Ahí pasa el apurado -Cuento corto-

Estoy pisando quizás el camino equivocado. Como quien baja a la calle porque cree que hace más rápido y de pronto viene un coche y corriendo se vuelve a subir a la vereda. Lo que sí noto, cuando me veo, es que estoy siempre apurado. Con el cuerpo más adelante que los pies, mirando el reloj una y otra vez. Me veo y luzco desesperado como el que falla al horario de una consulta. Vivo asi porque asi me han criado. No echo culpas ni retrocedo a buscar razones ni calvarios. Ya está. Es juntar en el apuro tiempo que luego me sobra en alguna parte del dia, entonces sucede lo contrario: odio llegar muy temprano. Y me quedo dando vueltas en las cercanías de mi destino, haciendo tiempo, culpable de asi pasarlo. Me programo llegar a una hora de vuelta cuando aun no termino de hacer la ida. Por suerte con los años eso fue aflojando, de chico era peor. Porque uno no tiene control sobre horarios, son casi todos impuestos, sufría en silencio. Cierto sinónimo de independencia fue el primer reloj que me regalaron. Un digital con la cara de la Rana René, que dejé al costado del lavamanos, se deslizó y terminó mojado. Tres días lo usé. Me pregunto, viéndome con años, adonde es que voy siempre apurado. Para eso tendría que detenerme, antes que la vida lo haga sin que me pregunte directamente. Tengo una teoría: el que corre está apurado, si. Por llegar a algún lado. O quizás, no lo descarto, en realidad viva escapando. Quién sabe cuál es mi horario.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Ahí pasa el apurado”-Descripciones en sueños. Hice el ejercicio de soñar y estar pensando en por qué siempre camino apurado. No obtuve resultados. Extraño el reloj, el primero que me regalaron.