Lo que hay detrás de la puerta: trabajando por un sueño (sin Tinelli)


Las preguntas existenciales siempre son bienvenidas y sobretodo por la mañana, momento exacto en que frente al espejo alguien puede plantearse lisa y llanamente “¿quién soy yo?”.

En mi opinión, estamos dominados por el realismo. No el de García Márquez, justamente: su “realismo mágico” no vive en Argentina. Hablamos de aquel matiz que vuelve a algo crudamente verdadero. Eso y un toque de resignación, nos hace ser realistas.
Cuando trabajamos aceptamos reglas a partir de las cuales una persona adapta también sus propias reglas a aquellas. Vale este ejemplo: si un jefe imparte una orden podemos decir “sí, Señor jefe, cómo no”, mientras se piensa y calla cualquier cantidad de improperios. Aplico así una idea práctica y realista: hasta que no se consiga otro trabajo mejor, existirá el doble discurso.

Describo esa situación sin estar de acuerdo con ella. ¿Podrá existir un término medio?. Yo creo que sí…aunque dudo que sea en nuestro primer trabajo.

La persona realista intenta quitarle el sentimiento a sus acciones para obrar según la circunstancia lo dictamine. En el mundo de la Política se encontró una bonita definición: pragmatismo. Se dice de aquella persona que no está atada a una estructura política y sí a las mejores ideas, que es pragmático. Y hasta les da una positiva imagen frente a los demás.
¿Se puede aplicar entonces a todos los órdenes de la vida?. A mi me parece que no, porque antes que todo está la conducta. Sino, nos daría todo lo mismo. Y eso más que opinable, sería criticable.

Pregunta crucial. ¿Estamos preparados para escuchar otras opiniones, además de la nuestra?. Quizás ocurra que al primer jefe no me anime a plantearle mi pensamiento, pero ¿él lo escucharía si lo hiciera?.
Segunda pregunta crucial. ¿Estamos preparados para escuchar críticas constructivas?.
No parece estar abierta la chance de debatir cuestiones que tengan que ver con nuestro diario vivir. Casi, en ningún ámbito. Las decisiones ganan por imposición.

Ya sea para formar parte de la maquinaria del trabajo específico, o si se piensa en apostar a liderar algún día desde una empresa, cada uno de nosotros persigue sueños. El ser realistas hace que esos sueños sean mirados por nosotros mismos con misericordia. Lo adaptamos a lo que hay.

Si el objetivo es llenar mensualmente el bolsillo, ser realista es una necesidad que no se discute. Los clasificados de los diarios muestran qué se busca.
Pero, si es uno el que no sabe lo que busca, no colaboro a “la causa”: intentar llevar mi sueño a buen puerto.
Aunque, en este mundo realista, todos los barcos parezcan el Titanic.


(imagen gentileza http://www.ecofield.com.ar/)

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Nota publicada en www.diarioficcte.com.ar