."A la izquierda de tu corazón, el mio".

Dichoso  el espejo, que la refleja. Los anteojos, que fijan su mirada si eso se pudiera. Los zapatos de Cenicienta, la gente que la rodea, el tiempo que vive para ella. Y yo vivo por ella. El colectivo que la lleva, El saludo de la kiosquera, el tiempo que dispensa. Su almuerzo a la hora plena. El café que toma o al té que la espera. Dichoso a ese amor que da sin tristeza, sin descanso y que se hereda. A los ojos que agradecen tenerla. Dichoso soñar mi mente dentro de ella. Como libre posesión, como elegida entre estrellas. Una vez la vi de noche buscando nubes pasajeras, tan llena de sol sin pena. Quisiera amanecer cuando sus ojos de amor se abrieran. Y en pleno otoño, ya fuera primavera.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Pensamientos que nacen cuando cae la noche.