"Celeste, la grande" -CC-



Primavera del 2007. El micro para Sebastián era lo más importante en su vida y si bien los días de clase llevaba grupos civilizados (los de la mañana porque tenían aun sueño, creía), todos los 21 de septiembre eran especiales. Llegó a la puerta del colegio.






Autos en triple fila de los cuatro carriles de la calle, más él, y padres que revisaban a sus hijos en todos los detalles. Miraba la situación sentado y con la puerta abierta del micro, nadie ponía un pie arriba hasta que se diera la orden. Por lista fueron subiendo, excitados, gritando. Tres chicos querían ir en dos asientos y escuchó a la maestra algo enojada, pensó en la docencia y en la paciencia, términos parecidos. Fueron por 9 de julio hasta el Obelisco, siempre hacía un recorrido algo turístico para que no fuera sólo ir a un lugar. Luego de 40 minutos llegaron a Palermo.






Estacionó frente a esa máquina de pochoclos, eterna máquina, con forma de locomotora. Cerca de 30 se bajaron a la vez, el colectivo se movía como en terremoto. Le pareció que cuatro personas eran pocas para tantos chicos pero sabían cómo hacerlo y consiguieron el orden. Una maestra volvió a subir. Había un chico que no bajó, y él ni siquiera lo había notado. La docente se sentó en el asiento de adelante y le habló cinco minutos, luego se levantó y bajó del colectivo a hablar con las demás. Parecía el chico enojado o triste, Sebastián no podía saberlo bien porque no mostraba mucho su cara.






Se acercó de a poco y miró por la ventanilla buscando la aprobación de las maestras, que le dijeron que sí con la cabeza.



Me llamo Sebastián, ¿vos cómo te llamás?.



-“Alexis”.



¿Y qué anda pasando, Alexis?. ¿No querés bajar?.



-“Para qué…si no me habla”.



¿Quién no te habla?.



-“Celeste”.



¿Y qué pasó con Celeste?.



-“No sé, me dejó de hablar, no quiero bajar”.



¿Celeste es una amiguita tuya?.



-“Si”.



Pero por algo no te habla, ¿se pelearon?.



Alexis respiró pausado, con esa desesperanza que por cosas de chicos uno tiene a los 9 o 10 años. “Se enojó, no me dijo por qué”. Sebastián se rascó la cabeza. Bajó, le comentó a las maestras lo que había hablado y fueron a buscar a Celeste, que muy feliz se divertía con el resto. Le explicaron lo que pasaba y ella subió al colectivo con cara de saber cómo resolver la situación. Sebastián se quedó en el asiento del conductor y no quería molestar así que ni se movió. Ella tomó la mano de Alexis y le dijo que lo disculpaba. Juntaron las cuatro manos y Celeste le dio un beso en la mejilla. Ambos bajaron.






La nena había manejado la situación con envidiable adultez, Sebastián quedó schokeado. A la noche entró a internet. Buscador de Facebook: María Laura Sendrone. Una foto que le pareció que era la de ella luego de 35 años. Le escribió cortito a su primera novia: ¿me perdonás?. Tres horas después, la respuesta: “siempre tarde…pero sí”.






Hoy pasaron cuatro años de aquel 21 de septiembre de 2007 y sigue llevando Sebastián chicos a Palermo en su micro. Quiere apurarse hoy, así vuelve con María Laura y la nena. Que sí, se llama Celeste.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Ambientado en un día de primavera, mi recuerdo y esta especie de homenaje a la primera persona que me hizo bien y siempre recordaré!!. Feliz primavera!!.