"Todos somos alguien" -CC-



Apuró el paso entre la gente, que cuando uno tiene que llegar a algún lado parecieran ir todos en cámara lenta. Cristian se aflojó los botones del chaleco, esperando el semáforo miró la hora. Estaba retrasado unos tres minutos y la reunión seguro ya había comenzado. Imaginó que estarían preguntando por él, que pensarían que se tomó el dia o que algo le ocurrió. Extrañarían sus chistes como los que siempre contaba, ese lunes faltarían al inicio los comentarios futbolísticos.






Lo hacían sentir importante y él estaba contento con su trabajo, respetado e integrado. El sueldo no era muy alto pero tenía posibilidades de hablar con su jefe a ver qué se podía hacer. Le faltaban para llegar dos cuadras. Piensa que quizás la reunión no comience sin él. Se rie de lo importante que se sintió por tres segundos y aceleró esquivando gente por Florida.






¿Por qué cuando se está apurado la marea de gente parece ir en contra de uno?. El edificio tiene entrada sobre la esquina de Tucumán. Justo alguien sale y él entra sin tener que esperar que le abran de adentro. Saluda al de seguridad. “Mire que lo están esperando, eh”, le dice, y Cristian le agradece con una reverencia. Sube en el ascensor, se mira en los extremos, que tienen espejos rectangulares. Acomoda la ropa, se pone derecho. Décimo piso y la puerta se abre.






La secretaria cuando lo ve le hace un gesto con una mano en señal de que se apure. Había silencio en el pasillo asi que estarían todos en la sala de reuniones. Antes de tocar la puerta para entrar se alisó el chaleco.






Entró diciendo buenas noches. “¡Faltaba Cristian, fuerte ese aplauso!” dice alguien, y todos aplauden. Él agradece y comienza su trabajo: “¿Alguien quiere café de este buen mozo?”, dijo.



Y todos, una vez más, rieron con su chiste.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Cada uno es importante desde su lugar si así lo siente. No importa la profesión...