de sus labios. Y pidieron otro cortado.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Contemplar a la Reina”-Cuento corto. Temí que nunca se animara a confesarle su amor a la mujer. Este texto ayudó al hombre en su Fe. Y pudo.