"Soy yo, cuando eras vos" (Cuento Corto -CC-)



Eran los ocho de la noche y Miriam fue hasta la persiana del negocio para bajarla enseguida, porque siempre le pasaba lo mismo: un minuto antes de la hora aparecía en el almacén una nena, de no más de diez años. Tantas veces la vio que ya soñaba con ella, una verdadera aparición, y lo que más le llamaba la atención: se parecía mucho a ella cuando era pequeña. Como ver a alguien y recordarse a sí mismo, una rara sensación. Pero otra vez la nena ganó de mano y entró empujando la puerta de vidrio con sus dos manitos.






Tenía siempre una bolsa, que llenaba con cinco cosas, siempre eran cinco productos. Cuando había que hacer fila se iba dar la vuelta por las góndolas y volver cuando le tocaba. Miriam preguntó si alguien la conocía, a las señoras del barrio que saben hasta el adn de los novios ocasionales. Pero nadie la ubicaba. Su vestido era blanco y amarillo como un uniforme que siempre llevaba pero no era de ningún colegio de la zona ese color.






Ponía las cosas de a una, con parsimonia, y luego de a una las ubicaba en la bolsa. Pagaba mirando a los ojos. La gente cuando se desprende de dinero no mira a los ojos. Pero la nena sí, Miriam sentía que buscaba complicidad. ¿Qué tengo que entender, yo? No tengo tiempo de hacerme la detective, pensaba cuando volvía a su casa.






Un día la nena dejó de ir al almacén. Y dos, tres, y cuatro, y una semana entera. Miriam luchaba para que el tema no le importara pero era imposible. A las dos semanas, un martes, la nena aparece. Compra tres cosas. Tenía algo de tristeza en los ojos.






Un cliente se va y la nena entrega las tres cosas para pagar. Miriam aprovecha esa cierta soledad para saber.



¿Estás bien?



-Si, ahora si.



¿Qué te había pasado que no venías?



-¿Desde hace cuánto no creés en mi, te acordás?






Miriam pegó un grito y un salto hacia atrás. A los ocho años recordó haber dicho que no creía en los Angeles de la Guarda, que ella tenía uno de su edad pero que la odiaba.






¿Dónde vivís?



-Con vos, pero nunca me ves.






La nena se fue y todos los días Miriam espera verla en el negocio, sin bajar las rejas, que vuelva. Que vuelva por ella, que la perdone.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Ver para creer. Sentir para creer. Lo que no vemos, como lo que vemos, nos rodea. A darse cuenta de la diferencia, entonces!!.