"Reflejo de desconfiado" -Cuento corto-

“Qué pena, no está ahora”, me dijo el hombre que limpia en la entrada a la iglesia. “Si lo espera un ratito seguro que ya viene, fue a hacer un trámite”. Seguí el consejo y me senté en un costado. En el silencio tocar con un pie el banco de madera significa que retumbe como si un sismo fuera cercano. Me puse a mirar los santos, habría unos tres por lado, con tulipas en bronce y base de madera que los iluminaban en la cara. El piso es de color crema, de algún mármol de esos que se ven cansados de tanto uso. Me pareció que el techo era bajo, pero colgaba una araña. En el altar la cruz a la izquierda y a la derecha María y José. O eso supuse, a la distancia. En el medio, Santa Rosa. Cuando ya miraba el reloj con algo de molestia, apareció el cura. El “trámite”, me pareció, eran las facturas que en la bolsita traía. Me miró y me dijo buen dia. Le conté que quería hablar de algo que me estaba pasando pero que quizás él no lo iba a entender. “Si no me lo decís, efectivamente nunca lo voy a entender”. Nos sentamos y le conté la tradición familiar que me pesaba, que a la noche no me dejaba dormir, que yo no seguía porque creí que dominaba hasta que dejé de engañarme a mi. Era rezar. Yo no lo hacía. Casi por costumbre. Pero algo, le dije al cura, hace que yo venga acá para buscar alguna respuesta. Abrió el paquete de facturas y lo puso sobre el asiento de madera, para que comiéramos. Me dijo “esta es la casa de Dios, pero no está siempre acá. Va a lugares donde creen que lo necesitan. Probá rezar. Creo que te encontró él antes que vos a él”. Lo miré y le di la mano, con cara de desconfiado. A la noche recé por lo primero que se me ocurrió: que se me vaya de una buena vez el resfriado. Prometí que si bajaba la fiebre iría al cura a confesarlo. Al otro dia, temprano, fui a la iglesia. El hombre en la entrada estaba limpiando. Me fui a la panadería y encontré al cura comprando. Le dije que tenía razón. Y me dijo “no, él (señalando la iglesia al lado) tiene razón”. Compró medialunas y volvió a la iglesia. Yo aun sigo rezando.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Reflejo de desconfiado”-Cuento corto. Una historia no real con base en la iglesia de mi barrio. Homenaje al cura, a la panadería de al lado, y a lo que en cada uno provoque si por costumbre alguna vez hayan estado rezando.