"Errado precavido" -Cuento corto-

1991. El cielo completamente gris. La calle absolutamente embarrada de lado a lado y yo, no sé si tan mojado como resignado en el fondo, miraba la situación con las manos en la cintura. Tenía que cruzar hacia el otro lado para tomar el colectivo. Las calles de tierra cuando llueve forman al paso de los autos dos zanjas parejas por donde a veces se puede caminar. Esta vez todo era agua y tierra mojada. Durante cuatro cuadras seguí caminando derecho sin encontrar la manera de poder cruzar. Me arremangué el pantalón jean, que para esa altura ya era una piedra mojada, y pensé que al final mis medias necesitaban un cambio, asi que las podría sacrificar. Me daban pena las zapatillas porque tenía sólo un par. Luego de dos eternos minutos me animé. Crucé casi en diagonal. Tenía la extraña sensación de caminar sobre algo parecido a la crema, que hacía ruido cuando levantaba la pierna para volver a pisar. Decidí no mirar hacia abajo para no deprimirme aunque sentía que cada vez me hundía más. Llegué al otro lado. Puse primero un pie sobre el mejorado del frente de una casa y luego con dificultad el otro pie. Miré pero el colectivo no venía. Bajé la vista para verme las piernas y la parte de los pies estaban de otro color. Mis plantillas hacían ruido y las sentía como flotando. Me detuve a ver mis pasos marcados en la calle de tierra. Parecían los del hombre llegado a la luna, casi redondos y con alguna forma de la zapatilla. Lamenté mi único par de zapatillas. Se ve venir el colectivo. Es de los viejos, muy viejos. Me subo y el chofer me ve la facha. Le dije que no se podía cruzar, que me embarré. “Te hubieras quedado de ese lado y yo te abría la puerta de acá”, en referencia a la puerta del lado del conductor, el colectivo aun tenía de esas. Yo lo miré y pensé que por precavido a veces no se ven mejores soluciones. Llegué a mi casa y mi vieja me recibe con horror. Aun el barro seco en mi ropa y me dice “Mañana es tu cumpleaños, andá a comprarte unas zapatillas, esas no dan más. Es mi regalo”. Yo la miré y pensé que por precavido tampoco acá había visto mejores soluciones. Desde ese dia, para la lluvia tuve un exclusivo par de zapatillas. Y además, un amigo que me abría la puerta del lado del conductor.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Errado precavido”-Cuento corto. A veces hay que hacer las cosas sin andar pensando en los resultados o en las culpas por haber decidido algo. Hasta cruzar una calle. Mi homenaje a Moreno, donde pasé mi adolescencia. Esperar en José María Paz y Urquiza el colectivo bajo la lluvia significaba embarrarse un poco. Dejé de ir y ahora ya la han pavimentado, cruzarla antes era un verdadero cuento. Mi recuerdo con cariño a toda esa época de mi vida.