"Un orgullo, un hermano" -CC-



Daniel iba por la página 16. Subió al colectivo sin perder el párrafo que estaba leyendo. Se afirmó bien en sus piernas y un brazo sosteniéndose en el pasamanos. Le estaba interesando el inicio: contaba el viaje de dos hermanos a ver a un tercero luego de años de no hablarse. Lo asoció a él. Hacía mucho tiempo perdió noticias de su hermano luego de la pelea.



"Nos va a separar una mujer?"...sí, respondió él. Y un amor puede unir a dos pero definitivamente separar a tres, alguna vez le dijeron. Nunca más supo de él, pasaron cinco años.



Volvió al libro, se pudo sentar. El relato decía que fueron a buscarlo a su barrio y les dijeron que ya no vivía ahí. Los hermanos se resignaron y tomaban un café mientras se echaban culpas. Daniel casi razona en voz alta: "¿cómo no se les ocurre ir al registro de las personas, o buscar por internet?. ¡qué pocas ganas de averiguar!".



De pronto alguien saca boleto. Tiene una campera marrón, un celular en la mano, un bolso cruzado en bandolera. Sí, era su hermano.



Carraspea, de nervios junta las manos y el libro se le cae. Lo ve venir y Daniel elige mirar para abajo y buscar el libro en el piso. Cuando se incorporó su hermano ya estaba en la parte de atrás. No lo vio. No se vieron. Maldito el orgullo que por amor se confunde y hace de amigos, enemigos. O de hermanos, desconocidos.



Se bajó del colectivo, fue a tomar un café. Y como en el libro, a echarse culpas a sí mismo.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

No tengo hermanos. Presumir aquello que les pasa sería mentir(me). Pero el orgullo es desechable cuando nos aleja de otros y de nosotros, de lo que debemos ser..