"El sol de su oficina" -CC-



Cinthia odiaba dos cosas de la oficina y sus compañeros, cuestiones que expresaba con la cara pero jamás diría en voz alta. Una era que le dijeran “Cin”, el diminutivo al que ahora parece reducirse cualquier nombre y palabra en general. Y lo otra eran días como el de hoy, el del amigo invisible. Si bien nunca podría ella misma definirse como una mujer madura, lo que sentía había a su alrededor era tanto o peor. Todos parecían revolucionados cuando una vez al mes se instalaba la cuestión del juego.






Tres compañeros de ella eran los encargados de copiar los nombres en diferentes papelitos, y no conformes con eso decidían cambiar las reglas del juego mes a mes, suponiendo que le darían emoción a lo que Cinthia directamente le molestaba, se juegue como se juegue. Pero cuando es una ocasión asi no hay que quedarse afuera y luego ser reprochado por eso, asi que no tenía opción. Lo que este mes habían planeado hacer era que cada uno sacara un papelito y quien saliera escrito a su vez elija de otra bolsita de nombres y se quedara con ese papel sin decir el nombre. Así hasta que se complete.






Cinthia tardó unos diez minutos para entender el sistema e igual le parecía una pavada. Cuando fue su turno sacó el papel y no hubo peor noticia: Ramiro Gentile. Sí, el odioso hablador y contador de chistes viejos más insoportable. Ella dijo el nombre en voz alta y Ramiro fue a la bolsita y eligió el papel. Cinthia rezaba para que la diosa fortuna para que encima le tocara a él mismo le diera el regalo. Pero sus rezos no surtieron efecto y lo sabría después. Ramiro sacó justo el papel con el nombre de Cinthia y le tocaba a él regalarle algo.






Fueron tres días esperando y como se solían hacer bromas, es taba preparada para recibir cualquier cosa en público. Al tercer dia una caja la esperaba en su oficina cuando llegó. Era bien temprano y en la parte superior el “tu amigo invisible” presagiaba lo peor. Levantó la tapa de cartón y había dentro una foto y un mensaje.






La foto era de ella, en un muy mal montaje, supuestamente en una playa del Caribe, aunque lo único de ella ahí era la cara. El mensaje decía “es mi sueño, y ahí falto yo”. ¿Quién tenía el tiempo de hacerse el enamorado ahí?, pensó Cinthia. Por el estilo tan poco romántico seguro que era un hombre y no una broma femenina. Puso la foto en su agenda y la caja al lado de la cpu. A la vuelta del almuerzo encontró otro cartel en su mesa: “falto yo”.






Detrás del cartel la misma foto en la playa del Caribe pero esta vez con el cuerpo de un hombre al lado, sin cabeza. Cinthia ya estaba interesada de verdad en saber quién era, pero su ego le impedía expresar que la situación le gustaba. Pasó la tarde esperando algo, una señal, pero nada.






Por la noche en su casa abrió el correo. Un mail de Ramiro Gentile, pensó en esas cadenas de chistes y videos que solía mandar. Tenía un adjunto, era una foto. Estaban los dos, montaje mediante, en la playa del Caribe. Arriba de la foto decía “tomando sol, con el sol al lado”. Cinthia aflojó y se rió.






Al otro dia debían decir quién creían era su amigo invisible. Cuando le tocó a ella dijo otro nombre, quiso equivocarse a propósito, guardarse la situación para ella. Lo tuvo que decir él y eso a Cinthia le causaba gracia. Nunca se rió de los chistes de Ramiro, salvo cuando lo vio titubear su nombre y ponerse nervioso.






Salieron del trabajo y se fueron al bar que ella eligió: “Caribe”, enfrente a la oficina. Lo dejó hablar, lo vio como nunca lo había visto. Lo sintió. Y concluido el café Ramiro le regaló su foto-montaje. El del mar, la playa y ese sol que al lado de él estaba.



Como todos los días en la oficina.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

La posibilidad real de un sueño es a veces ver a alguien pero sin contemplarlo. Sintiéndolo.