"Lo que me une a vos" -Cuento corto de tres actos-



Situación uno: Mariana tiene pocas ganas de manejar un domingo tan lindo de sol y calor pero no puede escaparle al destino. Ir a la casa de los suegros es una consecuencia del destino que ha elegido, hay una resignación en su propio silencio mientras el auto va en soledad por la avenida. Siempre se resistió a las reuniones familiares, había estudiado psicología y conocía bien lo del chivo expiatorio que a veces se da en las familias numerosas.



Ella se sentía así, la que todos reinterpretaban en lo más mínimo que dijera. Y para criticarla, obviamente. Faltan tres cuadras para llegar a lo de sus suegros y baja la velocidad, el barrio le parece gris, no hay lugar para estacionar y da dos vueltas hasta que consigue uno. Deja el auto y camina rumbo a la esquina de la casa.






Situación dos: Cristian está feliz en su auto. Cualquier excusa es buena para usarlo, es nuevo y quiere probarlo hasta para ir a comprar el pan a dos cuadras. Su plan de ese día incluye visitar a sus padres a la casa, él sabe que lo hace una sola vez al mes aunque le reclaman que se olvidó de ellos y le trabajan la culpa con bastante éxito porque así se siente: culpable. Antes viviendo con sus padres dejaba en manos de ellos cosas que ahora él, con orgullo, las hace por sí mismo. Deseaba que no se pongan pesados hablando de los tres temas intocables un domingo: política, religión y dinero. Iba mentalizado en dejar pasar indirectas, además desde que se casó siente que le toleran un poco más sus impulsos, sus arranques verbales cuando algo le molesta. El auto lo deja enfrente de un kiosco. Se compra caramelos y mientras elige uno y le saca el papel, camina rumbo a la casa.






Situación tres: Mariana y Cristian están casados desde hace tres años. Y separados desde hace dos meses. Sin embargo se ven todos los días. Es extraño que una decisión no tenga esa fuerza que necesita para ser a la vez una buena explicación, ambos sienten que la separación no es respuesta a lo que les pasa. Por eso se siguen viendo y para los padres de Cristian todo sigue igual. Van a entrar a la casa como si hubieran llegado juntos. Se esperan en la esquina, se ven y se saludan. Mariana quiere tomarlo de la mano en la entrada y él con un gesto le aleja no muy disimuladamente su mano. Se saludan. Cristian a sus padres, Mariana a sus suegros.






Otro día explicarán qué es lo que les pasa. Si es que consiguen saberlo primero.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Cuando es difícil explicar algo y tratar de hacerlo en voz alta tiene el peligro de la consecuencia. Y no queremos, a veces no queremos.