"Busco donde no estés" -Cuento corto-

Salió corriendo. Cruzó la calle mal y por la mitad. Empujó a una señora y sin parar se dio vuelta a ver si había caído: no. Casi. El mismo rumbo dos cuadras derecho, se apuró aun más para ganarle al semáforo de peatones y pudo cruzar la calle. Notaba que la gente lo miraba, razonaba eso mientras seguía corriendo. Incluso pensaba en que no hacía falta correr pero algo lo impulsaba que no podía manejarlo. Cruzó la avenida, en la esquina una playa de estacionamiento, creyó que ahí era. Se puso a buscar detrás de los cuatro autos que estaban pero no resultó ser el lugar. Agitado retomó la corrida, tres cuadras más del mismo lado impar, esquivando mujeres mayores con sus carritos, chicos y mesas en las veredas. Ya sentía que las cosas no tenían sentido. Fue bajando la velocidad, su corazón dejaba de tener razones para correr y eso (que no sabía qué era) ya no lo impulsaba. Se quedó con los brazos en jarra, cerca de una esquina. Tomaba aire. Se miró y se vio espantoso con unos pantalones cortos que fue lo primero que encontró para ponerse. Miró para ambos costados. Vio a la gente, escuchó el ruido de la calle, prestó atención, quizás estaba mirándolo. Se tocó su cabello transpirado y se quedó con las manos en la cabeza unos instantes, cerró los ojos. Se creyó un loco. Sintió pena por él. Juró no contarle a nadie esto porque lo haría ver ridículo. Emprendió el regreso, caminando lento. Contó las cuadras y había hecho 36. Volvió a su casa y fue directo a bañarse. Intentaba razonar mientras miraba el agua caer. No entendía el juego, si es que era un juego. Su vida era muy ocupada para esto que todos los días lo atormentaba, salir sin saber por qué ni para qué. Castigo: hasta que aprenda, todos los días su inocencia perdida lo citará en lugares adonde nunca lo esperará.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Busco donde no estés”-Cuento corto. La inocencia no es la parte de nuestra vida en que creíamos todo sin razonarlo. Es algo más. Es la manera de tomarnos las cosas de grandes y que nos ayudaría a ser mejores, pero cambiamos. Es sutil y no nos damos cuenta. Hasta que la inocencia un día quiere volver y no la encontramos en ningún lado.