Lo que hay detrás de la puerta : la teoría del Estado "benefactor"


Fuentes laborales de naturaleza privada, riesgos que una empresa toma y que se nutre de gente desesperada por ser parte del mundo del trabajo. Estas son las pautas más o menos generales para la mayoría de las personas aptas y deseosas en comenzar algo.

Pero no solamente una empresa privada necesita personal. También el Estado –en cada una de sus reparticiones- precisa en ciertas ocasiones de más gente. Claro que esas ocasiones son las menos.
Es inevitable hablar de política. O en todo caso de políticas aplicadas a la solución de la inserción laboral. Cada nuevo gobierno parece reiniciar cualquier plan trazado, lo cual impide la continuidad de una idea más allá de cuatro años de un gobierno.

La idea general sostiene que “el Estado somos todos”, aunque esto no deja de hacerlo ver como una especie de vaca lechera que provee a quien pudiera de un sueldo seguro.

Y hablando de seguro, para algunos el Estado es asegurar trabajo para la descendencia, ya que si alguien consigue entrar, hará ingresar más tarde o más temprano a un familiar. Me pondré aquí en abogado del diablo en defensa del Estado. ¿No ocurre eso en casi todos lados, sea privado o estatal?. Pensemos.

El Estado benefactor fue la manera de denominar a la intervención gubernamental luego de la segunda guerra mundial, que implicaba la ayuda en países arrasados con motivo del conflicto bélico. Luego se utilizó como sinónimo de función social regulada por el gobernante de turno.

¿Qué queda hoy de eso?. Si se apunta a la posibilidad laboral, las noticias no son buenas. Porque sigue sin haber políticas que estén dirigidas a los recién salidos al mercado, y porque el Estado como empleador no lo haría con todos.
Para evitar suspicacias quizás la solución para la toma de empleados por parte del Estado sería un concurso abierto, en el cual cada uno pudiera calificar para cada puesto pedido. Como el mundo ideal no existe, por lo menos cercano al cono sur, la esperanza es nada más ni nada menos, que sea bajo ciertas reglas claras y que no discrimine antiguos empleados de los nuevos. Ergo, que estén legalmente en blanco.

Si el Estado contempla sin solucionar problemáticas atinentes a él, casi seguro que el arreglo se aleja. Cuanto más lejos, lo arreglarán otros.

Profesionales recién salidos de las facultades y demás personas que ponen dedicación y tiempo en aprender a ser algo, esperan que el Estado vuelva a ser benefactor.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Nota publicada en www.diarioficcte.com.ar