"Vos, hablando de vos" -Cuento corto-

Situación uno: Bueno, ¡al fin viniste!. Hace media hora que te estoy esperando, ¿por qué tardaste?. No sé para qué arreglamos en un horario si después aparecés cuando se te ocurre. Te perdono, siempre te perdono. ¿Trabajaste mucho?. No te lo creo, andá a engañar a otra, yo sé que ahí se rascan de lo lindo, no creo que por eso hayas llegado tarde.
Cuando yo llego tarde ponés cara, la vez que fuimos al cine y tardé 15 minutos me lo recriminaste. Igual, tuve un día de locos, ni de pelearme tengo ganas. Bah, ya se han peleado conmigo hoy. ¿Podés creer que el desgraciado de Giménez me pidió una rendición de cuenta de 1987?. Yo no trabajaba en ese momento, había otros, ¿cómo puedo saber dónde estará eso?.
Intenté decírselo de buen modo, sí. Pero hay que gritar, sino no te escucha. Ahora me van a ayudar dos más a buscar esa bendita rendición. ¿Vos que contás?. Sos aburrido, negro. Te lo dije mil veces. Me hablás de tus compañeros y me duermo.
¿Qué cosa divertida me podés contar de laburar en un call center?. Nada, por eso ni te dejo hablar de tu laburo, contame de otra cosa. Sí, vamos yendo hasta London, quiero tomar café. ¡Contate algo, che!.
Sos de terror, tenés lengua pero no palabras, Ceci me dice que le parece que yo te inhibo. Esa está mal de la cabeza, ¿qué nos tiene que venir a decir algo a nosotros?. Pensaba que se acerca el aniversario, supongo te acordabas. Tres años de novios, ya sos como de mi familia. Ayer a la tarde me compré una planta para mi casa, si tengo que esperar que vos me regales algo puedo volverme vieja.
¿Estás apurado? Acelerás el paso. Ah, dale, que el semáforo corta, si. Esperemos no haya mucha gente en London. No me agarres de la mano en Florida, te lo dije cien veces. Dale, llegamos. Bueno, ¡elegimos mesa y todo!. ¿Vos qué querés?. Yo un café bien cargadito, capaz que un tostado de jamón. Pedí vos mientras voy al baño, negro. Uh, me acordé, me voy a comprar medias, es un ratito y vuelvo.

Situación dos: ¿Dejó pagado todo y se fue?. ¿Está seguro, mozo?. No estoy para las bromas, ¿dónde se metió este tipo?. Es un chiquilín, un tonto marca cañón, nadie me lo dice pero yo lo sé. Debe andar por ahí, ya va a volver, soy lo más maduro que tiene, es como un nene, seguro me está haciendo una escena. ¿Con todo lo que me tengo que aguantar en el laburo encima esto!. Mozo, traeme el tostado, tengo hambre.

Situación tres: ¿Te dijo que me dieras esto a los 15 minutos? Ah bueno, es de cuarta, encima le hacés caso. Una carta, a ver. Se piensa que tengo cinco años, es un infantil. Encima que le doy mi tiempo, el poco que tengo.
“Fabi: quise decirte esto muchas veces pero no me dejás. O yo no tengo palabras, quizás. En esta última vez te contesto por todo lo que me preguntaste: en el trabajo estoy bien, nunca me dejás contarte pero ando bien. Con mis compañeros, los que no son divertidos, si, queremos hacer una empresita de informática, venta, arreglos. Nunca te lo dije, o ahora te lo digo. Trabajo mucho, si es tu duda. Ocho horas escuchando gente que no para de hablar sin decirme nada. Aquella vez del cine…si, llegaste con la película empezada y te enojaste con el horario y no con tu tardanza. Y la culpa fue mia según vos, por querer ver esa película. Que vos habías elegido. Lo último. Ceci tiene razón. Me inhibo. En todo. No respiro, sólo escucho, y estoy con alguien que sólo se escucha. La culpa es mia. Te dejo pago el café, en una buena mesa. Te dejo esta carta. Me dejaste solo, acá. Te dejé hace mucho”. Firmado: Sergio.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

El maravilloso don de hablar de lo que necesitamos, choca a veces con el no menos maravilloso don de escuchar. A uno mismo, y al otro. Para no hacer eco. Eco. Eco. Eco.