"Los reyes de Devoto" -Cuento corto-

Desde Villa Devoto dos hombres llevan un enorme espejo. Lucen cansados, pareciera que hace días caminaran, sus guantes son de color naranja y están bastante gastados. Cruzan la ciudad, siguen una ruta, salen del infierno. Se turnan para descansar y uno siempre se queda despierto cuidándolo al espejo, por las dudas. Luego de ocho eternas semanas llegan a un palacio en medio del desierto y tocan la puerta. Les abre un hombre también con guantes, pero blancos y relucientes, pide que esperen allí. Ponen el espejo en el piso, los dos miran a su alrededor, todo un lujo como jamás en sus vidas vieron. Los hacen pasar a una sala, el Rey mismo los atendería. Apoyan el espejo contra una columna, el Rey aparece. Tiene un halo brillante que apenas distingue su rostro, los hombres sin pensarlo se inclinan como gesto casi natural. “¿Han traído lo que pedí?”. Los dos hombres señalan la columna y el Rey abre grande sus ojos. Se acerca al espejo y se mira, levanta su pera, se pone de costado, acomoda su ropa, gira, se queda unos segundos de frente. Los hombres reciben su paga. Le preguntan por qué quería un espejo desde tan lejos y el Rey dice: “Quise tener un espejo del lugar más lejano que conociera y a la vez, que no me conocieran. Es la primera vez que alguien sin juzgarme ve lo que soy sin otro interés que la verdad: eso es un espejo”. Los dos hombres vuelven a Devoto con la historia del Rey que nadie les creerá. A la noche, ya en sus casas, los hombres se levantan de madrugada y se miran al espejo. Desde ese día se ven como Reyes.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Reyes de Devoto”-Cuento corto. Está basado en una canción de Víctor Heredia acerca de un espejo que era llevado por la calle y la reacción que provocaba en la gente, que se veía reflejada y se asustaba. De la desconfianza que genera lo que en el otro ven de uno, cuando uno mismo no sabe qué ve de sí.