"El amor de cualquier plaza" (cuento corto-CC-)



Sentado, el hombre se puso a mirar una hoja que se iba moviendo con el viento. Chocó contra el banco de la plaza y caprichosamente no se movió más. El frio lo trajo de nuevo a su presente. ¿Le había dicho ella, el amor, algún horario en concreto?. Tenías ciertas esperanzas, cierta en fe en miradas que cruzó en momentos del día que, sentía, ella también necesitaba.



Y ahora estaba ahí, esperándola. Pero no había nadie y el frio es como la soledad: duele mucho más sin testigos. De pronto, enderezó sus anteojos. Era ella. Tapado largo, botas al tono, cartera debajo del brazo, mirada al piso. ¡La imagen parecía la de una marca de ropa!. El viento movía su pelo corto. Pasó y él hizo un ademán. Ella dijo "¿vos qué hacés acá?" y siguió caminando sin esperar respuesta.



El hombre se puso de pie y la miró irse. Comprendió que antes de esperar por alguien, ese alguien debe saberlo. "Mañana le digo algo" pensó con la seguridad de no ser oído en su promesa de amor. Mañana, quizás, no haga tanto frio...

1 comentarios:

Gabriel dijo...

Hay que decir siempre las cosas antes de que sea demasiado tarde. Pero ojo.Tampoco hay que decirlas antes de que ocurran.¡El equilibrio es de ustedes!.