"La hora"-Prosa

Nadie tiene noticias
de ese niño que aun veo
en espejos, en señas, en gestos
de quienes también lo ven.
Aunque nada se sabe de él todos
dicen que está. Yo lo veo y le hablo,
le cuento y cuento con él
para mis dos historias de amor,
para mis ausencias frias,
para tenerlo en mis dudas solitarias, grises.
Viene conmigo cuando no quiero ser yo,
me toma y juega el tiempo a su modo.
¿Por qué los demás lo ven sin saber de él?.
Se los presentaría para que hablen,
para que lo miren, para que dependan de él.
Tengo de rehén a mi captor.
Orgullosamente lo muestro como siempre.
Pero una mañana, alguien preguntó por él.
Iba a decir noticias suyas, lo busqué,
lo perseguí en sombras, en sus escondites.
Le pedí piedad, que apareciera
y fuera de nuevo yo.
Estaba de lejos, inmóvil.
Iba a acercarme y la distancia se redujo.
No quiso venir ni yo ir por él.
Me había dejado,
lo había dejado.
Me mira de lejos,
no tengo noticias.
Aunque al niño yo aun
también lo veo.

2 comentarios:

Gabriel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gabriel dijo...

“La hora”-Prosa. Recuerdo perfectamente la primera vez que me dijeron “Señor”. Hace algunos años estuve enfermo unos meses, en mi primera salida tomé el tren, y en la estación se me acerca una mujer y me dice: “Señor, ¿tiene hora?”. Y yo la observé como no entendiendo si era para mi. Y miré mi muñeca derecha y tenía el reloj en la izquierda, del desconcierto que esa simple pregunta me provocó. Desde ese dia sentí que el niño se fue por algún lado, a veces más cerca y otras veces más lejos, de donde estoy. Y desde ahí hasta hoy, llevo siempre el reloj en mi muñeca derecha.