"Casas encadenadas" -Cuento corto-

Venia caminando y encontré mi casa cuando era chico. Estaba tal cual la dejé a los 11 años, con los marcos de la puerta despintados de tantos pelotazos, con la pared descascarada en la base y una planta que pinchaba en el frente de la que nunca supe el nombre. Con la mano empujé la reja bajita y el chillido inconfundible sonó, ese que resiste la memoria emotiva. Salí y me crucé. Mi escuela secundaria tenía la bandera del frente en eterna media asta porque el mástil estaba oxidado. Cuatro escalones en la entrada y tras las puertas de madera un largo pasillo gris hasta el patio, todo eso lo vi desde afuera. Al lado, la casa de la abuela. Donde se oían los golpes del taller de muebles de don Nieva, a la vuelta, y el sol reflejado en la antena de televisión le daba al techo forma de nave espacial inventada. En diagonal está la facultad, donde siempre entré y salí cansado, de ventanas grandes y el hombre en la puerta, custodiando la nada como si la protegiera. Ahora parado en el frente de mi casa busco las llaves y saco tres distintas, la de mi infancia, la de la abuela, la actual. Empujo y entro dejando mis recuerdos en esa cuadra que camino cada vez más lento.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Casas encadenadas”-Cuento corto. Me quedó la imagen de la película “El origen”, y cómo uno de los personajes armó una cuadra con los edificios que marcaron su vida, todos reunidos. Amontonando recuerdos en 100 metros.