Lo que hay detrás de la puerta: ¿una piedra en el camino?


Para buena parte de las cosas a las que aspiramos no solo corresponden a nuestra exclusiva incumbencia realizarlas. Se necesita también una intermediación: los que profesan religión encomiendan a alguien su pedido; aquellos que no, o creen en sus propias fuerzas o hasta en objetos de la suerte, para qué negarlo.

En la búsqueda laboral nada de lo descripto queda al margen y el aspirante a un puesto necesita (lo hemos señalado ya) “encajar” dentro del sistema como una pieza de rompecabezas. También hemos comentado el cuello de botella que significan muchos egresados que intentan cubrir trabajos que cada vez se piden menos por abundancia o sobreabundancia.

Los sitios laborales (hablamos dentro de Internet) concentran todos los pedidos y ofrecimientos, canal necesario y utilizado si alguien es joven, con ganas y sueños.
Llevar el currículum en mano a una empresa o mirar una cartelera de pedidos en busca de un número para contactarnos con alguien se usa cada vez menos.

Aunque no queramos las empresas de búsquedas laborales son nuestras intermediarias. Así que desde el inicio se acatan órdenes “superiores”. La experiencia personal y algunas otras que se encuentran apenas se plantea la cuestión, transitan los mismos carriles.
Para muestra, este ejemplo. Se pide en general que se aclare tipo y clase de trabajo; ocurre algunas veces que las opciones dadas son tan generales que uno termina eligiendo trabajos en profesiones distantes de nuestro objetivo.

Con el tema del currículum ocurre algo parecido. No basta con el orden en que esté confeccionado o el plus que lo haga más interesante: en los sitios se deben cargar todos los datos y armarlos dentro de parámetros dados. Vale decir entonces que en realidad terminamos adaptándonos a ítems que descartan lo específico, cuando quizás debería ser al revés.

Planteados interrogantes, algo así como una piedra en el camino, llega el momento de esperar resultados. Algunos sitios ¡permiten! que uno pueda dejar su dirección de mail y otros necesitan que nos registremos y con eso poder entrar en las páginas diariamente a revisar nuestra suerte.

Como dicen que a la suerte hay que ayudarla, no todo es esperar sino sortear desde el vamos, estas dificultades. Ojalá entonces que el próximo mensaje que reciban y por el que tanto se ha luchado aparezca en sus casillas, ése que nos sirva para empezar a ser.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Nota publicada en www.diarioficcte.com.ar