"Lo que quiere JM" -Cuento corto-

Juan Manuel a los cuatro años nunca quiso participar en aquel acto del jardín, pero sus padres sí. A él sin embargo le parecía muy tonto dar vueltas en círculos por el patio. Pero lo hizo y todos lo felicitaron. En sexto grado no quería participar del coro porque le parecía aburrido. Pero lo hizo para asegurarse el 10 del profesor de música durante el tiempo en que Juan Manuel cantara allí. En la secundaria no quería hacer grupo con su compañero Gómez. Pero Gómez era amigo del preceptor y era una manera de entrar tarde o faltar, asi que fue su amigo nomás y durante cinco años de colegio no tuvo ningún problema. Con 18 años nunca quiso trabajar con el tio porque le parecía de consentido y todos hablarían mal. Pero se metió en la empresa de exportación de cartón corrugado del tío y ganaba un buen sueldo. Nunca quiso el Fiat Palio que tiene. Pero el papá de su novia es socio de una agencia de autos Fiat y era un desperdicio no aceptarlo tan barato como se lo ofrecieron. Juan Manuel no quería convivir con una mujer tan rápido. Pero si la chica tiene un departamento que le pueden prestar y es amplio, era imposible que se negara. La novia llamada Julieta tenía un gato y él era alérgico, no quería gatos en el departamento. Pero como ella le prometió limpiar siempre las alfombras del suelo para que no hubiera problemas, él aceptó. Vivía estornudando. Juan Manuel tiene ahora 39 años. Excelentes notas en el primario, ni una sola falta en el secundario, amigos, vive bien, tiene un auto, tiene un buen trabajo, una novia que lo quiere y un gato. Así que esa mañana de martes despertó y se quedó sentado en la cama. Tomó coraje y se miró al espejo del placard. Sin hacer ruido armó un bolso y se fue. Nunca es tarde para empezar de una buena vez a hacer lo que uno quiere. Aun a los 39.

1 comentarios:

Gabriel dijo...

“Lo que quiere JM”-Cuento corto. Está bueno de vez en cuando hacer un repaso de lo que hemos hecho y de cuanto logramos porque quisimos, porque lo buscamos o porque no había otra opción. Lo importante es no quedarse con la impresión de siempre estar obligados. Y si así fuera, respirar nunca es tarde. Hacer por uno lo que uno disfruta, aunque mínimo fuera. Para sentirnos. Y bien.