"Primer desengaño" -Cuento corto-



Ramiro acomodó la mochila a su espalda, tanto tiempo puesta empezaba a molestarle y trataba de ponerse derecho sin mucho éxito. Odiaba la misma mochila que tanto quería hasta hace un par de meses. La terminal de micros de Retiro era siempre el mismo hormiguero de gente. Miraba cómo entraban y salían los colectivos apoyado en una columna, los asientos de por ahí estaban todos ocupados.






Faltaba poco, quedaron en verse a las tres de la tarde a la altura de la plataforma 24. Le había avisado a Luciana que fuera puntual porque así suelen salir los micros, le dijo. Pasaron quince minutos de las tres. Se saca la mochila, busca el pasaje comprado con ahorro de muchos meses para reconfirmar lo que ya sabe: plataforma 24 a las 15 45 destino Córdoba.






Al final los dos eligieron Córdoba. No la conocen, no es tan lejos y los cerros les gusta, cuando hablaban soñaban que ambos subirían a alguno muy alto. Hay personas mayores y menores que andan dando la vuelta por la terminal, los vio varias veces, no son pasajeros. También están los policías de chaleco naranja fluo, que de a dos caminan con las manos atrás, como el portero de una escuela. Luciana no llega, Ramiro está cada vez más nervioso. El micro ya en la plataforma, y algunos que estaban haciendo fila comienzan a subir.






No la ve. Respìra profundo, cree que lo dejó solo, que no lo ama en realidad. Que le dijo que sí para contentarlo, o quizás jamás creyó qué tan en serio iba la propuesta. Ramiro estaba muy triste porque se había ilusionado, fue yendo de a poco hasta la plataforma, mirando hacia atrás esperando un milagro como el de las películas y una aparición corriendo o esas cosas. Pero no.






El chofer le pide el pasaje y lo deja subir con la mochila directamente, se sienta y se pone contra la ventana para que lo viera si es que llegaba. Se cierra la puerta y arranca. Ramiro llora. El lugar de al lado quedó libre. Una mujer le pregunta si está bien y le alcanza un pañuelo, que es el que tendría durante todo el viaje en la mano.






Miró el campo, la ruta angosta y las vacas, quería ver en el campo vacas desde el micro. No durmió nada, seguía pensando en ella. Por la noche llegó a Córdoba. La policía lo estaba esperando en la terminal. Luciana había avisado a la madre de él lo que ambos harían. Se bajó sintiéndose un ladrón. Aunque con un guardapolvo puesto no conocía otro. Lo llevaron a una oficina, habló con su mamá, ella lloraba y le gritaba, él también estaba triste.






Volvió en otro micro a las dos horas. De nuevo sin dormir, viendo campo y ruta. “Sos muy chico pero ya tuviste tu primer desengaño amoroso”, le susurra la madre a la noche cuando le da un beso y le apaga la luz de la habitación. Ramiro no entiende lo que le dice.






Mañana tiene clases. Pero sueña con Córdoba y sueña con Luciana.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

La experiencia es eso que empezamos a tener de chicos y no nos damos cuenta...