"Doctor Domingo" -Cuento corto-

El muchacho sabía que todos los años se resfriaba fuertemente hasta quedar en cama unos diez dias. Que atacaba su garganta y solía ser faringitis. Estando en el primer año de secundaria fue por un certificado para presentar en la escuela. Pidió turno con su médico, el que ya lo conocía de toda la vida. La sala de espera era triangular, con el correspondiente cuadro de la enfermera con la cofia blanca y el dedo tapando su boca. También colgaban publicidades de viejos remedios. Cuando le tocó turno, el muchacho le dio la mano al médico y le explicó la situación. El hombre lo sentó en la camilla y tomó su pulso. Lo hizo recostar y luego volver a incorporarse, toser. Le miró la garganta con esa especie de espátula muy fina de metal. Le diagnosticó lo de siempre: faringitis aguda. Le dijo que estuviera acostado hasta que le bajara la fiebre y que tomara recetados unos comprimidos antivirales. El médico buscó el sello para poner en la receta y el muchacho empezó a reírse. “¿Qué pasa?”, le dijo el médico. Nada, contestó el muchacho, nada. Ambos se pusieron de pie y se dieron la mano. En el clima estaba el cambio y fue extraño, se quedaron mirándose dos segundos. El muchacho se acercó y lo abrazó, el médico correspondió al saludo y lo palmeó en el hombro. “Suerte. Mucha suerte”, le dijo ya con la puerta abierta. El muchacho sólo lo miró y por timidez no le agradeció. Cerró la puerta del consultorio y ya en la calle se apuró para no sentir nostalgia. A los 14 años visitaba a su pediatra de toda la vida por última vez. El muchacho se sentía hombre. Con faringitis.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Doctor Domingo”-Cuento corto. Para los que viven en San Antonio de Padua el Doctor Domingo fue una institución entre médicos pediatras. En Zárate y Edison su consultorio durante años era cita obligada de varias generaciones. Hasta que un dia, a los 14, mi faringitis crónica se fue a otros rumbos. Este texto es un pequeño y humilde homenaje para él.